UN PREMIO AL PRISIONERO DE CONCIENCIA MIRIAM LEIVA
Un premio a un prisionero de conciencia
Por Miriam Leiva
En una celda lúgubre y húmeda, con dolores en todos los huesos y alergia, después de cuatro operaciones quirúrgicas mal atendidas, sin sol y con mala comida, privado de sus seres más queridos y sus compañeros, Ricardo González Alfonso, de 58 años, sobrevive en la prisión de máxima seguridad Combinado del Este, a las afueras de la ciudad de La Habana, Cuba. Está a pocos kilómetros del hogar de donde fue secuestrado el 18 de marzo de 2003 para recibir la condena injusta de 20 años de prisión.
Su delito: pretender ejercer su derecho a la libre expresión, información y asociación pacífica; desear el bien de los cubanos y amar a su patria. Entusiasta, en 1995 volcó sus energías en el periodismo independiente de la tutela del gobierno totalitario que ordena los destinos de Cuba desde hace ya 50 años. Trabajó con Raúl Rivero y sus colegas en la Agencia Cuba Press y luego por su cuenta. Con ellos ha sido el presidente de la Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling desde 2001, a la que entregó su casa para acoger las reuniones de trabajo, encuentros literarios y los cursos de superación profesional que no pudieron impartirse por las amenazas de la Seguridad del Estado a todos los participantes.
En una habitación dispuso los libros de la Biblioteca Independiente Jorge Mañach, que sirvió de reducido espacio para el trabajo del consejo de redacción de la Revista DE CUBA, primera elaborada íntegramente por la prensa independiente dentro del país. Sus características fueron la pluralidad, la amplia temática y la seriedad. Los esfuerzos y dificultades fructificaron en el primer número en diciembre de 2002, con 3,000 ejemplares esparcidos por todo el archipiélago, y el segundo, listo para distribuir a fines de febrero de 2003, sustraído por la policía política durante el registro efectuado aquel día de la Primavera Negra, cuando llevaron a Ricardo al cuartel general de la Seguridad del Estado, conocido como Villa Marista. Dieciocho colegas de la sociedad y en total 25 periodistas independientes sufrieron igual injusticia. Poco después, la sociedad y la revista recibieron la mención especial Mariah Morse Cabot de la Universidad de Columbia en Nueva York.
Ricardo plasmó sus vivencias como prisionero de conciencia, mezclado con reos comunes usualmente de alta peligrosidad, en el poemario Hombres sin rostro publicado en septiembre de 2005. En sus palabras ''Al lector'' narra que escribió los poemas clandestinamente en una celda de aislamiento de la prisión Kilo 8, en la provincia de Camagüey, Cuba. Posteriormente, ha escrito mucho más y esperamos la pronta salida del próximo libro.
Pocas oportunidades tiene Ricardo de compartir los escasos minutos de la única llamada telefónica semanal entre sus hijos adolescentes que tanto lo necesitan y su dedicada esposa Elida Viso Bello, con algún colega o amigo. Pero cuando puede hacerlo, preserva la jocosidad y la fortaleza de ánimo. Indudablemente está convencido de que la razón está de su parte y que la justicia tendrá que imponerse.
El ha sido corresponsal de Reporteros sin Fronteras desde 1998, que a través de un amplio jurado internacional le otorga el muy merecido ''premio de periodista 2008''. Seguramente Ricardo González Alfonso pasa este 4 de diciembre emocionado en el diminuto espacio para el movimiento. Pero reafirma su convicción de que es un hombre libre, como él nos ha dicho en muchas oportunidades. Colegas y amigos cubanos y de todas partes del mundo lo felicitamos y continuaremos esforzándonos fuertemente porque las celdas se abran para todos los prisioneros de conciencia y políticos pacíficos en Cuba.
Periodista independiente y vicepresidenta de la Sociedad Manuel
Márquez Sterling.
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