BARACUTEY CUBANO

Nota del blogguista

Jejejeje....

Nicolás, les recordastes, con esa petición de civismo, lo que muchos de ellos fueron en la Cuba Castrista: carneros, borregos, ovejas y otros ovinos y caprinos, que NUNCA fueron capaces de levantar la frente, o siquiera la vista, para pedirle al Amo de la Barba la restitución del menor y más elemental de los derechos.

Aclaración: No soy del exilio histórico, sino muchísimo más reciente..

Por Nicolás Águila


En el contexto de la actual campaña electoral en Estados Unidos se ha puesto sobre el tapete la cuestión de los viajes a Cuba. Al igual que Obama, los candidatos a congresista por el Partido Demócrata en el Sur de la Florida se pronuncian por flexibilizar los viajes a la Isla que realizan los cubanos residentes en Estados Unidos, de modo que puedan ir a su país de origen cuando lo deseen y no cada tres años. Por el contrario, los congresistas cubanoamericanos del Partido Republicano, que este año se juegan su reelección, están a favor de mantener las actuales restricciones que marca la ley.

Las restricciones a los viajes han causado irritación en un determinado sector de la comunidad cubana en Estados Unidos que mantiene fuertes vínculos afectivos con Cuba, particularmente los que suelen viajar a la Isla todos los años por razones familiares.

Algunos de ellos han sido muy críticos con esas medidas restrictivas y han celebrado manifestaciones y actos de protesta. Alegan su derecho de viajar libremente a donde deseen y abogan por la modificación de la legislación que regula las visitas a Cuba.

Sería deseable que muchos de esos activistas pro viajes a Cuba (entre los cuales, por cierto, abundan 'mulas' y traficantes inescrupulosos) tuvieran también el mismo civismo de protestar contra la abusiva política consular del régimen cubano. No les sucedería nada por manifestarse en Miami, Washington o Madrid, a no ser que teman ser fotografiados por agentes castristas.

Alternativamente, podrían dirigir a la Sección de Intereses de Cuba en Washington una petición en la que, con igual vehemencia, le demandaran al régimen castrista la eliminación del humillante permiso o visado de entrada para viajar a su propio país. Pero si no se sienten humillados rogando un permiso para visitar su tierra de nacimiento, o si realmente lo necesitan por razones famimperiosas, al menos que exijan los siguientes puntos:

(1) que se normalicen las tasas excesivas que cobran por dicho visado o permiso de entrada a Cuba;

(2) que se agilicen los trámites para conceder el permiso de entrada, de manera que se efectúe por lo menos en el mismo plazo y con la misma cortesía que para los extranjeros (es bien sabido que el visado de un español tarda días, mientras que el mismo trámite a un cubano le puede llevar meses);

(3) que no demoren burocráticamente (o vengativamente) los permisos de entrada en los casos realmente humanitarios (que son los menos). En caso de fallecimiento o agravamiento de un familiar enfermo, la autorización viene a llegar después del entierro;

4) que el permiso de viajar a Cuba no tenga un carácter selectivo y discriminatorio para los cubanos. La visa para viajar a Cuba se otorga a discreción y puede ser denegada por razones políticas. El mensaje es claro: viaja a Cuba quien se 'porte' bien, pero se castiga al que asuma públicamente su activismo anticastrista;

(5) que cese el control extraterritorial sobre el individuo que supone el Permiso de Residencia en el Exterior (PRE), mediante el cual el cubano residente en otro país no necesita visado para visitar su patria, pero paga el alto precio de mantener un bajo perfil político y comportarse como un cederista en el país donde resida;

(6) que cobren tasas razonables por la emisión del pasaporte cubano, que es el más caro del mundo, y que además suspendan la obligatoriedad de renovar dicho pasaporte cada dos años, pagando por el trámite una suma considerable;

(8) que cobren razonablemente por la legalización de certificaciones de nacimiento, títulos, expedientes académicos, así como otros documentos, por los cuales hay que abonar cientos de dólares o euros, según el caso;

(9) que los consulados cubanos traten a los nacionales con el mismo respeto y cortesía que le dispensan a los ciudadanos de otros países (sucede con frecuencia que un cubano llama a su consulado en Madrid para hacer una consulta y no lo atienden; después llama un español, o el mismo cubano cambiando el acento, y le ofrecen amablemente toda la información);

(10) que las autoridades cubanas entiendan de una vez que, de acuerdo con las normas civilizadas que rigen las relaciones internacionales, los consulados tienen como objetivo apoyar y proteger a sus ciudadanos en el exterior, y no maltratarlos, explotarlos y humillarlos según la práctica castrista.

Entiendo las razones que tienen muchos cubanos para viajar a Cuba. Tengo parientes y amigos que van a ver a sus familiares y no ignoro la importancia humana, incluso humanitaria, que revisten esas visitas. Pero aun cuando pudiera comprender el descontento de cierto sector con las restricciones norteamericanas a esos viajes, me asombra que no suela condenarse lo que es mucho más condenable: el abuso del régimen con los cubanos de fuera y la cobardía de aceptar callados ese abuso con tal de pasarse un par de semanas en Cuba.

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Un lector hizo este comentario que yo añado:

Muy buen post, ¿No faltaría pedir que dejaran de cobrar descaradamente el alto impuesto por cada mes que se está en el extranjero con persmiso de salida si se quiere regresar antes de los 11 meses a Cuba?