EL PAPELÓN DEL PRESIDENTE ÁLVARO COLOM EN CUBA
Tomado de http://www.elperiodico.com.gt
El papelón de Colom en Cuba
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Es infame colocar el Quetzal sobre el pecho de un tirano, más aún aguantar el desplante de un dictador.
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Por Sylvia Gereda Valenzuela
Tremendo bochorno fue a pasar el flamante presidente de Guatemala, Álvaro Colom, a Cuba. Creyó que haría el show internacional, arrastrándose ante los pies del tirano Fidel Castro al colocar sobre su pecho la Orden del Quetzal, en grado de Gran Collar.
Lo que nunca imaginó es que Fidel le haría el desplante y no recibiría personalmente la más alta distinción que entrega el Estado de Guatemala. Tremenda sorpresa se habrá llevado Colom al percatarse que, en un gesto de claro desprecio, el ex gobernante cubano haría que la condecoración fuera recibida por su hermano Raúl.
( El Presidente Ávaro Colom en Cuba )
Bajo ningún punto de vista, Fidel puede aducir problemas de indisposición, si hace apenas unos días se le vio vestido de atleta y con una sonrisa a flor de piel, pasando frente a las cámaras y recibiendo en persona a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet y a la argentina, Cristina Fernández de Kirchner; quienes en su romanticismo trasnochado por el comunismo cubano, también le fueron a rendir tributo.
En esta ocasión, Álvaro Colom, mostró claramente su falta de seso e ignorancia diplomática. Una de las críticas más certeras, la hizo el ex canciller Gabriel Orellana, quien dijo: “yo a lo que voy es a la improvisación de la que hizo gala el Presidente, de llevar una condecoración como que si fuera un rosario de estos de dulces de Amatitlán, existiendo un embajador que pudo haber allanado todas las dificultades para saber de antemano si Fidel Castro estaba en capacidad o no de recibirla”.
Por otro lado, Colom ha realizado una clara afrenta contra los guatemaltecos que añoramos la paz y la libertad. El Presidente de Guatemala no puede aducir que entrega la Orden del Quetzal como reconocimiento a la labor que realizan los médicos cubanos, porque si de eso se trata desde hace mucho debió haber entregado el máximo galardón a cientos de guatemaltecos que en callado, también realizan incesantes jornadas médicas y ayudan a los desvalidos. Tal es el caso de Rotarios, los patronatos contra el cáncer, la Liga del Corazón; entidades como Anini, de Carlos Falla o labores pastorales como Las Obras Sociales del Hermano Pedro en Antigua, del Padre José Contrán y Fray Guillermo, que humildemente y en silencio cuentan hasta con un hospital donde médicos de todo el mundo operan gratuitamente labios leporinos, casos perdidos de ortopedia y otras malformaciones.
Sin embargo a ellos, y a muchos más el Gobierno no les ha reconocido nada y luchan en solitario con el apoyo del sector privado o internacional por salvar vidas.
Aunque estoy segura que todos los trasnochados que aún suspiran por Fidel saltarán al leer esta columna. No tengo ningún reparo en decir abiertamente que es aberrante que el Presidente de Guatemala aplauda a un tirano que, como Fidel, ha conseguido mantenerse en el poder casi cinco décadas, gracias a su régimen represivo que encarcela opositores pacíficos por el solo hecho de poseer ejemplares de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por considerarlos “propaganda enemiga”.
José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch denunció recientemente que, “la maquinaria represiva del régimen castrista continúa denegando sistemáticamente a las personas sus derechos fundamentales. Quienes pertenecen a grupos de derechos humanos se enfrentan a hostigamientos, advertencias policiales, vigilancias, procesos penales, detenciones y restricciones de viaje”.
Pero lo más irónico del caso es que, mientras Vivanco grita a los cuatro vientos que “en Cuba los periodistas pueden ser condenados a 20 años de cárcel a causa de artículos publicados en portales extranjeros, y a cinco años de prisión si se conectan ilegalmente a Internet”. Y mientras 24 de estos periodistas se encuentran en la cárcel, el flamante presidente Colom se lanza a otorgarle el galardón al creador de este régimen de terror.
Hoy día, Cuba representa la dictadura remanente de la región, la cual se sostiene por su represión interna totalitaria y por el temor en denunciarla por parte de los líderes democráticos de América Latina, que como Álvaro Colom, no hacen más que alcahuetear las inhumanidades que suceden en la isla caribeña.
Vivanco, ha dicho en los principales foros mundiales que, “los gobiernos democráticos de América Latina deberían pronunciarse firmemente denunciando la represión política en Cuba. No podemos cruzarnos de brazos y resignarnos ante una realidad como esta. Nadie debe hacerse ilusiones sobre el carácter del gobierno cubano. No podemos romantizar ningún aspecto de este sistema cruel, o justificar de modo alguno los abusos cometidos por Fidel Castro”.
Yo comparto su opinión y sigo creyendo que colocar el Quetzal sobre el pecho de un tirano es aberrante.
4 Comments:
Si Fidel Castro califica para la Orden del Quetzal, este presidencillo gautemalteco plenamente merece la Orden del Guanajo. Cierto, Colom no provoca el asco puro que suscita un Daniel Ortega, pero no deja de causar una mezcla de risa y pena. Por supuesto que Fidel el Magnífico lo despreció, pero hay que admitir que, en este caso, su desprecio tiene fundamento.
¿Como es posible respetar este tipo de pendejada? Como si no fuera bastante con que Colom parece un absoluto mentecato, el idiota elimina toda duda de que lo es.
Por eso es que Guatemala no progresa por personas retardadas como la que hizo esta publicación y los tarados que escribieron estos comentarios, claro es fácil criticar el socialismo cuando no son ustedes los que estan sin un pedazo de pan y comiendo mierda en Guatemala, otra cosa critiquen Cuba si ya han vivido aqui, ignorantes.
"[C]ritiquen Cuba si ya han vivido aqui, ignorantes."
Yo viví en Guatemala y sé lo que es ser pobre allá. Y creo que el artículo es bastante acertado y que las opiniones de Ornitólogo y Atónito son respetables.
Guatemala no progresa no por culpa de los Estados Unidos ni de Cuba sino porque sus gobernantes anteponen sus intereses personales a los de la nación, y también porque los guatemaltecos se han acostumbrado a aceptar lo que les venga sin exigir sus derechos.
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