lunes, febrero 23, 2009

REVISTA ESPACIO LAICAL PIDE AL RÉGIMEN CUBANO ATENDER ´LOS DESAFIOS DE CAMBIOS INTERNOS ´


Laicos católicos piden al gobierno atender 'los desafíos de cambios internos'

Redacción CE | 23/02/2009

La revista Espacio Laical, del Consejo Arquidiocesano de Laicos de La Habana, reiteró en un editorial la petición de la Iglesia de contar con más espacios de acción y llamó al gobierno a atender "los desafíos de cambios internos".

La publicación señaló que, si bien saludó "el proceso de reflexión nacional" sobre el discurso de Raúl Castro el 26 de julio de 2007, en su opinión "población esperaba que dicho proceso desembocara en una redefinición de la vida social, cultural, económica y política de la nación —lo cual, al parecer de muchos, es un anhelo postergado—".

"Hoy Cuba goza de un contexto internacional muy favorable, que le ha abierto las puertas y está dispuesto a ayudarla a salir de su crisis (económica, social y política), sin pretender desestabilizar el gobierno, todo lo contrario. Igualmente disfruta de un conjunto suficiente de cubanos que desde sus diversas posiciones políticas e ideológicas están dispuestos a consolidar en la nación el imaginario de una sociedad que intenta ascender desde el encuentro y el diálogo, excluyendo el enfrentamiento y la subversión", dijo la publicación.

"Sin embargo, no se avanza de manera decidida (…) en la búsqueda y articulación de los espacios requeridos para institucionalizar el iniciado —pero contenido— proceso de reflexión nacional, ni en la posibilidad de una interacción mayor y constante entre la ciudadanía y el gobierno, ni en el conocimiento debido acerca del programa del nuevo presidente", cuestionó.

"¿Qué espera entonces el gobierno cubano para responder a los desafíos de cambios internos que le impone el momento presente?", preguntó la revista.

La publicación pidió nuevamente que se amplíen los espacios de la Iglesia Católica en la Isla, "pues ella tiene una responsabilidad especial en la promoción de un clima humano que favorezca la construcción de esa Casa Cuba", dijo.

"Para hacerlo, necesita que le faciliten ayudar y dignificar a los pobres, a los enfermos y a los presos, así como inculturar su mensaje de amor y confianza, responsabilidad y comunión", expresó.

Espacio Laical consideró que se han producido avances, "aunque no en relación con el acceso de la Iglesia a instrumentos medulares para esa misión, como pueden ser: los medios de comunicación, la educación y la cultura".

© cubaencuentro.com
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http://www.espaciolaical.net/


Editorial N°1-2009
El desafío del momento presente.

En los editoriales publicados por nuestra revista hemos intentado expresar, de manera humilde y sintética, aspectos importantes del acontecer y del sentir de la sociedad cubana. Esa ha sido la línea decidida por el Consejo Editorial. Y esto es lógico, pues como laicos estamos en la obligación de contribuir, con nuestros criterios y análisis, a que mejore la cosa pública. Por ello, los editoriales han insistido en que la actual dinámica sociológica de nuestro país demanda una inflexión hacia formas superiores de organización social.

Para lograrlo, precisamos en una ocasión que Cuba necesita de una convivencia internacional signada por un clima carente de prejuicios y marcada por la confianza. Sobre ello señalábamos que dicho proceso de encuentro y solidaridad entre Cuba y el mundo no se estaba logrando en la medida necesaria, pues algunos sectores importantes y decisivos en el orbe, desde posiciones muy ideológicas y cerradas, han condicionado tal apertura a un conjunto de transformaciones que Cuba debe concretar previamente. Gracias a Dios esto ha cambiado de manera sustancial; la Isla ha consolidado su inclusión en el seno de la región latinoamericana, la Unión Europea restablece sus vínculos con nuestro país, y el nuevo presidente de Estados Unidos ha expresado su voluntad de dialogar con el gobierno cubano.

En su momento también saludamos el proceso de reflexión nacional que iniciaron los intelectuales cubanos y que continuó con el análisis, en los centros laborales, del discurso del general Raúl Castro el 26 de julio de 2007. Al respecto, indicamos que en nuestra opinión la población esperaba que dicho proceso desembocara en una redefinición de la vida social, cultural, económica y política de la nación –lo cual, al parecer de muchos, es un anhelo postergado-.

