domingo, junio 15, 2008

EL CRIMEN DE UN PACTO

Nota del Blogguista


Al fracasado Pacto de Miami, como consecuencia del rechazo de Fidel Castro, le seguiría El Pacto de Caracas, que si fue acepatado por Fidel Castro ya que lo nombraba, entre otros acuerdos, Comandante en Jefe de las fuerzas antibatistianas de dicho Pacto.
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Tomado de El Nuevo Herald.com
El crimen de un pacto

Por Rafael Rojas

La lucha por el poder de la revolución cubana comenzó antes de que los propios revolucionarios llegaran a conquistarlo. Los últimos meses de 1957 fueron un momento decisivo de la confrontación ideológica entre el creciente autoritarismo de la Sierra, por un lado, y las corrientes democráticas que se oponían a Batista en el llano y el exilio. Dos capítulos importantes de esa confrontación serían la intensa y olvidada polémica entre René Ramos Latour (Daniel) y el Che Guevara y la desautorización del Pacto de Miami por Fidel Castro.

En una carta del 31 de agosto de 1957, Guevara proponía a Fidel que, para evitar que ''lidercillos de baja calidad moral e intelectual trataran de suceder a Frank'', se enviara a Santiago a un hombre de la Sierra como Raúl, Almeida, Ramirito o él mismo. Varias semanas después, comenzó un intercambio epistolar sumamente tenso entre el propio Guevara, Fidel y Raúl Castro, de un lado, y Ramos Latour, del otro, en el que los primeros acusaban a este último de haber ''abandonado'' a la Sierra y de confiar en pactos con los ''politiqueros'' de la ortodoxia y el autenticismo.

Daniel se defendió en su correspondencia y durante una visita a la Sierra, en octubre de 1957, aduciendo siempre que la ''lucha no debía circunscribirse única y exclusivamente a las montañas''. La polémica con Guevara llegó a niveles de gran intensidad retórica e hizo evidente, desde entonces, que el comunismo de Guevara y la socialdemocracia de Ramos Latour eran dos ideologías en pugna por el futuro de Cuba. No hubo otro momento en que aquel conflicto, que sólo habría tenido solución en una Cuba socialdemócrata, quedara más claramente expuesto.

En una carta del 14 de diciembre de 1957, Guevara escribía a Daniel: ''Pertenezco por mi preparación ideológica a los que creen que la solución de los problemas del mundo está detrás de la llamada cortina de hierro y tomo este movimiento como uno de los tantos provocados por el afán de la burguesía de liberarse de las cadenas del imperialismo''. Más adelante, confesaba que se ''avergonzaba'' de haber pensado que Fidel era un líder de derecha --``lo que ustedes representan''--, ya que la reacción de Castro contra el Pacto de Miami lo había convencido de que éste estaba ``por arriba de su clase''.

Daniel responde a Guevara el 18 de diciembre de 1957: ''Los que tienen tu preparación ideológica piensan que la solución a nuestros males está en liberarnos del nocivo dominio yanqui por medio del no menos nocivo dominio soviético''. En aquella misma carta, Ramos Latour agregaba que la ideología del Movimiento 26 de Julio se inspiraba en el pensamiento político de José Martí, que consistía en hacer de Cuba un país democrático y próspero, pero con justicia social, y que los pactos con otras fuerzas opositoras eran necesarios y saludables.

El creciente rechazo de los jefes de la Sierra a los líderes del llano no tenía que ver, fundamentalmente, con la queja de que no llegaban recursos, que nunca dejaron de enviarse, sino con la política de entendimiento con los dos principales partidos de oposición --el Ortodoxo y el Auténtico-- y de diálogo permanente con diplomáticos norteamericanos. Armando Hart, que presumía de su radicalismo, escribió en una carta del 16 de octubre a Castro: ``He estado en contacto con círculos íntimos de la embajada [...] Muchas personas vinculadas a nosotros, pero que no aparecen como tales, fueron a conversaciones con el propio embajador''.

Fruto de esa política, que Fidel, Raúl y el Che llamaban ''politiquería'', fue el Pacto de Miami, firmado a principios de noviembre de 1957 por Carlos Prío, Manuel Antonio de Varona, Carlos Hevia y Carlos Maristany, por los auténticos; Roberto Agramonte y Manuel Bisbé, por los ortodoxos; Lincoln Rodón y José R. Andreu, por los demócratas; Faure Chomón y Ramón Prendes, por el Directorio y la FEU; Angel Cofiño, por la CTC; y Raúl Chibás, Mario Llerena, Léster Rodríguez, Lucas Morán y Felipe Pazos --quien sería nombrado presidente provisional--, por el 26 de Julio. A pesar de que la Junta de Liberación constituida llamaba a la ''unidad de la oposición cubana contra la dictadura de Batista'', en un lenguaje muy similar al del Manifiesto de la Sierra, los guerrilleros montaron en cólera.

Raúl Castro escribió: ''indudablemente que estos dos señores (Pazos y Léster) ni fusilándolos pagan lo que han hecho''. El Che Guevara, en la misma carta a Ramos Latour, dirá que ''en Miami se ha entregado el culo en el más detestable acto de mariconería que probablemente recuerde la historia cubana. Mi nombre histórico no puede estar unido a ese crimen''. Y Fidel Castro, en carta a Mario Llerena, concluye: ``la politiquería ha hecho mucho daño en Cuba y tratará de hacerlo también fuera de Cuba. Pero ya hemos logrado que la politiquería se exilie y eso al menos es un avance''.

Así se criminalizaba el pacto y se descalificaba toda oposición que no aceptara la hegemonía de la Sierra y su caudillo.