domingo, noviembre 16, 2008

LIBROS PERDIDOS

L I B R O S P E R D I D O S

Por Rogelio Fabio Hurtado

Marianao, La Habana, noviembre 13 de 2008, (SDP) En Cuba los libros suelen correr destinos insólitos. Los dos que les voy a presentar comparten la desdicha de haber desaparecido de los estantes de las librerías, no precisamente porque los lectores los agotasen sino porque los administradores se han visto obligados a retirarlos de la venta cesar su nociva influencia en los lectores. Ser recogido es el mayor y más triste homenaje que pueden propinarle a un libro entre nosotros.

Nadie sabe cuál fue el primero ni cuál será el último en sufrir tamaño ostracismo. Entre los primeros de la lista están ¨Escrito con Temor¨, un cuaderno de relatos escrito por Manuel F. Ballagas, ganador de primera mención en el Concurso David de 1967 y “Lenguaje de Mudos”, Premio del mismo concurso en 1968. Otros, como el maravilloso poemario ¨Calle Estrella y Otros Poemas¨, de Eddy Campa Bacallao, escrito por él con la ilusión de que participase en un certamen convocado por la Nicaragua sandinista en 1980, fue ocupado como ¨material de diversionismo ideológico¨ y destruido por el DSE. Igual destino le cupo a un espléndido libro de relatos de Juan Miguel Espino.

Es una amputación que se realiza con absoluta frialdad, pues el victimado no recibe siquiera la condenación pública de la crítica. Excepcionalmente, el poemario Fuera del Juego ,de Heberto Padilla, y Los Siete Contra Tebas de Antón Arrufat se fueron al abismo en 1968 despedidos con espesas retóricas, Claro, entonces el infinito futuro parecía pertenecer por entero al Socialismo y la mutilación de la cultura se nos aparecía como algo inevitable. Actualmente, siguen escondiendo los libros, pero lo hacen a la chita callando, incluso guardan las apariencias, se les organiza un lanzamiento donde se ponen a la venta un mínimo de ejemplares y pare de contar.

Así ha ocurrido recientemente con las Memorias de Leonel Soto, destacado cuadro de las primeras décadas del proceso revolucionario. Quienes pudieron adquirirlas dicen que no tienen desperdicio porque el hombre no se aguanta la lengua ante nadie, de ahí que haya desaparecido de las librerías.

Parecida suerte ha corrido Al otro lado del espejo, la sexualidad en la construcción de la Nación cubana, de Abel Sierra Madero,Premio Casa de las Américas del 2006 en el género de Ensayo Histórico Social. Terminado de imprimir en la Imprenta Provincial, Córdoba (España) en diciembre del 2006, no fue lanzado aquí en La Habana hasta mediados del corriente 2008. La edición, de apenas 3000 ejemplares ya no aparece ni en los almacenes más recónditos del Instituto del Libro. Este sí he podido leerlo, y les aseguro su excelencia. Para darles una idea, citaré un fragmento, en la página 195, bajo el subtítulo La ética humanitarista revolucionaria y la homosexualidad. El hombre nuevo. El humanitarismo en el contexto de la Revolución Cubana ha sido un tema recurrente. En 1999, la editorial Ciencias Sociales publica Homosexualidad, homosexualismo y ética humanista, de Felipe de J. Pérez Cruz, un texto lamentable, descontextualizado y desconocedor del fenómeno homosexual, durante el periodo revolucionario, obra que está en función de legitimar la ética revolucionaria acerca de la temática homosexual. Podría decirse que es un libro con una perspectiva homofóbica, trasnochada, carente de una adecuada argumentación científica…En el texto no se hace alusión alguna al diseño y la instrumentación de la ´reconversión homosexual¨ que tuvo lugar durante los años sesenta y setenta por parte de las instituciones del Estado. No se alude siquiera a las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), donde fueron enviados, a partir de 1965, muchísimos homosexuales, religiosos y otros sujetos considerados “elementos antisociales, contrarios a la ética y moral revolucionaria, y lastres entorpecedores en el proceso de creación de un hombre nuevo”.

Baste ese botón de muestra para que se percaten del rigor y la veracidad de este libro, lamentablemente condenado al ostracismo por los rectores de la cultura como instrumento de sus mezquinos intereses politiqueros. El catálogo de esa vasta biblioteca prohibida podremos completarlo algún día, para escarnio de sus perpetuadores.
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