Igualmente señalamos que para lograrlo era imprescindible asumir un espíritu y una metodología capaz de encaminarnos hacia el encuentro y el diálogo. Afirmamos que ello demanda amar a Cuba y a cada cubano, opinar con libertad y hacerlo con respeto, discernir con rigor y madurez, ser humilde y crear un clima de confianza, mirar al pasado sólo para sacar experiencia y concentrar los esfuerzos en construir juntos el futuro, así como tener la voluntad y la paciencia necesarias para implementar los proyectos con la debida prudencia y gradualidad. Quizás estas cualidades no se han extendido en la medida necesaria, pero muchos de quienes las poseen –en cada uno de los lados del espectro político e ideológico- están ejerciéndolas de manera activa; solo les resta mayores espacios de expresión y encuentro para poder lograr una influencia positiva y decisiva sobre el resto de la nación.

Ello exigiría, como hemos indicado, ampliar la posibilidad para que todas las opiniones (que se expresen con respeto) puedan ser escuchadas y consideradas, así como otorgar al pueblo la posibilidad, cada vez más amplia y efectiva, de determinar qué cambios son necesarios y cuál debe ser el ritmo para efectuarlos. Esto último, por supuesto, reclama la institucionalización del debate. Para este desafío sería forzoso –repetimos- garantizar la posibilidad de una interacción constante entre la ciudadanía y el gobierno, así como encauzar un nuevo estilo de dirección del Estado, basado en la atención constante al criterio de cada ciudadano y en la subordinación a la voluntad del conjunto de la sociedad. Asimismo indicamos que ese objetivo demanda, a su vez, la existencia de un pueblo informado con exactitud acerca de los fundamentos, los fines y la metodología del programa del nuevo presidente de la República.

Han mejorado sustancialmente las relaciones entre Cuba y el resto del mundo –en gran medida gracias a una política internacional inteligente por parte del gobierno cubano, pero también gracias a la buena voluntad de los otros Estados-. Y existe un número suficiente de cubanos –en cada uno de los lados del espectro político e ideológico- con las cualidades necesarias para potenciar un clima nacional encaminado hacia el encuentro, el diálogo y el consenso. Sin embargo, no se avanza de manera decidida (a la altura y en la magnitud que demanda el momento presente) en la búsqueda y articulación de los espacios requeridos para institucionalizar el iniciado -pero contenido- proceso de reflexión nacional, ni en la posibilidad de una interacción mayor y constante entre la ciudadanía y el gobierno, ni en el conocimiento debido acerca del programa del nuevo presidente.

Esto, como es de suponer, no ayuda a proyectar un futuro mejor y a concretar un presente viable, capaz de animar a los cubanos y estimularlos a establecer un mayor compromiso con la construcción de la Casa Cuba. Cuando nuestra publicación habla de la Casa Cuba divisa dos horizontes. El primero, Cuba como una sola y gran familia , donde sus miembros tienen diferencias, pero reconocen y aceptan un lazo que los une: el amor a lo propio que surge de una historia compartida. El segundo, Cuba como una casa , un hogar donde todos encuentran acogida y comprensión; un espacio donde todos sienten la tranquilidad de que sus sueños y realizaciones, sus alegrías y tristezas, son verdaderamente compartidos .

Para lograrlo, también hemos pedido que se amplíen los espacios de la Iglesia Católica en la Isla , pues ella tiene una responsabilidad especial en la promoción de un clima humano que favorezca la construcción de esa Casa Cuba. Pero para hacerlo, necesita que le faciliten ayudar y dignificar a los pobres, a los enfermos y a los presos, así como inculturar su mensaje de amor y confianza, responsabilidad y comunión. En eso se ha avanzado progresivamente, aunque no en relación con el acceso de la Iglesia a instrumentos medulares para esa misión, como pueden ser: los medios de comunicación, la educación y la cultura.

Hoy Cuba goza de un contexto internacional muy favorable, que le ha abierto las puertas y está dispuesto a ayudarla a salir de su crisis (económica, social y política), sin pretender desestabilizar el gobierno, todo lo contrario. Igualmente disfruta de un conjunto suficiente de cubanos que desde sus diversas posiciones políticas e ideológicas están dispuestos a consolidar en la nación el imaginario de una sociedad que intenta ascender desde el encuentro y el diálogo, excluyendo el enfrentamiento y la subversión. Y además posee un pueblo que en su mayoría parece anhelar, no la destrucción del Estado, sino la renovación del mismo, en virtud de poder labrar un presente y un futuro que les posibilite vivir felices en Cuba. ¿Qué espera entonces el gobierno cubano para responder a los desafíos de cambios internos que le impone el momento presente?