sábado, octubre 17, 2009

CUBA : PENSAR LA LEY Y HACER LA TRAMPA

PENSAR LA LEY Y HACER LA TRAMPA




Por Juan González Febles

Periodista independiente.
jgonzafebster@gmail.com


Lawton, La Habana, 15 de octubre de 2009, (PD) Tres empleadas de carpeta en tres hoteles consagrados al turismo de esta Ciudad de La Habana, son incapaces de explicarlo. Siempre que se compra una tarjeta para acceder a Internet desde un hotel, se debe entregar en el caso de los ciudadanos cubanos el Carné de Identidad (CI). Cuando se trata de un súbdito extranjero, se exigirá el pasaporte o cualquier otra cédula de identidad.

La tarjeta se denomina ‘TARJETA DE NAVEGACIÓN’. Tiene tres números. Dos de ellos son los necesarios para el acceso. Tenemos en este sentido el ‘ACCESO’-‘LOGIN’ y ‘CLAVE’-‘PASSWORD’. Existe otra clave numérica, una tercera denominada, ‘DATOS’. Según hemos logrado investigar, esta tercera cifra remite al vale de compra, vendido contra identificación y sirve a las autoridades cubanas para personalizar cada tarjeta vendida.

Esto permite al server cubano identificar cada chat e intervenir a voluntad en su e-mail. Pueden además, limitar de forma personalizada su navegación por la red. Para resumir, puede decirse que nadie disfruta de confidencialidad en su acceso a la red desde un server controlado por el gobierno totalitario de La Habana.

Con mucho bombo y platillos ha sido anunciado que las barreras informáticas para el acceso en la red de sitios antes censurados, fueron levantados. Desde los hoteles, se puede acceder a BBC Mundo, el periódico miamense El Nuevo Herald, la página CubaNet y hasta Primavera Digital.

Como ya ha sido dicho, la medida constituye un significativo paso de avance, más allá de sus leoninas tarifas, ciertamente es así. Lo único que faltaría por decir es que ningún blog o espacio en la red está a salvo de una eventual intervención por parte de los cíber policías al servicio de la dictadura cubana. Esto establece severas limitantes en términos de respeto a los derechos individuales y propicia intervenciones arbitrarias previstas en el espíritu y el texto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas de la que el gobierno cubano es signatario y violador contumaz.

El gobierno cubano piensa una ley y en ese doble discurso que le es tan afín, hace la trampa. Sería excelente que las autoridades de la Isla deroguen un requisito ideado con el propósito de controlar la vida y la privacidad de ciudadanos siempre inermes a la exigencia creciente de Papá Estado.