CUBA: RENUNCIAS SIN EXPLICACIONES
CUBA: RENUNCIAS SIN EXPLICACIONES
Por Fernando Ravsberg
La Habana
BBC Mundo
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José F. Sánchez
Analista
Director
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Marzo 6, 2009
La autocrítica sin muchos detalles de Carlos Lage Dávila y Felipe Pérez Roque y su renuncia a todos los cargos del gobierno, el Parlamento y el Partido Comunista, termina con las carreras políticas de los dos "fidelistas" más connotados de la administración del general Raúl Castro.
Antes, el presidente los había destituidos de sus principales responsabilidades -secretario del Consejo de Ministros, en el caso de Lage, y ministro de Relaciones Exteriores, en el de Pérez Roque- una decisión apoyada por el Buró Político del Partido Comunista, según reconocen públicamente los afectados.
El propio ex presidente Fidel Castro los atacó con vehemencia, calificándolos de indignos, ávidos de poder y prospectos del enemigo, todas ellas acusaciones gravísimas en Cuba, sobre todo cuando éstas son expresadas por el Comandante en Jefe.
Con ese peso sobre los hombros, no resulta raro que el periódico oficial Granma publique cartas de ambos con un "mea culpa", en el que se aceptan los errores cometidos, que nunca aclaran, y donde se comprometen a seguir siendo leales a Fidel Castro, a Raúl Castro y al partido.
Sin embargo, su sustitución vuelve a poner sobre la mesa el tema de la inevitable transición generacional, dado que ellos eran elementos claves para sustituir a los actuales dirigentes, la mayor parte de los cuales se acercan a los 80 años de edad.
Los hombres de Fidel
Fidel Castro no solo los acusó de indignos sino que dijo no haber sido él quien los propuso para sus cargos, esto a pesar de que el nombramiento de Felipe Pérez Roque se hizo a propuesta del Comandante en Jefe, según explicaba entonces el comunicado oficial.
Ese documento agregaba que Pérez Roque era la persona idónea porque conocía como pocos el pensamiento y las ideas de Fidel Castro.
Sin lugar a dudas, se trataba de una persona de su entera confianza, tanto como para ser la cabeza de su Grupo de Apoyo, algo así como su secretario personal.
Carlos Lage se definía a sí mismo como "fidelista" y debe haber sido una de las personas más allegadas al ex presidente, cuando éste lo mantuvo durante tantos años al frente del Consejo de Ministros, fungiendo como una especie de jefe de gabinete.
Sin embargo, si esperaban algún apoyo de parte de Fidel Castro, deben haber sufrido una enorme desilusión cuando éste no sólo avaló la destitución sino que los sepultó políticamente, acusándolos en los medios de prensa.
Rumores
En la calle se han esparcido rumores -de origen desconocido- que acusan a los dos ex dirigentes de llevar una vida de lujos.
También se sindica a Lage como la persona que eliminó las "jabitas", unos estímulos en productos que se repartían en los centros de trabajo.
Sin embargo, en general la gente rebota los rumores pero no parece tomar partido en el asunto.
La mayor parte de las personas que hablaron con BBC Mundo lo ven como un problema ajeno a sus vidas, ya que ni Lage ni Pérez Roque eran muy populares.
Para el gobierno cubano, la "unidad" de los revolucionarios es la clave para la supervivencia de la Revolución.
Ningún dirigente mostrará discrepancias fuera de su ámbito de discusión; lo que diga la dirección política es palabra sagrada, puro centralismo democrático leninista.
"Fidelidad"
Lage y Pérez Roque no son los primeros que aceptan sus errores, renuncian a sus cargos y juran fidelidad.
La lista de defenestrados incluye a personalidades tan notables como el ex Secretario Ideológico del Partido Comunista Carlos Aldana y el ex canciller Roberto Robaina.
Los militantes comunistas le guardan tal fidelidad a la Revolución, que ni siquiera tratan de defenderse, de matizar los cargos en su contra o de buscar atenuantes, por el contrario asumen toda la responsabilidad y afirman públicamente que el castigo es justo.
Cierto es también que la dirección del partido tampoco lleva las cosas a extremos judiciales.
Por el contrario, los dirigentes "tronados" suelen pasar al llamado "plan pijama", es decir que viven tranquilamente y sin que nadie los moleste el resto de su existencia.
Transición generacional
Ahora las cosas vuelven al comienzo y el presidente Raúl Castro deberá elaborar un plan de gobierno que no sólo resuelva los problemas económicos del país sino también la sucesión generacional, que deberá ocurrir por razones vitales en pocos años.
Se ha rodeado de sus ex compañeros de lucha en la Sierra Maestra, con los que evidentemente se siente seguro y en sintonía, pero la mayor parte de ellos son personas muy mayores que difícilmente soportarán un ritmo de trabajo intenso por muchos años.
Los nuevos ministros podrían ser parte de ese relevo, la mayoría de los promovidos rondan los 60 años y salen fundamentalmente del Partido Comunista y de las Fuerzas Armadas, las dos herramientas claves en las que se apoya el presidente.
Le quedan, además, los secretarios provinciales del Partido Comunista, varios de ellos hombres jóvenes con una amplia experiencia política, que gobiernan sus regiones con bastante independencia y pudieran convertirse en futuros dirigentes a escala nacional.
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