POLÍTICA DE ESTADO EN CUBA: Espejismo, redundancia y contradicción
Espejismo, redundancia y contradicción
Yaxys Cires Dib
Madrid
Hablar de "política de estado" en Cuba es un espejismo, una redundancia y una contradicción. En primer lugar, es un espejismo, porque en sentido estricto el término es aplicable a países democráticos donde por regla general existe alternancia en el gobierno y por lo cual se hace necesario que determinadas políticas (consensuadas por las fuerzas políticas más importantes) se mantengan con independencia del color político del partido o coalición gobernante. Una "política de estado" con sentido necesita una separación clara entre el estado y el gobierno; de ahí también la diferencia entre las políticas de estado y las políticas públicas, obedeciendo estas últimas a objetivos trazados por el poder ejecutivo de turno, como puede ser la disminución de accidentes en carreteras.
En segundo lugar, es una redundancia, porque visto el término en sentido lato, en Cuba la voluntad de la clase política gobernante siempre ha sido "política de estado", así como sus fracasos han sido siempre considerados "secreto de estado". Todo ha sido y todo es "política de estado": la discriminación a los homosexuales y religiosos, las escuelas en el campo, los editoriales de Granma, la cartelera de televisión, el regreso de Elián, el deporte; todo es o deriva de una "política de estado" abarcadora…, he ahí la más relevante diferencia entre una dictadura y un régimen totalitario.
Pero es también una contradicción, porque la voluntad política del régimen siempre se ha dado por medio de hechos consumados, es decir: actuando por delante de cualquier evento que pudiera dificultar o impedir la decisión de antemano tomada. La política de hechos consumados está en las antípodas de las políticas de estado, que dentro de la lógica centralista del socialismo deberían aunque sea seguir cierto proceso.
Ahora, si por algo se ha destacado el régimen es por adornar con palabras rimbombantes todas sus ocurrencias sin tomar nota de que para una gran parte de la población no son más que cursiladas o títulos que evocan los fracasos de siempre, llámese "zafra de los 10 millones", masificación de la cultura, programa alimentario, las vacas enanas o el vaso de leche para todos. Y con este lenguaje y estas maneras pretende, precisamente, crear la ilusión de que se hace algo, de un cierta dirección coherentes con el interés general y la permanencia de algunos valores en el futuro, ocultando que su única intención es reforzar el poder y mantenerlo tanto tiempo como se pueda.
¿Políticas de estado o políticas para el estado?
Recientemente se habló de "impulsar la educación de la sexualidad como política de Estado" para que la población respete la diversidad sexual. Ahora hay que enseñar a la gente a ser tolerante. Pasa igual que con el reciente debate sobre el paternalismo: dependencia creada y mantenida por otros, pero son los ciudadanos los que tienen que escuchar las lecciones y hacer actos de constricción.
( La revista Mella, era la revista oficial de la Unión de Jóvenes Comunistas, UJC. Se ve a los tres Pucho, Estudio, Trabajo y Fusil, aplastar a homosexuales, ¨peludos ¨ tipo Beatle, oficinistas identificados como burócratas, al tio Sam, etc.)
Por muchos prejuicios que podamos tener los cubanos, el respeto a las diferentes inclinaciones sexuales debería ser más que una política de estado, una política hacia el Estado. Pues no fueron los ciudadanos los que crearon la UMAP, los que deportaron a homosexuales en el llamado grupo de "las escorias", los que incentivaron a actuar contra personas como el escritor Reinaldo Arenas ni los que han utilizado la homosexualidad de alguien para chantajearle.
Se puede presumir la buena voluntad de los impulsores de esta iniciativa y desear su éxito, pues en definitivas de eso se trata, de respetar las opciones de cada persona siempre que no hagan daño a los demás. Pero el mensaje sería más creíble si se buscara la liberación integral de la persona y no sólo de su opción sexual. En Cuba lo que hace falta es mucho respeto a la dignidad humana.
Por ahora es inevitable que los nuevos bríos sean vistos como un contrasentido: montarse tan temprano en el coche progresista cuando se tienen pendientes tantas asignaturas básicas, como es el respeto a la libertad de conciencia o importantes problemas de justicia social.
En todo caso, como decía al principio, las políticas de estado responden normalmente a los asuntos más trascendentes, y casi siempre se hacen pensando en el interés general. En Cuba hay asuntos vitales que agobian a la sociedad como el problema de la vivienda, el poco valor de los salarios, la mala alimentación, entre otros. A estos deben responder las políticas de estado y las públicas, pero dudo mucho que se tenga voluntad para hacerlo. Por suerte o por desgracia, hace rato que ya nadie lo espera.
COMENTARIO DEJADO
Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "EL WATERLOO DE BARACK OBAMA":
SNIPER said:
I absolutely agree with the thesis of Yaxys C. Dib, an author I have been closely following for some time. Talking about 'state policy' in Cuba is pure nonsense. The most suitable description of its essence is that given by Mr Dib. It all amounts to mirage, redundancy and contradiction.
It is redundant because, as the author clearly stated, "in Cuba the will of the ruling political elite has always been the only state policy...".
But I would like to add that, rather than the will of the ruling elite, it has been the whim and fancy of Fidel Castro that has authoritatively dictated every Cuban policy for over 50 years.
If Louis XIV said, "L'etat, ces't moi," Castro could also say like an absolute monarch: 'I am the state'. Thanks, Mr. Dib
Sincerely, Sniper
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home