lunes, septiembre 22, 2008

LA INSENSIBILIDAD DEL PODER

La insensibilidad del poder.



Por el Rev. Martín N. Añorga
(Tomado de DIARIO DE LAS AMERICAS)

En Miami y en otras grandes ciudades donde viven millares de exiliados cubanos se ha sentido intensamente el rigor desafiante de los huracanes Gustav e Ike. Mientras tanto, en Cuba los gobernantes de turno aparentemente no se han enterado de esa tragedia y se han desentendido del dolor y la pobreza del pueblo con una altanería que provoca repulsa y rebeldía.

El 24 de febrero del 2008 la Asamblea Nacional de Cuba, en la celebración de su séptima legislatura, confirmó oficialmente a Raúl Castro, de 76 años, presidente del Consejo de Estado, presidente del Consejo de Ministros y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Algunas personas pensaron que el hermano del tirano podría desde el poder auspiciar algunos cambios importantes en el acontecer socio-político de la Isla; pero el tiempo ha demostrado que lo único que ha tenido lugar en Cuba es un cambio de careta; pero no de identidad.

De todos es sabido que la isla mayor de Las Antillas ha quedado devastada. Las fotos, videos e informaciones que desde allá nos llegan coinciden en señalar que las necesidades del pueblo cubano son críticas y reclaman urgente atención. Debiera esperarse que Raúl Castro, el nuevo capataz mayor del país, estuviera recorriendo las zonas afectadas por los huracanes, en contacto con los damnificados y ofreciendo soluciones a la catástrofe nacional que sufren millones de seres humanos; pero no ha sido así. El tétrico personaje continúa con su vida de lujos y excesos sin detenerse a pensar en los niños, las mujeres y los ancianos que lloran por un sorbo de leche o por un pedazo de pan.

El libelo Granma, en un ejemplar de la pasada semana, para poner un ejemplo, dedica su primera página a la advertencia del depauperado tirano mayor de que la muerte violenta de Hugo Chávez a manos de sus enemigos crearía un conflicto continental de imprevisibles consecuencias. Otra noticia es que el “presidente” cubano Raúl Castro ha declarado que Cuba defenderá al complicado presidente de Bolivia, Evo Morales de cualquier intento por despojarlo de su posición., y lo más increíble, sin ponderar los destrozos masivos producidos por los tres huracanes que la han invadido con cruel ferocidad, es el anuncio de que en la Isla se reinician las labores del nuevo curso escolar con la asistencia de más de 2.5 millones de estudiantes. No faltó, por supuesto, la exaltación de los cinco espías terroristas enviados por Cuba a los Estados Unidos, donde están cumpliendo severas condenas de encarcelamiento.

Por la televisión, y no solo en=2 0las empresas hispanas locales, sino en los medios nacionales, se han presentado continuamente escenas dantescas de lo sucedido en Cuba. Mientras en programas radiales y televisivos locales se exalta la desgracia de Cuba, se promueve la recogida de recursos materiales y económicos y se hace un llamado a la generosidad pública para que se vuelquen sobre la Isla la generosidad de los que desde lejos nos hemos apropiado de su dolor, en La Habana, en el presuntuoso programa “Mesa Redonda Noticiosa” se tratan temas totalmente divorciados del clamor del pueblo que sufre.

Los economistas coinciden en señalar que la caótica situación existente en Cuba demanda la inversión de miles de millones de dólares, y que de momento es una emergencia aliviar la desesperante necesidad de alimentos, agua y medicinas que sufre un alto porcentaje del pueblo. Los jerarcas de la tiranía, sin embargo, se mantienen selectivos a la hora de aceptar ayuda foránea. De los Estados Unidos exigen la suspensión del embargo para poder adquirir créditos que les permitan asumir por ellos mismos las tareas reconstructivas que requiere la Isla. Es un descaro inaudito que la tiranía que despoja al pueblo de todos sus derechos, aspire a créditos con cuyos términos jamás cu mplirán. Porque la historia de estos cincuenta años en Cuba nos ha enseñado que los gobernantes cubanos son malversadores, ladrones, salteadores de camino. Muchos de ellos con fortuna manchada de sangre y sudor ajeno, producto del robo despiadado a que han sometido a una tierra otrora rica y floreciente.

La lista de millonarios cubanos que aseguran sus riquezas en bancos suizos es de conocimiento público. La lista de los jerarcas con hijos y familiares instalados en palacios extranjeros es también públicamente accesible. ¿De dónde sacan los hermanos Castro y su corte de despojadores las fortunas que poseen? Pues de la explotación a que someten al pueblo trabajador y a los profesionales que prestan servicios en lugares diversos del mundo, al desvío de las ayudas millonarias que antes recibían de los pases socialistas europeos y que ahora les brinda el napoleónico Chávez. Pruebas hay de que los altos militares cubanos se han enriquecido con el tráfico de drogas y con la explotación del turismo sexual.

Se ha dado a conocer que en el Congreso norteamericano se barajan diferentes proyectos de ley que tienden a suprimir provisionalmente los términos del embargo. Es la típica actitud americana de colocar la generosidad por encima del insulto ajeno. Al mismo tiempo ha circulado la noticia de que la tiranía de Castro está interesada en establecer un diálogo con la Unión Europea por medio del cual lograr acceso a recursos, que de seguro usarán mal, y a créditos, que por descontado está, serán reducidos por la malversación de que serán objeto.

Yo creo que el ejemplo dado por el exilio cubano es enaltecedor. Las piadosas Hermanas de la Caridad y Caritas han logrado reunir cuantiosas donaciones que se están haciendo llegar a la Isla. Organizaciones cívicas, religiosas y hasta políticas se han unido a la campaña de ayuda al pueblo cubano. Empresas comerciales de diferentes intereses se han aliado a los esfuerzos para hacer llegar a Cuba ayuda humanitaria. Y miles y miles de cubanos de humilde extracción se han despojado de sus bienes para enviar piadosa ayuda económica a familiares y amigos.

El pueblo de la Isla, en espe cial los anestesiados por la absurda propaganda marxista, deben darse cuenta de que el exilio no es una aglomeración de mafiosos y terroristas, sino una pujante comunidad llena de amor por la Patria, dispuesta al sacrificio y a la solidaridad.

Nos duele que la jerarquía gobernante de la Isla no abra sus puertas a entidades como la Cruz Roja Internacional, y a otras varias organizaciones que quieren ayudar al sufrido pueblo cubano. Colocar en estos momentos el factor de la ideología por encima de la necesidad de todo un pueblo, exhibir el “orgullo revolucionario” a pesar de que los “revolucionarios” que tanto hablan de logros y conquistas se han mantenido al margen del grito de auxilio que sale del corazón de la Isla, es una actitud incoherente, impropia y desprovista de piedad.

El poder de los que avasallan a Cuba es insensible. Un poder que carece de una pizca de amor es la debilidad disfrazada de arrogancia. ¿No creen los que han sido responsables de la miseria y del aniquilamiento de la dignidad de todo un pueblo que es hora ya de que rompan las cadenas? ...