jueves, septiembre 25, 2008

EL HURACÁN DE RICARDO Y DE LOS CAUTIVOS DE ABRIL

EL HURACÁN DE RICARDO Y DE LOS CAUTIVOS DE ABRIL



Por Iria González Rodiles


Será terrorista de Al-Qaeda o de ETA porque a veinte años de prisión, no se condena por gusto a nadie, dirán ustedes. Y dicen bien, en parte: a ninguna persona se le condena por capricho cuando la democracia y el estado de derecho son auténticos y efectivos. O, por lo menos, cuando existe un mínimo sentido de lo justo y de lo humano.

Tal vez, sea agente de la CIA o la KGB, o espía de algún otro de los sucios servicios de inteligencia mundiales, porque antes de la sentencia definitiva, el Fiscal solicitaba cadena perpetua para el acusado, también podrían suponer ustedes.

Quién sabe si hasta tenía vínculos con los narco-terroristas-guerrilleros de las FARC en Colombia... o traficaba con personas y niños... o era un asesino en serie... o un violador que secuestraba y prostituía mujeres y niñas... o era un cabecilla del vandalismo callejero... o dirigía algún movimiento armado... de todo lo malo del mundo debe ser quien se halla detrás de los barrotes por veinte años, imaginarán ustedes, impresionados.

En definitiva, debe ser un hombre muy peligroso, temible, capaz de hacer temblar a débiles y a poderosos, por eso lo encerraron, concluirán.

Craso error. Porque Ricardo González Alfonso, a quien el Fiscal pedía cadena perpetua, luego, treinta años y, finalmente, fuera condenado a veinte años de cárcel no es terrorista, ni espía, ni narcotraficante, ni asesino, ni violador, ni violento, ni delincuente, ni nada de todo lo malo que abunda en este mundo nuestro. Tampoco integran este tipo de lacra humana, ninguno de los condenados, junto a Ricardo, durante la racha castrense del 2003, izquierdazo que logró oscurecer la siempre hermosa primavera cubana.

¿Quién es Ricardo González Alfonso, entonces? ¿Qué hizo él, qué hicieron los demás, para merecer tanto castigo y ensañamiento?

Un rostro en la muchedumbre de los presos cubanos

En primer lugar, Ricardo es un hombre que, a sus cincuenta y tantos años, posee gran sentido del humor. Y, como no hay nada más serio que el humor, también no hay nada que moleste más a las dictaduras que la risa. En segundo lugar, es un hombre con mucha energía: por ser hiperquinético y ocurrente, alguien lo llamó ‘l’enfant terrible’. (Espero que conserve su alegría de vivir, aún entre rejas, y su fuerza, a pesar de las constantes operaciones quirúrgicas a las que fue sometido en prisión, tan inesperadamente).

( Álida y Ricardo )

Luego, Ricardo es un poeta “con gracia y absoluto dominio del juego de palabras”, como otro poeta, con cierta autoridad, lo describriera alguna vez. Nunca olvidaré la única carta que, en Cuba, recibí de él cuando ya sufría el cautiverio. Bromeando en la misiva, me decía: ““Ando por la cárcel como un marajá en su harén: con esposas para todas partes; o para ser más preciso: esposado”. Y con una peculiar despedida –“recibe un abrazo de esos que abrasan”— que hasta hoy conservo como definitiva.

Ricardo es, por demás, un periodista freelancer, corresponsal de Reporteros sin Fronteras en Cuba. Creador y director de la disidente Revista De Cuba, donde los colaboradores ejercimos a plenitud la libertad de expresión que proclama el texto Universal de los Derechos Humanos.

Pero, por si fuera poca la “villanía” que le ha motivado tanta cárcel, Ricardo es un promotor cultural de la lectura libre: con la creación de una Biblioteca Independiente, facilitaba el derecho de toda persona a seleccionar la literatura deseada. Él es algo así como un opositor a la quema de libros que se representa en El Quijote y que, en la vida real, acometen las dictaduras, cuando no optan por sepultarlos en algún depósito o bunker inaccesible al público, como sucede en la Biblioteca Nacional, sita en la Plaza de la ‘Revolución’ habanera.

Es todo cuanto hizo. Es todo cuanto hicieron, también, los demás presos de la Primavera Negra de Cuba: oponerse pacíficamente a los desmanes y arbitrariedades del sistema totalitario, dictatorial, cubano. Sobre ellos, también pudieran escribirse crónicas similares a ésta que ahora escribo.

