BARACUTEY CUBANO

Por Héctor Julio Cedeño Negrín

14 de octubre de 2009

La Habana – www.PayoLibre.com – Cuando escuché, por un canal extranjero, que Manuel Zelaya se encontraba en territorio de Honduras, comencé a replantearme mi concepto sobre su persona. Pero al final decepcionó a todos.

Pensé que se presentaría en una plaza de Tegucigalpa o de San Pedro Sula, donde dicen que tiene muchos simpatizantes, pero nada, el tipo no arriesga ni un solo pelo, su valentía era verde y se la comieron los chivos.

A pesar de que contaba con toda la logística y la inteligencia de varios países acólitos, el prestigio de varios que se han desprestigiados con él y la complicidad de la OEA, la ONU y otros organismos internacionales, con la movilización de toda la prensa internacional y el supuesto apoyo de todo su pueblo “que quiere restituirlo en el poder”, el personaje se escondió en su ‘trampa pa’ ratón’ brasileña, al amparo de Papá Da Silva.

Allí encerrado, no ha podido lavar su mancha de hombre cobarde y marrullero, ni ha podido demostrar su ‘tremendo amor’ por los pobres, para los que quiere “perpetuarse en el poder” pero por quienes no expone ni un solo centavo de su fortuna, ni una sola vaca de su rebaño, ni un solo pedacito de su piel.

Después de pasear el mundo como el Presidente turista de Centro América, a bordo del avión bolivariano de la Internacional Comunista, en periplo costeado por el sátrapa de Venezuela, optó por esconderse en la ‘Embajada Cuartel General’, prostituyendo el derecho de asilo, acompañado por su séquito de roedores inútiles.

Me hace sonreír, una foto de los días siguientes, al corrido del 28 de junio, donde se demuestra que sí existe valentía entre los luchadores hondureños.

Allí aparece un manifestante anti-Zelaya con un cartel en alto, que dice: “No tenemos petróleo, ni tenemos dinero, pero tenemos huevos”

Eso es precisamente lo que le falta a ese señor, que espera, casi lloroso, a que los mediadores de la OEA lo restituyan en el poder; poder que perdió por su mala pata, por seguir los consejos de los trasnochados de la bobera. Y como bien dice el dicho: “El que empuja, no se da golpes”.