LA BUENA FE
LA BUENA FE
Por Guillermo Fariñas Hernández
El binomio Inteligencia versus Contrainteligencia del estado cubano estudia las personalidades prominentes, que posean la cualidad de ser un sujeto humano cándido. Lo hacen para poder usarlo en la manipulación de sus admiradores, que viven en cualquier parte del ancho y gran mundo.
Así, una serie de académicos, actores, artistas, deportistas, escritores, periodistas y hasta multimillonarios de países capitalistas, son atraídos con variados y disímiles pretextos, para dar credibilidad al régimen totalitario de la isla. Regularmente, sin que se percaten, que son usados para estos menesteres.
Sus obras son resaltadas por el estado cubano y defendidas a ultranza por representantes del gobierno. Lo importante es que sea quien sea la persona a cortejar, esta tenga alguna leve manifestación de coincidencia con aspectos del castrismo. Desde ese momento, los especialistas estudian las debilidades y fortalezas del sujeto.
Entonces, plantan un agente de la Dirección General de Inteligencia (DGI) en el país de origen del objetivo. Casi siempre con la cobertura de un diplomático de menor rango, para que dé inicio al acercamiento a la persona de interés operativo. En cualquier circunstancia se declara ferviente admirador de su obra.
A partir de esta aproximación engañosa y ficticia, se tiende una invitación de un organismo cubano que aparentemente no está relacionado directamente con la nomenclatura de poder. Se tiene la paciencia necesaria para evadir las reticencias e impedimentos para viajar a un lugar con la mala fama de Cuba.
Por un instante puede dar la impresión que la victima se resistirá a dar el paso de ir a la isla-cárcel. Pero los hombres y las mujeres son débiles, por ser incapaces de arrostrar incólumes los halagos. La estructura de cualquier personalidad se conduce de esa forma, por eso aceptan ser convidados.
Ya dentro de esa trampa social que es Cuba, el invitado es llevado hacia lugares modelo de trabajo socialista. Nunca lo conducen a sitios dentro de la nación donde existan dificultades y sus trabajadores estén desmotivados. El beneficio de este engañoso proceder es crear una imagen perfecta de la sociedad.
Es un hecho de promoción mediática subliminal que los seguidores de determinadas celebridades aceptan como legítimo aquello a que los afamados rinden pleitesía. No importa que sean gobernantes democráticos o autocráticos. Lo esencial, es que son reconocidos como ídolos de millones de personas.
Si personajes como Alain Delón, Naomi Campbell, Danny Glover, Harry Belafonte, José Saramago, Diego Armando Maradona, Ted Tunner o Sean Penn, se entrevistan amistosamente con los dictadores Fidel o Raúl Castro, lo que ellos representan desde hace 50 años, no puede ser tan sangriento como dicen sus detractores.
Esto por supuesto que no se queda ahí, las invitaciones continúan para que regresen. Lo harán como huéspedes de excelentes hoteles de mucha categoría y por supuesto con todos los gastos pagos. Esas personas muy reconocidas, se sentirán halagadas en grado sumo.
Les acercan las más bellas “Agentes Julietas”, “Agentes Romeo” o “Agentes Arunta”, según sea la inclinación sexual de cada famoso, para que realicen una labor de conquista afectiva profunda. Esta busca al menos una relación estable. Pero el objetivo final a lograr, es que el enviado se case con la celebridad.
Lo que se busca con esta relación afectiva es obtener una influencia sobre las decisiones político-sociales del objetivo ya conquistado. Para que este justifique con su influjo personal los desmanes de una dictadura fascista y a la vez resalte las pocas cuestiones apreciables de un sistema social de este tipo.
Un sinónimo de cándido es el adjetivo incauto, debido a la carencia de malicia de estas personas. Estas sin saberlo trabajan para los órganos represivos fidelistas, pues en las nóminas son “Agentes de Influencia”. Individuos utilizados por el dúo Inteligencia-Contrainteligencia, con abuso de la buena fe.
cocofari62@yahoo.es
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