viernes, mayo 09, 2008

MARIO VARGAS LLOSA: LA HISTORIA NO ABSOLVERA A CASTRO Y LO RECORDARA COMO UN CAUDILLO MAS

Vargas Llosa: 'La historia no absolverá a Castro' y lo recordará como 'un caudillo más'

'Cuba es hoy un país más pobre, donde hay desigualdades inmensas, entre la vida de la nomenclatura, los turistas y del cubano promedio', dijo el escritor.

AFP/ Nueva York. La historia no absolverá a Fidel Castro y éste quedará como un caudillo de los que "han hecho tanto daño" a América latina, opinó este martes en entrevista con la AFP el escritor peruano Mario Vargas Llosa, quien también calificó como "insensatez" una eventual secesión en Bolivia.

"Las ilusiones despertadas por la revolución cubana no se han realizado en absoluto", declaró Vargas Llosa en Nueva York. "Cuba es hoy un país más pobre, un país donde hay desigualdades inmensas, entre lo que es la vida de la nomenclatura, los turistas y la vida del cubano promedio".

"Creo que la historia no lo absolverá, que mostrará que Fidel Castro fue la continuación de la larga tradición de caudillos que ha hecho tanto daño a América latina", agregó.

Según el autor de La Fiesta del Chivo, "Cuba era un país que al asumir Fidel Castro (en 1959) tenía la cuarta economía más sólida del continente. Había grandes desigualdades económicas, pero había la posibilidad de que eso cambiara y evolucionara hacia formas democráticas".

"Ahora va a evolucionar hacia eso, pero va a costar un enorme esfuerzo porque la faz de una cultura democrática la erradicaron con cincuenta años de dictadura", señaló.

"Sin embargo, creo que se viene la transformación de Cuba. Con la muerte de Fidel va a haber un cambio psicológico que va a acelerar de alguna manera unas reformas que comienzan a aparecer tímidamente, con Raúl Castro y su equipo, que se dan cuenta de que si Cuba quiere sobrevivir, tiene que evolucionar", añadió.

El escritor de 72 años dijo esperar "una evolución pacífica que desemboque en una democracia" en la Isla. "Los cubanos ya han sufrido bastante y no hay ninguna otra alternativa para un país que se quiere modernizar y desarrollar".

Al referirse a la evolución política general de América latina, Vargas Llosa dijo no ser "tan pesimista como algunos que creen que debido a la influencia populista del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, toda la región va a girar otra vez hacia el populismo y las formas colectivistas y estatistas".

"Mi impresión es que eso es una exageración, creo que hay muchos países que resisten esos cantos de sirena de Chávez", como Perú, México y Colombia.

"Por otra parte, en América Latina hay un fenómeno que es muy interesante y nuevo, que es el de una izquierda que juega la carta democrática y que juega la economía de mercado: comenzó en Chile, luego ha seguido con Brasil, con Uruguay, y eso para mí le da un futuro a la democracia".

"En el pasado —dijo— cuando la izquierda desconfiaba tanto de la democracia, porque creía en la revolución, eso no existía. Hoy la cultura democrática tiene una solidez que puede permitirle resistir la influencia de Chávez, que es muy grande sobre todo por los petrodólares, que utiliza como un instrumento, a ratos de coerción y a ratos de soborno".

Vargas Llosa citó el caso "muy dramático" de Bolivia. "Es un país que está partido en dos, un país al que la política de Evo Morales ha tenido como objeto hacer que la otra mitad del país la resista, y eso crea unas tensiones absolutamente terribles, que ojalá no terminen con la democracia".

"Hay que esperar que se produzca de alguna manera un 'modus vivendi' entre esas dos mitades, porque desde luego la secesión sería una insensatez, que sólo traería perjuicios a Bolivia", dijo.

Por otra parte, advirtió el escritor, "si se convierte en un régimen autoritario y represivo, la situación boliviana puede tener efectos muy, muy negativos para el resto de Sudamérica".

Vargas Llosa recibió el martes en Nueva York la distinción de comendador de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, de manos de la consejera cultural de la embajada de ese país en Estados Unidos, Kareen Rispal, en una ceremonia realizada en la residencia del embajador de París ante la ONU, Jean-Maurice Ripert.