martes, septiembre 23, 2008

LOS ÚNICOS CANALLAS

Tomado de http://www.patriadigital.com/


LOS ÚNICOS CANALLAS


Por Orlando Fondevila

A propósito del desastre ocurrido en Cuba tras el paso de los ciclones Gustav y Ike, el régimen canalla de los Castro ha pretendido, como siempre, sacar tajada política. Por un lado, los huracanes le sirven de coartada para justificar el hundimiento nacional. Un hundimiento que todos saben es anterior y de larga data. Por otra parte, intentan manipular los sentimientos humanitarios y de solidaridad de los cubanos y de todo el mundo, vinculando la catástrofe, la superación de la misma e incluso la ayuda emergente para quienes se hallan en una situación de precariedad extrema, a las exigencias y sanciones de que son objeto por su naturaleza totalitaria y represiva. Así, buscan el chantaje humanitario negándose a recibir ayuda de emergencia de Estados Unidos (por el embargo) y de la Unión Europea (por la Posición Común adoptada en 1996). A esto le llaman en España mezclar churras con merinas, y en Cuba decimos que es confundir la gimnasia con la magnesia. Una verdadera canallada.

El embargo y la Posición Común existen por otras razones. No tienen absolutamente nada que ver con ciclones ni ayuda humanitaria. Si el régimen quiere de verdad que se levante el embargo y que se anule sin discusión la Posición Común europea, lo tiene muy fácil: libera a todos los presos políticos, permite la libertad de prensa, de asociación y de reunión y establece un calendario preciso para la celebración de elecciones libres. ¿Le parece excesivo este reclamo a algún demócrata o persona decente en el mundo?

Lo más triste es que haya quienes caigan en la trampa del régimen, y que entre ellos se encuentren algunos cubanos. Que haya quienes repartan medallas de culpa, acusando de canallas a unos y a otros por igual. La siempre equívoca e inaceptable equidistancia. Es decir, que para no ser canallas hay que aceptar la extorsión del régimen. Que no basta con que quienes ofrecen la ayuda lo hagan incondicionalmente, sino que para ayudar haya que aceptar previamente las condiciones de los verdaderos canallas y culpables.

Ahora nos dicen que si no se envía ayuda masiva, si Estados Unidos (obsesión antiamericana) no suspende el embargo y le facilita créditos -que no pagará nunca- a la tiranía, pues puede producirse una situación de ingobernabilidad, de hambre, de desórdenes. Y bien, si eso se produjera, ¿quiénes serían los responsables? De acuerdo con esta lógica supuestamente buenista y piadosa, tendríamos que complacer siempre a la tiranía, porque siempre existiría la excusa de un sufrimiento añadido a la población. ¿Es que somos acaso nosotros los celadores de la tiranía? ¿Es que nos importa ciertamente la libertad? ¿Es que nos vamos a pasar 50 años más suplicando a los facinerosos que esclavizan a nuestro pueblo que, por favor, nos concedan graciosamente algún alivio a nuestra desgracia?

Estados Unidos ha mostrado su disponibilidad, en cuatro ocasiones, de enviar abundante ayuda a la población sin condiciones. También lo ha hecho la Unión europea. Pero en un hecho insólito son los necesitados quienes quieren imponer condiciones. ¿Cómo entonces acusar al donante? Cuba, además, puede comprar alimentos medicamentos y otros géneros en Estados Unidos. El problema reside en que debe pagar y no tiene cómo hacerlo. Por lo tanto, la verdadera solidaridad es el regalo, la donación humanitaria. ¿Créditos? Pero si es que no pagan. Nada. A nadie. Nunca. Japón, por ejemplo, ha suspendido los créditos a Cuba. ¿Es Japón también insolidario?

El régimen canalla no se aviene a enviar ninguna señal positiva. Por pura soberbia y chulería. ¿Qué le costaría, por ejemplo, poner de inmediato en libertad a todos los presos políticos? No, siempre son los otro los que deben ceder.

Este es el momento de aumentar las presiones sobre el régimen. Son inmorales las batallitas para parecer que somos muy caritativos y solidarios, que queremos mucho a nuestros hermanos sufrientes. El verdadero amor y la verdadera solidaridad con la nación cubana y con los cubanos se demuestra luchando sin tregua y sin descanso contra los canallas que tienen secuestrado a nuestro pueblo. La verdadera solidaridad es la lucha por la libertad. No por un poquito de comida o una migajita de libertad. Por toda la libertad.

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