JOSE IGNACIO RIVERO Y EL VALOR DEL EJEMPLO
JOSE IGNACIO RIVERO Y EL VALOR DEL EJEMPLO
Por Alfredo M. Cepero.
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Comenzando en el Siglo XIX, tres generaciones de Rivero dedicaron tiempo, dinero y esfuerzo a hacer del Diario de la Marina un periódico moderno, moderado y elegante en impresión, redacción y estilo. Sus lectores sabían que en ese periódico no había espacio para el escándalo ni para la diatriba sino para la información veraz, la denuncia justificada y el comentario razonado. Con plumas de la categoría de Jorge Mañach,
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( José Ignacio Rivero )
Esa es precisamente la principal labor de una prensa libre y digna que no es, como dicen algunos, “el cuarto poder” sino el primero de todos los poderes en una república democrática a la hora de proteger al ciudadano frente al estado todopoderoso. Porque, en esa república democrática, el ciudadano es el soberano y, sin ciudadanos, no hay ni estado ni razón alguna para su existencia. De hecho, la libertad ciudadana comienza y termina en la libertad de prensa porque sin libertad de prensa no hay libertad ciudadana. Y como ha quedado demostrado desde tiempos inmemoriales la primera víctima de todos los tiranos es el derecho de los ciudadanos a ser informados y a formular quejas contra los abusos de poder. Eso pasó en Cuba, esta pasando en Venezuela y, aunque algunos lo duden, podría pasar en los Estados Unidos gracias a una prensa sin pudor ni equilibrio en su adoración a un falso Mesías sagaz en su prédica y escurridizo en su estilo.
Volviendo a la Cuba de 1959, fueron pocos los periodistas y menos los periódicos que supieron cumplir su función de guardianes de la libertad. Una de esas excepciones fue Prensa Libre y uno de esos adalides fue mi amigo Humberto Medrano. En un artículo titulado Los Enterradores y publicado el 14 de mayo de 1960, con motivo del entierro simbólico del Diario de la Marina en la escalinata de la Universidad de la Habana, el Subdirector de Prensa Libre escribió: “Es doloroso ver enterrar la libertad de pensamiento en un centro del cultura. Es como ver enterrar un código en un Tribunal de Justicia….Pero lo mas doloroso es ver como con esos entierros vergonzosos de la libertad de expresión están enterrando los principios por los que tanta sangre se ha derramado en nuestro suelo desde la Guerra de Independencia…..Y como, si siguen por ese camino, terminarán enterrando la Revolución”. Palabras proféticas sobre una pesadilla de la cual no hemos salido todavía después de medio siglo de lágrimas, sangre y martirio.
No podríamos culpar a quienes, ante el panorama desolador de estos largos y dolorosos años, opten por abandonar toda esperanza y darse por vencidos. Pero los adictos al optimismo vemos oportunidades en los retos y esperanza en la desesperación. Quienes creemos en un futuro esplendoroso para Cuba y su democracia estamos convencidos de que la página heroica escrita por José Ignacio Rivero cobrará vigencia con el transcurso del tiempo y servirá de enseñanza a las futuras generaciones de periodistas cubanos. Junto a las técnicas de reportaje, los estilos de redacción y los métodos de administración de periódicos, el programa de nuestras futuras escuelas de periodismo debe incluir una cátedra de Etica Periodística donde se destaque la función del periodista como guardián de los derechos ciudadanos. Su nombre obligado y justo será Cátedra José Ignacio Rivero, el hombre, el cubano y el periodista que en los momentos más críticos de nuestra historia nacional predicó con el valor del ejemplo dándonos el ejemplo de su valor.
Miami, Florida 5-5-2009.
2 Comments:
Don José Ignacio Rivero y Hernández, falleció a los 90 años de edad el pasado miércoles 3 de agosto. Los servicios funerarios se llevarán a cabo el domingo 7 de agosto en la Funeraria Caballero Rivero de Miami. La agencia EFE reportó así su fallecimiento: http://bit.ly/pBGZq1
Descanse en paz Don José Ignacio.
José Ignacio Rivero no solo se fue un gran periodista y un gran ser humano, desde su periódico El Diario de las Marina asumió con valentía el de enfrentársele a Fidel Castro y a sus secuaces desde el primer día y lo hizo de una manera valiente, con honor como pocos lo hicieron aun poniendo en riesgo su vida.
Yo le agradezco lo que hizo por los presos, por los fusilados que parece que nadie recuerda. Siempre le estaré agradecida por su hombría y la por su lucha por los verdaderos valores que ya están perdidos en Cuba. Que descanse en paz y estoy segura que ahora está en un lugar privilegiado.
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