BARACUTEY CUBANO

La falsedad del Día de la Mujer

Por Nicolás Águila

Este lunes no felicité a Lola por el Día de la Mujer Trabajadora (así le llaman en España al Día Internacional de la Mujer, excluyendo a las amas de casa y a las heroicas abuelas).

No la felicité no sólo porque ella venía muy agobiada del trabajo y se fue directo a la cama. También porque a mí francamente no me agrada este agasajo de consolación a la mujer una vez al año. Mucho menos siendo el 8 de marzo una fecha del calendario leninista, para ser más franco.

La camarada que instituyó esta fecha como Día de la Mujer fue Clara Zetkin, una líder comunista alemana que abogó por la emancipación total de la mujer hasta que Vladímir Ilich Lenin le puso freno con un regaño muy leninista. Lenin le advirtió a la Zetkin que no debía ir tan lejos en la cuestión del sexo y el matrimonio. Lo que le interesaba al jefe de los bolcheviques era la praxis de la toma del poder y no la putería en bandeja bajo la bandera de la hoz y el martillo.

Así fue de tajante el camarada Lenin en su histórica entrevista con la activista alemana:

Tu lista de pecados, Clara, es todavía muy larga. Me han dicho que las cuestiones del sexo y el matrimonio son los asuntos fundamentales en las veladas de lectura y discusión de las compañeras. Son el principal punto de interés de la instrucción y la educación política. Apenas podía creer a mis oídos cuando lo oía.

( a la izquierda Clara Zetkin, a la derecha Rosa de Luxemburgo )

Clara Zetkin se tragó todas sus ideas feministas acerca del amor libre y el despelote libertario marxista. Había entrado en escena el leninismo con su rígida disciplina de ordeno y mando. El centralismo 'democrático' leninista no inclina sino obliga. Clara Zetkin rindió todo su feminismo ante la voluntad del tirano comunista.

Hubo que esperar, pues, hasta los años 60 para que se produjera la revolución sexual y la mujer por fin se liberara. Por eso, que a Clara Zetkin la recuerde otro. Yo no celebro el 8 de marzo por respeto a la mujer.