LA DOCTORA HILDA MOLINA, LOS NEUROTRASPLANTES Y EL CIREN
Tomado de http://www.nuevoaccion.com/
La Doctora Hilda Molina, los Neurotrasplantes y el CIREN.
Por Dr. José Ángel Valdez.
A finales de los ochenta comenzó en Cuba, principalmente en los Hospitales de la Habana y también en algunos hospitales del país, un proceso de selección de médicos jóvenes con el objetivo de formar parte de un grupo de científicos, de primer orden, de primer nivel. Gente sacrificada que fuera capaz de trabajar 12 horas diarias, o permanecer 12 horas diarias de lunes a viernes, y el sábado de manera alterna, un sábado hasta las 2 de la tarde y otro hasta la 7 de la noche, comenzando lo horarios a las 8 para los médicos y a las 7 las enfermeras. Eso era conocido en el argot médico cubano como horario de contingente, similar a lo que venía ocurriendo en el llamado Polo científico, lo cual no era más que una forma de tener a la juventud aislada, sin tiempo para pensar y reunirse; porque ese en fin de cuentas es el objetivo primario de la dictadura-tiranía, impedir que los jóvenes piensen y se reúnan.
Me encontraba realizando la Especialidad de Medicina Interna, en el Hospital Clínico-Quirúrgico de 10 de Octubre, conocido por los cubanos de antaño como La Dependiente; luego de haber estado casi tres años en este hospitalito que estaba casi igual que en su fundación allá por 1879; decidí enrolarme en lo que llamaban Neuro-trasplante. En aquellos tiempos venían los Dres Lázaro Álvarez y el Dr. Padrón, buscando médicos jóvenes y fui seleccionado como alrededor de 300 médicos más en todo el país.
No sabíamos bien de que se trataba, pero nos decían que hacían falta Internistas para el manejo integral de los pacientes que serían operados de Parkinson, ahí es cuando luego de varias entrevistas dirigidas por la Dra. Hilda Molina y el Dr. Antonio Santana, fuimos seleccionados inicialmente tres médicos jóvenes que no diré sus nombres para no implicarlos en nada.
( Hilda Molina y Fidel Castro en una visita de Castro al CIREN )
Nos trasladaron al CIMEQ en tan solo una semana luego de saber que habíamos sido aprobados, lo cual constituye un verdadero récord, bajo la ayuda de un tal Dr. Antúnez, otra crápula corrupta del MINSAP, y como por arte de magia en tan solo una semana estábamos en el susodicho CIMEQ, que no es más que el Hospital donde se atienden los principales represores del pueblo cubano, la camada de los generales, los coroneles, los miembros de los órganos represores de MININT, la DI, LA CIM, y todos los desgraciados que oprimen al resto de los esclavos que habitan la Isla. Tiempo después que coincidió con nuestra permanencia en esta institución capitalistoide, fueron añadidos a la lista de pacientes las hordas fascistas del llamado contingente Blas Roca, los miembros del Polo científico y los héroes nacionales del trabajo, con el objetivo de aparentar que era una institución del pueblo y para el pueblo; porque inicialmente desde su fundación allá por 1982 y hasta 1990 era un hospital exclusivo de los que se robaron la Patria y todo lo demás.
Desde el primer día nos dimos cuenta de la gigantesca envidia que sentían lo llamados trabajadores del llamado CIMEQ, porque éramos gente que en un futuro iría a trabajar con la Dra. Hilda Molina Morejón, la llamada fundadora del inicialmente llamado Centro Ibero-latinoamericano de Neurotrasplante y luego llamado CENTRO INTERNACIONAL DE RESTAURACIÓN NEUROLÓGICA, el significado de las siglas CIREN, y que actualmente es dirigido por otra perla llamado Julián Álvarez, y continúan haciendo lo que ya hacía Hilda Molina, luego de los no aparentes muy buenos resultados con los trasplantes, o sea REHABILITACIÓN NEUROLÓGICA, gracias a la labor importante de muchos ex/atletas, rehabilitadores, profesores de Educación Física, verdaderos profesionales en lo que hacían pero con la mala paga característica de este régimen de opresión, odio y mentira. Nos llamaban en tono de burlita…ellos son los de NT o sea Neurotrasplante. Es interesante observar como es la envidia, los del CIMEQ eran unos privilegiados con relación a cualquier trabajador de la salud, pero nos envidiaban porque supuestamente los trabajadores del llamado CIREN íbamos a estar mejor que los del CIMEQ, pero estos últimos no eran capaces de mirar hacia otros trabajadores del sistema de salud cubano, o sea los otros hospitales de la Habana o del resto del país, pura envidia callejera o de barrio.
La envidia era generalizada o sea todos o casi todos los del CIMEQ eran una partida de envidiosos, pero esta era aún más marcada entre la cúpula de los tracatanes-chivatones, perros reptiloides, de los principales dirigentes del Hospital comenzando por la plasta de Alfredo Hernández Martínez, Gil Reyes Llerena, y los neurocirujanos, el hoy fallecido Roger Figueredo, su equipo, su hijo y otros dos o tres niñitos lindos que iban al CIMEQ, así como otra plasta que responde al nombre de Domingo Díaz, uno de los subdirectores por aquel entonces y que en mi opinión personal no era más que un holgazán, cirujano mediocre que no sabía de clínica, y que abusaba constantemente del poder con sus subordinados ya fueran clínicos o cirujanos.
Nuestra labor era estar hasta la 5 de la tarde en el hospital CIMEQ, lo cual nos permitió ver de cerca todo o mucho de lo que contribuiría a despertar de nuestro letargo y descubrir con nuestros propios ojos, las prebendas y lujos de los llamados dirigentes, esa banda de delincuentes corruptos, mitómanos, que han sometido a nuestra Patria, a nuestros hermanos y a nosotros mismos a un sistema totalitario. En estas circunstancias el terror y la represión son la fuerza de su estandarte; lo cual ya está cambiando para bien de nuestra Patria y de nuestros hermanos, gracias a hombres y mujeres que dentro de nuestra Patria son más firmes y contundentes en su lucha. Desde adentro, hombres y mujeres como los titanes Dr. Biscet, Antúnez, mujeres como las Damas de Blanco, Yoani y muchos más que siguen luchando a lo largo y ancho de la Isla en aras de derrocar a esta cruel tiranía, que actualmente está emitiendo sus últimos suspiros.
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