jueves, octubre 15, 2009

CUBA : LA CULTURA DEL GARROTE

LA CULTURA DEL GARROTE




Por Jorge Olivera Castillo
Sindical Press

14 de octubre de 2009

La Habana – www.PayoLibre.com – El presidente del Comité de Integración Racial (CIR), Juan Antonio Madrazo retornó a su casa después de las 8 de la noche. Había salido bien temprano, escoltado por un par de policías vestidos de civil. Era un arresto. La manera de abortar una tertulia literaria.

Juan González Febles no alcanzó a sacar su inédito libro de cuentos, de la mochila que suele acompañarlo asiduamente, para leer varios textos y comentarlos con el resto de los colegas e invitados.

Esa tarde pondría en perspectiva parte de su obra, sus motivaciones para escribir y quizás también se hubiese conocido sobre sus próximos proyectos literarios.

La iniciativa fue aplastada con el garrote de impunidad. ¿Por qué tanto recelo ante una pequeña reunión para interactuar desde y para la cultura?

¿De que otra manera se podría catalogar la actuación policial, que no sea de abuso flagrante a los derechos humanos?

¿Por qué Madrazo tuvo que ser detenido y finalmente abandonado, al final de la tarde, en un alejado paraje del municipio de Rancho Boyeros a más de 20 kilómetros de su casa?

Tal proceder explica la nula disposición a ampliar los límites de una tolerancia tan voluble como las olas del mar. Lo que ayer es admitido y valga aclarar que no de manera formal, mañana puede ser represaliado. Al no existir un marco legal para ejercer los derechos fundamentales, pues el poder actúa según le convenga.

Como las demarcaciones para el usufructo de las libertades son invisibles, la fuerza se usa a discreción, algo que subraya el carácter dictatorial del sistema cubano.

Afortunadamente a Madrazo no se le inventó una causa como paso previo a un juicio sin las debidas garantías procesales seguido del internamiento en algunas de las varias decenas de prisiones desplegadas en todo el territorio nacional.

Sólo tuvo que soportar amenazas explícitas y veladas, la retención en una estación policial y posteriormente el abandono en la localidad conocida como El Wajay.

Esa es la metodología para sembrar el terror en la familia y dejar el clásico mensaje de intransigencia hacia cualquier iniciativa que se salga de los márgenes del estado.

Sigo pensando en los presuntos grados de letalidad del libro de Febles. Conocedor de parte de su obra, de veras no he percibido nada que pueda constituir un peligro como para impedir que lea, un par de cuentos, bajo el techo de una casa, sin amplificadores y sin bocinas.

Tal vez otro día tengamos mejor suerte. Va y el censor se queda dormido o simplemente le sale de sus entrañas dejar que las actividades impulsadas por el Club de Escritores de Cuba (CEC) se puedan realizar.

Así nos encaminamos hacia el cierre del año. Por más que me esfuerzo no veo señales de que el entorno sea favorable a una apertura en cuanto al ejercicio de los derechos civiles y políticos, sin cortapisas.

Para eso habrá que esperar. Todavía no han madurado las condiciones para avanzar en ese sentido.

Por el momento, hay que celebrar que Madrazo regresó a su casa sano y salvo. Lo que nunca olvidaré es el viernes 9 de octubre de 2009. Otra fecha a tener en cuenta a la hora del inventario de las arbitrariedades.

Ese día la tertulia literaria quedó en la intención. Los dueños del país se enfadaron. El garrote volvió a sus trajines primitivos.

oliverajorge75@yahoo.com