HELIO OROVIO, MEMORIA IRREPETIBLE DE LA MÚSICA CUBANA
Helio Orovio, memoria irrepetible de la música cubana.
Dedicó 20 años a recopilar letras y melodías de los artistas de la isla
Por Mauricio Vicent
08/10/2008
Helio Orovio no sólo era un gran estudioso de la música cubana, era protagonista y parte de ella y quizás su fabulador más destacado. Respetado por las grandes glorias y también por los intérpretes y autores jóvenes, Orovio era amigo de todos y depositario de leyendas grandes y pequeñas, también de los secretos inconfesables de la música cubana, a la que dedicó su vida. Murió el pasado lunes, 6 de octubre, en La Habana, a los 70 años, víctima de un cáncer, y aunque se llevó en su memoria miles de páginas sin publicar, dejó su Diccionario de la música cubana (biográfico y técnico), una hazaña a la que dedicó 20 años de trabajo y que sigue siendo el único y más completo compendio sobre el tema publicado en la isla.
Pasó las de Caín para escribirlo y terminarlo, más aún para publicarlo en 1992 con la dignidad requerida. Su forma de trabajo siempre fue artesanal y minuciosa. Entrevistó a la mayoría de los protagonistas del Diccionario con lápiz y papel, nada de grabadoras, y llegó a los desaparecidos a través de las historias que le contaron sus hijos, nietos y biznietos, aunque la mayoría de los datos y anécdotas los guardaba en su memoria.
Se le podía ver por las tardes en el bar El Hurón Azul, en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, con un trago de ron en la mano y siempre cerca de una mulata, pero estaba trabajando. En alguna ocasión me llevó de recorrido para visitar a maestros tan olvidados como él. Era un espectáculo. Decía: "Hoy vamos a ver a Rosendo Ruiz hijo, autor de chachachá Rico vacilón y Los marcianos [aquel de "Los marcianos llegaron ya / y llegaron bailando ricachá / ricachá, ricachá, ricachá / así llaman en Marte al chachachá"]". Y te ponía delante de un genio.
En 2003 se publicó en Estados Unidos una versión en inglés de su famoso diccionario bajo el título Cuban music from A to Z. La revista Billboard lo calificó de "compendio imprescindible para comprender cuál es la real dimensión de esa pequeña isla en el continente de la música", según recordaba ayer el crítico Pedro de la Hoz.
Sus ensayos son eruditos, e incluyen varios estudios monográficos sobre el danzón, el bolero y el chachachá y la antología memorable 300 boleros de oro. Colaboró como asesor musical en diferentes programas de la televisión cubana y también tocó la percusión en diversos grupos musicales, entre ellos los conjuntos Casablanca, Habana Jazz, Zombie y, recientemente, en Los Jóvenes del Cayo. Helio Orovio era una figura irrepetible y con él se va una buena parte de la memoria musical cubana, sin duda la más picante y sabrosa. Esa que contó tantas veces entre tragos de ron, pero que nunca publicó.
EL PAÍS
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