sábado, julio 31, 2010

Alucinación en La Habana



Alucinación en La Habana


Por Guillermo Descalzi


El más raro de todos los cruces se ha producido en La Habana. Es una de las alucinaciones más grandes del régimen. Es un corlobo, cruce de lobo y cordero. Hizo su aparición primero como cordero, cuando el canciller de España y el cardenal primado de Cuba anunciaron su nacimiento. Fue un triunfo, intimaron, porque sacaron del vientre del régimen un cordero de paz, la anunciada liberación de los presos de la primavera negra.

Luego Fidel parió al lobo. Parecieron al inicio dos hechos separados, pero resultó ser la misma cosa, un parto en dos etapas. Es así como salió el corlobo. No pasó mucho de escuchado el balido del cordero cuando los Castro nos hicieron oír el aullido del lobo. De boca de Fidel salió el anuncio de que Estados Unidos había hundido el Chenoan, un buque de Corea del Sur. ``Le pusieron una bomba a un barco de Corea del Sur, y fueron los mismos yanquis, está probado que fueron los mismos yanquis. Lo que le costará mucho trabajo admitir a Estados Unidos es admitir que fueron ellos quienes hundieron el buque sofisticado''.

Nos quiere hacer creer que fue un intento fallido por desatar una guerra con Corea del Norte. Si esto parece alucinante, más lo es su anuncio de lo inevitable de un ataque de Estados Unidos a Irán, y que no podrá ``dejar de ser nuclear''. Esto viene después de que predijese que Estados Unidos aprovecharía el mundial de fútbol para, cuando la atención del planeta estuviese distraída, iniciar su ataque.

Es el alucinante en jefe, y con esto el mundo entero tuvo la oportunidad de darse cuenta que el cordero de La Habana es en realidad un corlobo de los Castro. Ahora, la pregunta es por qué y para qué han montado esta escena.

Tengo dos teorías, y las dos revelan un propósito maquiavélico en la dirección de la revolución. Una es la teoría del sube y baja, ese aparatito usado para entretenimiento de niños, y de algunos adultos también. Con el plañido del cordero suben las expectativas. Con el aullido del lobo bajan las expectativas. Resultado: cero. Uno más uno en este caso es cero. El cambio neto es cero. La revolución logra un gran revolú mientras produce cero cambio real. Logra así un espacio más de vida en este mundo donde todo parece volverse tan difícil para ella. San Fidel de los milagros sacó un conejo más del sombrero.

Mi segunda teoría es la de la grieta, de una grieta en la revolución, y se parece a la del sube y baja, pero mientras que en la del sube y baja ambos lados están de acuerdo, en la teoría de la grieta un lado se opone al otro. En este esquema el ala moderada de la revolución quiere cambio, mientras que la recalcitrante insiste en el más puro estalinismo. En ambos casos el resultado es el mismo, cero cambio en el gran panorama de la vida en Cuba. Mientras tanto, en el exterior, siembran para cosechar el espacio de vida que esperan lograr con esto para la revolución.

Es un cuadro que sería maquiavélico de no ser por lo alucinante que en verdad es. La Habana ha parido un corlobo y quiere que creamos que es cordero de Dios. Otros dirán que es lobo del diablo. Es corlobo, y la tarea ahora de quienes queremos al cordero es separar las dos especies en este engendro sin permitir que, tan pronto estén separados, el lobo se coma al cordero.

hora, como todo buen teorema, este tiene varios corolarios. Uno de ellos es que al soltar a los prisioneros de la primavera negra desarticulan, o pretenden desarticular, el movimiento de las Damas de Blanco, sacándolas junto con sus maridos al ``exilio voluntario'', al destierro que les imponen. Otro es que atribuyendo el hecho a la mediación de Moratinos con Ortega y Alamino desvirtúan así el alcance y el poder de los verdaderos héroes del drama cubano, la disidencia interna, avivada por aquellas a quienes golpean a escondidas ya que por sus faldas no pueden golpear como hombres, las grandes y dignas Damas de Blanco.

Abajo Fidel, es el grito que falta, abajo Fidel. ¿Et tu Fidel? El comandante se ha trastocado en coma andante, y falta que se le empuje, un empujoncito nada más, para meterlo junto con la revolución en la tumba a la que se resisten a entrar. Es hora de empujar. En La Habana alucinante parece haber llegado la hora del putsch. ¿Y en el exilio qué? Aquí, en el sur de la Florida, debemos no sólo hermanarnos cubanos y no cubanos por igual, sino también atarnos a aquéllos que en la isla traicionada de hoy continúan con su lucha para traer de regreso la cordura a La Habana de la alucinación.