EL RAULISMO Y LA VARIABLE AGRIDULCE PARA LA DISIDENCIA
El raulismo y la variable agridulce para la disidencia
Por Guillermo Fariñas Hernández.
Santa Clara, 31 de julio de 2008, (SDP) La progresión de la oposición pacífica y pública tiene insomnes a los nuevos mandantes en el aparato de poder de la denominada revolución cubana en la etapa raulista..
Los distintos grupos que ejercen la represión en Cuba tratan de convencer a Raúl Castro Ruz de cual es la mejor manera de neutralizar a la disidencia.
En el equipo multi-disciplinario (EMD) de la Contra Inteligencia Militar (CIM), que depende nominalmente del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR), se ha arraigado la opinión: “….darle a cada cual, lo que le toca”.
Consideran estos especialistas de los más disímiles campos de las ciencias, que debe buscarse un equilibrio en el castigo a los antitotalitarios. Excederse en la represión a los isleños, sería proporcionarles armas a los enemigos raigales del socialismo cubano y que estos manipulen a la opinión pública internacional.
Por el contrario, estos expertos no están dados a permitir una represión blanda, que les permita a los oponentes vivir bien materialmente y ser desmovilizados por la humana corrupción de sus egos, pues plantean a los gobernantes: “todo no es tan fácil como se plantea teóricamente”.
Los ponentes del EMD de las Fuerzas Armadas Revolucionarias creen a pies juntillas, que el asunto podría írseles de las manos, debido a que la mayoría de un pueblo lleno de necesidades en los abastecimientos, vería que con la actitud de hacerse opositor, se mejora ostensiblemente.
Entonces, muchos adoptarían esa posición de enfrentamiento al estado. Les traería ganancias adoptar esa posición contestataria. También arguyen los versados especialistas en represión, que habría opositores públicos al castrismo, que no se dejarían comprar con prebendas y mejoras materiales.
Ellos orientan a la nueva dirección del gobierno dentro de la isla, a que se haga un estudio pormenorizado de las personalidades de cada uno de los discrepantes. Que se investigue con marcado énfasis, las motivaciones y métodos conductuales de cada disconforme que haga oposición no violenta al régimen.
Después de realizada la pesquisa sobre sus conductas, serán calificados dentro de un trío de categorías operativas. Los Contrarrevolucionarios Activos-Subversivos en Calle (CAS-C) y los Contrarrevolucionarios Activos-Subversivos en Domicilios (CAS-D).
A estas dos denominaciones se les une una tercera, que son aquellos disidentes que tienen una proyección fluctuante. Esto es por efectuar sus actividades anti-castristas, tanto en las calles como dentro de las casas. Son denominados Contrarrevolucionarios Activos-Subversivos Mixtos (CAS-M).
Estas calificaciones son esenciales para el gobierno en el poder, pues ellos consideran altamente peligroso, que la disidencia tome las calles. Los poderosos temen que cualquier manifestación pública de desacuerdo con el status quo, por un inesperado exceso de represión, pudiera desencadenar la contenida ira popular.
Debido a esto, los ciudadanos en las categorías CAS-C y CAS-M son vigilados estrechamente. Los más activos tienen un seguimiento notorio, el llamado “Chequeo Japonés” las 24 horas del día. También existe la orientación de golpearlos por las zonas del cuerpo poco evidentes durante el proceso de detención y traslado.
A los otros disidentes, denominados CAS-D por la Seguridad del Estado, se les da un tratamiento profesional y hasta con respeto personal. Su objetivo es crear una división ficticia, entre las distintas facciones que hacen disidencia en Cuba. Tienen los mismos objetivos, pero se diferencian por sus respectivas conductas al hacerla.
A esto se unen las ordenes dadas a los agentes infiltrados por la Policía Política en las filas de la oposición, quienes rezan como supuestos opositores al poder de los Castro Ruz. A estos se les orienta criticar de manera constante y siempre en términos peyorativos, a aquellos disidentes que intentan tomar las calles.
Los conceptos más usados por los modernos colegas de Judas Iscariote es que esos disidentes buscan un protagonismo excesivo. Son unos provocadores sin remedio, que por sus acciones pudiera desatarse otra gran ola represiva. Y no faltan los que los tildan de sujetos con trastornos en sus personalidades o hasta de dementes.
Tampoco recomiendan la iniciativa de una represión masiva a la disidencia, porque radicalizarían a sus oponentes, como ya ocurrió después de marzo del 2003. Argumentan que es mejor mantener a la oposición no violenta cubana, atomizada y con desconfianza mutua entre “los que hacen la calle” y los que se oponen a ese modo.
El Equipo Multi Disciplinario respaldado por el omnipresente y omnisciente vicealmirante Julio Cesar Gandarilla Bermejo, jefe de la Dirección de Contra Inteligencia Militar (CIM), trata de atenuar el miedo a perder el poder de la cúpula gobernante del Raulismo. Por eso propone la variable agridulce para la disidencia. cocofari62@yahoo.es
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