LO QUE FUE Y NO ES
Lo que fue y no es
Por Jorge Salazar-Carrillo
Los economistas chilenos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) que comenzaron a visitar a Cuba temprano en 1959, se sorprendieron del nivel de industrialización de Cuba. El país estaba industrializado a pesar (o tal vez como consecuencia) de tener que competir en su mercado con los productos americanos tan próximos. Y el mayor caudal industrial lo representaba la bioindustria del azúcar y sus derivados (de estos últimos habla ahora el gobierno cubano como si se estuvieran considerando por vez primera). En la realidad histórica de la isla, los ingenios eran plantas industriales bioquímicas de las que se cogeneraba electricidad para las ciudades aledañas a través del aprovechamiento del bagazo de la caña, y del mismo también se producían ya un sin número de subproductos que consideraremos.
Recordemos de comienzo que ya en 1915 el Central Preston en Oriente produjo de la pulpa del bagazo papel para envolver; y para 1928, del bagazo se derivó la celulosa-a de papel en el Ingenio Tuinicú en Las Villas. Hacia finales de la década de 1950 se establecieron tres papeleras basadas en la misma materia prima (dos en Las Villas y una en Matanzas) para fabricar papeles para forrar, de imprenta, para periódicos, corrugados y celofán, fundamentalmente con el proceso Kraft.
De la fibra del bagazo también se pueden derivar tablas de madera dura para utilizar en la industria de la construcción. Hacia mediados de la década de 1950 plantas de esta especie surgieron en Cuba, la original siendo la Cubana Pri-Madera junto al Central Francisco en Camagüey; enseguida se estableció la Cuban Bagasse Products, cerca del Ingenio Andreíta en Las Villas. La manufactura cubana de tablas de fibras de bagazo fue lo suficientemente importante para ser reportada en la revista técnica Sugar Journal en 1959.
Nada de esto debe sorprendernos. Ya hacia finales de los 1940, E. A. Vázquez publicó un artículo muy citado internacionalmente en la Vigésima Conferencia de la Asociación de los Técnicos Azucareros de Cuba, sobre los subproductos de la caña de azúcar. Era de reconocimiento mundial el hecho de que, en cuanto a la diversificación de los derivados de la caña, la industria cubana estaba a la cabeza en el mundo, compartiendo los honores con Australia y Taiwan (colonia japonesa hasta después de la II Guerra Mundial).
De la pulpa de bagazo también se obtiene el furfural, cuyos derivados tienen diferentes usos, inclusive como fungicidas e insecticidas. Y de la mencionada celulosa-a purificada, y su disolución, se puede obtener rayón, aunque con las dificultades que ya apuntara J. J. de la Roza en 1946, como colofón de sus experimentos en la década de 1930. Otros derivados posibles son varios tipos de productos plásticos, aunque sobre los mismos, en contraste con los mencionados anteriormente, Cuba no se encontraba en la vanguardia de su desarrollo.
Las notas anteriores ilustran una de las características más salientes del largo proceso de industrialización cubano, tirado por la borda definitivamente hacia mediados de los 1960: su dispersión geográfica. La industrialización de los países en vías de desarrollo se concentra generalmente en sus ciudades principales, y muy frecuentemente en la capital. En Cuba la dispersión del proceso industrial se extendía a todo lo largo de la isla, trayendo el modernismo que el mismo generaba prácticamente a todos los municipios de la nación.
En cuanto a los subproductos de la caña, prácticamente sólo hemos tocado el bagazo. En un artículo subsiguiente nos referiremos a los otros derivados.
Dtor. y prof. economía, FIU; Sr. Fellow
no resident, Brookings Institution.
Fonte: El Nuevo Herald
http:www.elherald.com
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