viernes, julio 17, 2009

CUBA: ROBO DE CEREBROS

Robo de cerebros



Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Los socialistas de mi país andan como locos porque quieren descubrir cómo le entra el agua al coco. Se reúnen los dirigentes del partido, se editan libros para aprender el trabajo de dirección en el socialismo y se gradúan por estos días tantos estudiantes que las cifras son, como siempre, sospechosamente estimulantes.

Mil quinientos en la Escuela Superior del Partido Comunista Ñico López; mil 617 como ingenieros en Ciencias Informáticas; mil 560 como maestros; dos mil 250 en la Universidad de La Habana y hasta varias decenas de presos de las cárceles Combinado del Este y de Mujeres del Occidente, como cocineras, enchapadoras, enfermeras, técnicos en bibliotecología y promoción cultural, para que el sueño de Fidel Castro de convertir las prisiones en escuelas, se cumpla. Incluso se conoce que desde los primeros años de la década del sesenta, y hasta el día de hoy, han cursado estudios en Cuba más de 52 mil extranjeros, provenientes de 132 países.

Cualquiera pensaría que bajo un régimen socialista se vive en el paraíso.
Pero, ¿qué ocurre con esa avalancha de jóvenes graduados en el paraíso socialista? ¿Cómo llevan a la práctica el conocimiento recibido, y dónde están las plazas laborales, si en vez de desarrollo, en el socialismo sólo hay retroceso?

He ahí por qué los comunistas cubanos se han reunido durante medio siglo, mañana, tarde y noche, en busca de una solución.

Con frecuencia, en la prensa castrista se puede leer sobre el desaliento de muchos jóvenes que se preguntan si son necesarios realmente, o narran el vía crucis por el que atraviesan para ubicarse laboralmente de acuerdo a sus carreras, o lo que es peor, señalan, como reflejó Juventud Rebelde el pasado 5 de julio, que los dos años de servicio social, según una ley que prioriza las necesidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, son dos años perdidos.

Ante este panorama que se sigue repitiendo, surge lo que tanto se lamenta: el robo de cerebros; es decir, la fuga de personal calificado hacia países capitalistas.

Buscar las causas es tan sencillo como picar una naranja en dos; no se requiere de un profundo análisis ni hay que acudir a los libros de Carlos Marx y Federico Engels.

La propiedad colectiva sobre los medios de producción es un fracaso rotundo en una sociedad compuesta por seres humanos, puesto que éstos requieren de libertad para prosperar y salir adelante, y sobre todo, respeto a sus derechos humanos.

Mientras la libertad no vaya aparejada al progreso individual, y no se respete la vida privada de cada hombre y mujer, así como su afán de superación y de desarrollar su iniciativa privada, el socialismo sufrirá de la fuga de su personal calificado hacia países libres.

Ni siquiera la solución está en producir robots humanoides para dar un gran salto económico. Huirían también en lanchas o a nado en busca de lo más ansiado por el hombre: ser libre en democracia.