No, Ricardo, ninguno de los disidentes, opositores y activistas de derechos humanos, encarcelados desde abril del 2003, son ‘sospechosos’ o probadamente terroristas, como sí lo son no pocos prisioneros recluidos en la tan criticada Base Naval Norteamericana del pueblo donde nací: Guantánamo. Sin embargo, nadie grita tanto, nadie difunde y publica tanto, nadie levanta tanto revuelo, tanto alboroto, por los presos de conciencia cubanos, como sí se hace por los supuestos o probados terroristas, retenidos en Guantánamo. Y el hecho levanta sospechas:

¿Una izquierda nostálgica por el fracaso de una ideología, de un ‘sistema’, de su ‘Revolución’ mimada, predilecta? ¿O una derecha veleidosa, preocupada sólo por el poder, la bolsa, el mercado, la crisis? ¿O un centro descentrado, de tendencias promiscuas, sin brújula, a la deriva, confusa, entre los cuatro puntos cardinales? De todo un poco, como en botica.

Denuncia desde la indefensión

Acabo de recibir un mensaje de Álida Viso Bello –esposa de Ricardo— que transmito al pie de la letra para remover conciencias y, aunque no es mi propósito lastimar a nadie, advierto que tan ruda descripción podría remover también el estómago de quienes poseen un elevado sentido de humanidad.

( Ricardo en el VIII Aniversario de la revista Vitral, año 2002 )

Desde una, de todas las degradantes y miserables celdas de las cárceles que se diseminan por la Gran Isla Prisión –la 31-14, del habanero Combinado del Este—, denuncia Ricardo en la voz de Álida:

“(...) existe una humedad extrema con goteras, filtraciones, y se inunda, a pesar que en la celda existen canales confeccionados con pomos plásticos sujetados con hilos, que pegan con jabón en el techo.

“El calabozo donde habita tiene 3 paredes tapiadas (sin ventana), sólo al frente (barrotes) donde no circula el aire natural.

“(...) conviven 36 y mas reclusos en un mismo local donde hay un solo hueco en el piso para hacer las necesidades fisiológicas (no hay tasa sanitaria).

“En ocasiones se tardan 2 meses y más sin tratamiento médico (desde finales del mes de julio [Ricardo] padece de bronquitis y no le suministran medicamentos, así como antihistamínico que debe tomar diariamente.

“Los familiares de [Ricardo] González se sienten preocupados por las condiciones en que se encuentra, así como de todos los prisioneros de conciencia y políticos.

“Ricardo González padece de alergia a la humedad, hipertensión arterial, artritis cervical, trastornos digestivos y circulatorios.

“Lo han intervenido quirúrgicamente en cuatro ocasiones: 13 de enero, 2 y 18 de diciembre de 2005 y el 11 de abril de 2007”.

“Rogamos a personalidades políticas y literarias, ONG, y gobiernos democráticos a que intercedan ante el estado cubano.

La denuncia de Álida podría ser similar o idéntica al resto de las que pudieran formular las familias de los presos de conciencia, políticos o comunes, que languidecen en las mazmorras de la Isla Castrada.

Si los recientes huracanes han causado estragos sin precedentes en Cuba y, en consecuencia, la agudización de penurias y miserias de los pobladores, no hay que poseer mucha imaginación para deducir cómo andan las pequeñas y numerosas cárceles de Gran Isla Prisión.

Póngase usted, pónganse ustedes, en el pellejo de los presos, en el lugar de las esposas, de todos los familiares. Porque palabras me faltan para describir el Huracán Mayor que arrasa –casi acallado, casi relegado— los hogares cubanos, la pobre alma cubana.
Fonte: Identificada en el texto
http://www.cubalibredigital.com
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VIII Aniversario de la revista Vitral, año 2003

En este video y a partir del minuto 4:02 se ven a varios opositores ;en el minuto 4:30 , a Ricardo González Alfonso y a su esposa Álida. Entre los opositores se encuentran además Raúl Rivero, Adela Soto, Diana Margarita Cantón, René Oñate,Berta Peraza,Tata el del Rancho, Valentín Almirall y Víctor Rolando Arroyo Carmona, minuto 7:14, etc. y otras personas como Ernesto Ortiz, poeta y entonces miembro del Consejo de Redacción de la revista Vitral.