jueves, marzo 20, 2008

EL CASTRISMO COMO ALTERNATIVA

Tomado de Cuba Encuentro.com



El castrismo como alternativa

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Racionamiento, bicitaxis, apagones para ahorrar… ¿Se construye el porvenir con la derrota?
jueves 20 de marzo de 2008 6:00:00
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Por Néstor Díaz de Villegas, Hollywood

¡Qué bien nos iba con la decrepitud, y qué felices éramos con la vejez del castrismo! Su rejuvenecimiento, sin embargo, no augura nada bueno. Así sea un lustro, adelantar el reloj biológico de la tiranía significa otra década de retraso. Nada más devolverle esa fuerza añadida, ya el castrismo vuelve a sus andanzas. Pronto extrañaremos la época en que un enfermo nos guiaba. Hay que temerle al castrismo reformado.

Lo que quiere decir también que debemos prepararnos para un castrismo americanizado, y para una transición que no avanza en el sentido de las manecillas del reloj. Hoy se acepta como algo completamente natural que el capitalismo haya absorbido el castrismo. La incorporación de Guantánamo como municipalidad del Imperio confirma la ratificación de los pactos entre nuestras dos naciones, con la diferencia de que el liberalismo de izquierdas es el nuevo signatario del contrato de bases y carboneras.

Guantánamo, el de las piernas voladas; Guantánamo, el de los desertores desguazados; Guantánamo, ese punto de fuga con minas y bengalas; el Guantánamo que vio a Germán Guerra nadar 24 horas, con su compañero a remolque y sus poemas en un tubo amarrado a la espalda; Guantánamo, el bastión de la crueldad castrocomunista de que habla Pérez Roura, ha sido fagocitado por la propaganda yanqui y eructado en las páginas de la historia con un nuevo e irresistible apelativo comercial: Gitmo. Vaciado y reinterpretado, ya está abierto al público: mezquita del pacifismo sobre las ruinas de la ergástula.

Nos han robado Guantánamo, le han invertido el signo. Pongo este ejemplo para ilustrar el comportamiento probable de un castrismo anexado circulando por los canales educativos de la red mundial de comunicaciones.

Etapa corporativa

¿Cómo se presentará ese neocastrismo? Pues ya se perfila como renuncia de los ideales; como la aceptación resignada de que las metas eran inalcanzables; como un regreso al realismo (también llamado raulismo); y como admisión de la inviabilidad de cualquier empeño de socialización forzosa. La mirada crítica define la etapa corporativa del castrismo. Si antes se habló de soviet más electricidad, hoy se ensaya la fuerza del pragmatismo.

Es con nuestra derrota con lo que se construye el porvenir. Con los medios de transporte a base de carretones; con los triciclos tirados por mulos; con la invención del bicitaxi; con el motor que funciona con agua; con los apagones como modelo de conservación de energía, y con el racionamiento como tuerca de la conservación de alegría.

A partir del deseo de superar el capitalismo, los comunistas de las universidades yanquis han arribado al trapicheo tribal, al redescubrimiento de los rudimentos científicos. La técnica de sobrevivencia cubana se ha impuesto en el mercado de las ideas, y ya se estudia como alternativa al derroche consumista. Nuestros fracasos dieron resultados, pero de la manera menos pensada.

Sería provechoso contrastar, desde esta perspectiva, las dos modalidades de éxito que identifican a los cubanos: el triunfo del proletariado miamense, cuyo signo es el llamado "milagro económico", y el ascenso de la idea de "pobreza como progreso" en la época del imperativo ecológico. Así entenderemos la superioridad de una mercancía que, en cincuenta años, ha acumulado suficiente fetichismo como para llegar a dominar el mercado imperialista.

En los momentos en que el exilio transfiere el mando a un hijo adoptivo de Hialeah, cabría esperar que la victoria —si no política, al menos moral— recayera en las abnegadas operarias de factorías, esa fuerza laboral que ha ejercido el poder desde las trincheras de la producción. Sin embargo, no ha sido así: y que el valor de la economía sucumba otra vez al rigor de la propaganda, da la auténtica dimensión de un castrismo anexado y listo para usar.