miércoles, enero 13, 2010

CUBA: Cola de langosta

Cola de langosta




Por Yosvani Anzardo Hernández
13 de enero de 2010

Holguín, Cuba – www.PayoLibre.com – Pedro Cuevas nació en "La esperanza", una chalupa que construyó su padre allá por los años 40 del pasado siglo. La bahía de Nuevitas vino a ser testigo inmutable de sus aventuras infantiles, su parque de diversiones, escuela y lugar de subsistencia.

Pedro heredó "La esperanza" de su padre junto a la voluntad del viejo a prueba de malos tiempos. Juntos hicieron grandes capturas de langosta, tanto en la bahía como en el Archipiélago de los Jardines de la Reina, donde siempre ha sido abundante el cotizado crustáceo.

Con el tiempo muchas cosas han cambiado. Las empresas estatales pagan 1 500.00 pesos moneda nacional la tonelada de tiburón, sin embargo sólo las aletas las vende a los chinos a razón de 200.00 dólares la libra, o sea, unos 4 800.00 pesos. Es un robo al pescador pero, qué puede hacer éste. Algo similar ocurre con las tortugas y la langosta, pero con la diferencia de que el crustáceo sí tiene compradores en el mercado clandestino donde son cotizadas a 1.00 dólar la cola.

La dirección de la cooperativa como es "bondadosa", permite la cuota de seis langostas por bote para el consumo, sin importar cuantos pescadores trabajen en él.

Pedro, de vez en vez, ha logrado burlar la vigilancia nadando hasta tierra donde esconde una bolsa de tela con diez ejemplares, y luego regresa a la chalupa con los dos cooperativistas que trabajan con él porque tiene que desembarcar en el muelle para no llamar la atención. Ellos son cómplices, por eso se reparten las ganancias. Es riesgoso hacer estos negocios ilegales, desde tierra te vela la gente para robarte lo que escondes, eso sucede mucho.

Por otro lado es difícil confiar en tus compañeros porque, el "Enriquecimiento ilícito", como se llama ese delito, te lleva directo a la cárcel y pierdes la embarcación.

De cualquier forma aquí casi todo tiene solución. Si la policía te sorprende, dejas que te confisque la mercancía y no te lleva para la unidad, así no pasa nada. Pedro no es de mucho hablar, pero siempre ha pensado que nunca le dará lo que es para sus hijos a la policía.

La moral de Pedro es dura como una piedra y ha vivido siempre pobre como la mayoría, pero sin hacer concepciones. No participa en nada ni llama la atención, no obstante, ese aislamiento cansa, y alguna que otra querella sí ha tenido con las autoridades cuando le han insinuado que colabore denunciando a sus compañeros. Y es que esa proposición se la hacen a todos para que nadie confíe en nadie.

Un día, en nada diferente a los demás, por alguna razón aún desconocida, Pedro Cueva no escondió las langostas y salió del atracadero con su bolsa a la espalda. No había avanzado más de 100 metros cuando a su paso le salió "La sal", un policía así bautizado por la gente, nadie sabe que se dijeron. Los testigos declararon que hubo un forcejeo y luego un disparo. Manuel Montero, Alias "La sal", fue ascendido por el celo en el cumplimiento del deber.

Pedro Cueva murió apretando con fuerza la bolsa contra su pecho.

El mando de la Capitanía del puerto, por su parte, fue "magnánimo", pues sólo confiscó el motor de la chalupa. Los hijos de Pedro la heredaron, pero la ley establece que si en tres meses la embarcación no está lista para navegar la queman. Y así fue como una mañana "La esperanza" desapareció envuelta en llamas. Y hay estúpidos, muchos, muchos más de lo que puedas imaginar, que ahora aseguran que todo sucedió, por una cola de langosta.

Nota: El nombre del pescador ha sido cambiado, aunque Manuel Montero Cera es el nombre real de un policía con muchos crímenes.