LA ECONOMÍA CUBANA SIN RUMBO
La economía cubana sin rumbo
Por Elías Amor Bravo
Valencia
SE HAN ENCENDIDO las alarmas económicas en Cuba. El mismo día en que Barack Obama obtenía la victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, dos representantes del régimen castrista se han descolgado con sendas declaraciones en las que vienen a confiar en un resultado de la economía cubana positivo para el presente año y el que viene. ¿Propaganda para ocultar la realidad?
Primero, el vicepresidente Carlos Lage afirmó que la economía del país crecerá alrededor de un 4% en el 2008, a pesar del paso de dos huracanes que dejaron pérdidas superiores al 10 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), y añadió con un exceso de optimismo, “va a crear condiciones para seguir avanzando en los años siguientes''. Si eso es así, el descenso del crecimiento económico, oficialmente reconocido, será de la mitad con respecto al año anterior. Un auténtico mazazo para la economía de la Isla.
También, José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación, durante la última jornada del III Congreso de Economía de la Salud latinoamericano y caribeño, insistió en la misma línea, al señalar que “el presente año será de crecimiento económico para Cuba, a pesar de que el segundo semestre, por el azote de los huracanes, no arroje los resultados del primero, el cual cerró con un 6%”.
No es fácil compartir ese optimismo de los dos representantes castristas en materia de asuntos económicos. La discusión sobre el crecimiento real de la Isla se viene desarrollando en los últimos años, sobre todo desde que CEPAL renunció a dar por oficiales las cifras ofrecidas por el gobierno cubano al computar con criterios metodológicos distintos a los empleados en Naciones Unidas la magnitud del producto interior bruto y su tasa de crecimiento. Ante la disparidad en las cifras, se ha tenido que aceptar la estimación elaborada por el régimen que, por obra y gracia de los cálculos realizados, coloca a la Isla al frente de las potencias regionales e incluso mundiales, en términos de crecimiento económico, algo que, obviamente, no se observa de forma directa en la realidad social cotidiana de la vida de los cubanos.
El presente año, con el paso de los ciclones, y la destrucción física producida, no hay margen para el optimismo, sobre todo, si se tienen en cuenta las enormes dificultades que está teniendo Raúl Castro para aplicar las medidas que, a bombo y platillo, anunció al poco de pasar a dirigir los destinos del país. Ni la entrega de tierras ha venido funcionando de forma adecuada, ni la captación de divisas ha dado los frutos apetecidos tras la autorización a los cubanos a utilizar la infraestructura turística reservada sólo a extranjeros, o la venta de determinados tipos de electrodomésticos. Nadie, con unos conocimientos básicos de las reglas de funcionamiento de una economía, puede estar de acuerdo con que este tipo de medidas de parcheo de la realidad, puedan servir para resolver los problemas reales de la Isla: falta de mercado, ausencia de propiedad, predominio del colectivismo, ausencia de productividad, escasez de ventas en el exterior, insuficiente capacidad competitiva. Nada parece ir en la dirección adecuada, ni podrá desplegar sus potencialidades hasta que el régimen no se percate de cuál es la dirección y el sentido de los cambios que se necesitan en Cuba.
Una revisión de los principales sectores de la economía puede ofrecer algunos datos para el análisis. La agricultura, tal y como reconocen abiertamente las autoridades, se encuentra paralizada. El propio Lage subrayó que “los destrozos de los huracanes harán que la agricultura tarde en recuperarse ''meses, tal vez un año'', y ''varios años'' en el caso de la vivienda, pues se calcula que se perdieron medio millón de casas”. Mientras tanto, se recurre a las compras a corto plazo de granos y carne de ave a Estados Unidos o Canadá para afrontar las hambrunas de la población.
El sector turístico de la Isla se ha visto afectado por los ciclones, pero lo peor llegará con los efectos negativos sobre la demanda, provocados por la grave crisis internacional, sobre todo en este último tramo del año y principios de 2009, cuando se concentra la temporada alta en la Isla. También lo reconocen las autoridades; según Lage ''En septiembre [el turismo] bajó un poco, por la situación puntual de los huracanes. En estos momentos está volviendo a crecer y, por lo que se avizora, (será) una temporada alta buena'', agregó (la temporada alta cubana corresponde al invierno del hemisferio norte). Esperemos que ese sentido de la intuición les funcione alguna vez, pero las cifras que manejan los especialistas en turismo no son halagüeñas para el próximo año.
Por la misma razón, las remesas que envían las familias a la Isla, en un entorno de crisis global, se verán reducidas de forma significativa. Un aspecto a tener en cuenta, por cuanto su magnitud en volumen, y su relevancia cualitativa que proporciona capacidad adquisitiva real a una parte destacada de la población, son fundamentales para comprender la capacidad de financiación a corto plazo de la economía cubana.
Las materias primas están en declive ante la caída de la demanda mundial de metales, y el níquel cubano también lo acusa de forma importante, y con ello los ingresos procedentes del comercio exterior. En tales condiciones, la posición deficitaria de la economía se va a acentuar, y la presión ejercida por un gobierno empeñado en producir él solo todos los bienes y servicios, volverá a estrangular las posibilidades reales de la economía cubana, en línea con lo que ha venido siendo su modelo de funcionamiento en estos últimos 50 años.
Por lo tanto, habrá que esperar a ver, pero las previsiones no son optimistas, y cabe esperar que ni siquiera los cambios que la Administración demócrata pueda aplicar hacia los residentes cubanos en Florida vaya a beneficiar en la actual coyuntura a un régimen que se sostiene, y también lo reconocen las autoridades, con el petróleo de Venezuela que, por otra parte, ya está a 60 dólares el barril y en caída libre. Ustedes ya me entienden.
Noviembre 6, 2008
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