viernes, mayo 01, 2009

ORESTES FERRARA: EXTRAÑO EN SUS DOS PATRIAS

Nota del blogguista

Pueden conocer mucho más sobre este patriota CUBANO llendo al sitio
http://www.orestesferrara.com/
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Orestes Ferrara: extraño en sus dos patrias

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Por Vicente Echerri

Nápoles -- Un breve simposio, celebrado en esta ciudad el 23 de abril bajo los auspicios del Instituto Italiano para los Estudios Filosóficos, razón por la que escribo desde aquí, ha querido resaltar la vida y obra de Orestes Ferrara, napolitano que luchó por la independencia de Cuba y se convirtió en una de las figuras más relevantes de su vida republicana, hasta que la llegada del castrismo lo lleva a ''exiliarse'' en su patria de origen.

Esta crcunstancia de un hombre que nace y se educa en Italia, y que viene a pasar sus últimos años en este país, luego de seis décadas intensas al servicio de la República de Cuba --que él ayudara a forjar-- siempre se me ha presentado desde una instancia cinematográfica: un largo periplo vital que empieza y termina en Italia y que abarca, en el medio, la totalidad de la experiencia democrática de una nación, resulta de suyo materia prima de la literatura y del cine.

La vida de Ferrara, que casi llega al siglo, estuvo tan sobrada de aventuras, algunas de ellas muy peligrosas, de las notables realizaciones de una personalidad múltiple --soldado, profesor, legislador, diplomático, empresario, escritor-- y de descalabros y frustraciones tan drásticos que no puede contemplarse sin el asombro y la empatía que siempre nos suscita la peripecia de un hombre superior.

Es muy triste, sin embargo, que la vida y obra de Ferrara sean prácticamente desconocidas, tanto en Italia, incluido su Nápoles natal, como en Cuba, donde la tiranía impuesta por el último medio siglo ha tenido siempre entre sus tareas la manipulación del pasado y la rescritura de la historia.

En Cuba, la canalla asaltadora del poder, enemiga natural de toda jerarquía que no dimane de su arbitraria gestión, como enemiga de la libertad ha querido borrar, cuando no mancillar, la memoria de Ferrara como de tantos otros fundadores y gestores del Estado democrático que antecedió al régimen actual. En Italia, el desconocimiento de Ferrara se debe a un descuido cultural que, en los últimos años, ha empezado a reparar el Instituto que convocara este encuentro y, en particular, el ingeniero Domenico Capolongo, que ha emprendido el trabajo de reconocer en una obra de ocho volúmenes la presencia de los italianos en Cuba, entre los cuales descuella Orestes Ferrara, de quien él ha escrito, además, la primera biografía conocida.

Esta biografía --que registra también las propias Memorias de Ferrara, escritas cuando ya se encontraba exiliado en Roma-- contiene una serie de hitos notables: un joven estudiante de derecho que, motivado por los ecos de una guerra de independencia que se libra en una isla antillana, se fuga de la casa de sus padres para terminar, meses después, inmerso en ese conflicto donde, no sin graves riesgos, termina con el grado de coronel. Luego, su adopción de la nacionalidad que acaba de ayudar a fundar y el inicio de una verdadera carrera política que, en pocos años, lo convierte en representante a la Cámara y presidente de ese cuerpo; como más tarde embajador en Washington e incluso ministro de relaciones exteriores.

En el ínterin, los azares de la vida política cubana no pueden dejar de afectar a un protagonista tan activo, quien, cuando tiene que escapar debajo de los tiros a la caída de Machado (1933), inicia su segundo exilio cubano. A partir de entonces, sus estancias en Cuba serán breves: hacia fines de la década del treinta, como miembro de la nueva convención constituyente (ocasión en que es víctima de un atentado en que casi pierde la vida) y en enero de 1955, en que vuelve por última vez; pero su vinculación con Cuba, como representante diplomático (primero ante el gobierno español y luego ante la UNESCO) será permanente y activa. Sólo el régimen de Fidel Castro viene a interrumpir un servicio que se extiende por más de sesenta años. Es entonces que Ferrara vuelve a Italia y, en el Gran Hotel, donde reside en Roma, escribe sus Memorias, que no llegará a ver publicadas.

Es muy meritorio este encuentro que ha reunido en Nápoles a un pequeño grupo de italianos y cubanos para rendir tributo a un hombre extraordinario que ennoblece tanto a Italia como a Cuba; a la espera del día en que la libertad vuelva al país que él escogió por suyo, cuando, a los veinte años, partió a escondidas de la casa materna para emprender una aventura que aún está a la espera de que la filmen.