CUBA: Próximo golpe de Estado
Casi todo lo que ha llevado a cabo y lo que no ha llevado a cabo Raúl Castro ha sido con la aprobación de Fidel Castro. Casi todo lo que ha dicho y lo que no ha dicho Raúl Castro ha sido con la aprobación de Fidel Castro. He escrito ¨casi todo ¨porque las palabras dichas bajo los efectos de los efluvios del vodka con naranja, sustituto del ¨ron paticruzao¨ y de la Carta Blanca de Havana Club, han sido la excepción. Raúl puede tener puntos de vistas diferentes a Fidel Castro, pero su dependencia y respeto a su hermano-padre durante tantas décadas hacen imposible que tome decisiones medulares que fueran del desagrado de Fidel Castro. Raúl Castro conoce muy bien el pensamiento de Fidel y mejor que nadie ha estado al tanto de la evolución y de la mejoría de Fidel y los pronósticos de su recuperación. No creo en esa ¨lucha sórdida y sostenida¨ .
Próximo golpe de Estado
La última batalla de Fidel Castro tiene por objetivo atajar el buen tono que cada vez con mayor celeridad adquieren las relaciones del gobierno cubano con Estados Unidos
Por Norberto Fuentes
Miami
30/07/2010
Uno de los lugares comunes de los que podíamos llamar los think tanks cubanos de los años 70 y 80 era que Fidel Castro encontraba siempre su mejor plataforma política cuando actuaba desde la oposición. Era una forma ingeniosa de gobernar a la vez desde la izquierda o la derecha (según viniera al caso) pero conservando el centro firmemente bajo su control. Llamo aquí think tanks a los pequeños reductos de pensamiento liberal, entre los que contabas burócratas, embajadores, algunos escritores, oficiales más o menos deslenguados del Ministerio del Interior y viejos comunistas defenestrados. Pero desde que Fidel cedió el poder en 2006 por el grave padecimiento intestinal, e incluso hallarse al borde de la muerte, y de que su hermano Raúl ocupara la presidencia, el 3a perdió su equilibrio.
Vistas así las cosas, hoy tenemos la certeza de que todas las energías no comprometidas en su rehabilitación, en estos últimos cuatro años, Fidel las ha dedicado a mantener —a toda costa— su vigencia política. El despliegue de actividades fuera de su confinamiento de los últimos días, más que una muestra de su milagrosa rehabilitación y de la férrea voluntad que lo sostiene, es evidencia de su concentración en el objetivo, y más aún, de que está pujando por el poder.
Así pues, mientras Raúl se mandaba a instrumentar unas añoradas medidas de cambios socioeconómicos por las que ha abogado desde los años 60, Fidel reivindicó sus actividades como opositor, pero esta vez sin estar él en el centro ni ocupar los cargos de su otrora investidura. No fue muy paciente, por cierto. No esperó a que cicatrizaran sus heridas para empezar a torpedear los proyectos de Raúl. La primera gran zancadilla tuvo lugar el 26 de julio de 2007 cuando hizo correr que Carlos Aldana, el antiguo secretario ideológico del Partido, había escrito para Raúl el discurso de tonos reformistas del acto, y a continuación vinculó el resurgimiento de Aldana con la presentación de la tele de otros dos duros de la vieja guardia: José Serguera y Luis Pavón, a los que se identifica como los Torquemada de un supuesto quinquenio gris de la cultura cubana. Desde entonces, esos son los cuatro años de Fidel sin cargos de Gobierno.
( El ex presidente Fidel Castro durante una reunión con artistas e intelectuales en La Habana, el lunes 26 de julio de 2010. )
Aunque Raúl tampoco se ha quedado tranquilo, y empezó por recortarle la escolta y cambiarle el personal más allegado, que Fidel, por su parte, se los vuelve a tratar de reclutar. Es una lucha sórdida y sostenida. Pero la última batalla, la iniciada la semana pasada, es merecedora de mucha mayor atención porque tiene por objetivo librar su campaña más peligrosa desde la época de Bahía de Cochinos o del derrumbe de la Unión Soviética: atajar el buen tono que cada vez con mayor celeridad adquieren las relaciones con los Estados Unidos. El éxito obtenido por Raúl al negociar con España y la Iglesia la libertad de los presos políticos es solo la puntita de ese témpano. Fidel emplea para el contragolpe anunciar la inminencia de dos guerras nucleares a desatarse a la vez en Irán y Corea del Norte. Entonces deja pasar una semana y, de repente, a oficiar por su cuenta, en un pueblito al oeste de La Habana, su acto por adelantado del 26 de julio, que es la celebración por el asalto al cuartel Moncada. El objetivo ahora es impedir las supuestas medidas de reforma económica. Y aguarle a Raúl su 26 de julio, en la ciudad de Santa Clara, donde se suponía que las iba a proclamar. Para el jaque mate, Fidel desplaza la zona del próximo conflicto hacia la frontera de Colombia con Venezuela. Esta vez no habrá armamento nuclear, pero Chávez —por orientaciones de ustedes ya saben quién— trae en la mano la baraja infalible para que los gringos salten: amenaza con cortarles el suministro de petróleo. Y, desde luego, olvídense de reforma económica. Tal es el dilema.
Raúl sabe que es imprescindible en orden de sobrevivir. Fidel, por su parte, sabe que, de lograrlo, Raúl no solo va a consolidar su gobierno sino que, de hecho, activa el peligro de barrer con todo vestigio de su legado. El tiempo apremia. Así, el lunes se apareció por el Memorial a Martí en plena Plaza de la Revolución y el martes anunció la aparición de un libro sobre el Ejército Rebelde. Y de seguir Fidel en esta terca posición de saboteador, no sólo pone en crisis el nuevo liderazgo, sino que él también puede ser la última víctima fatal de su propia torpeza. Porque cuando no es Fidel haciéndose la oposición a él mismo —como parte de un sistema que es a su vez un todo—, sino a un nuevo y legítimo gobernante, el procedimiento se convierte en quinta columna. Y por mucho menos que eso, ellos —los dos— han fusilado a mucha gente.
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Este texto, con ligeros cambios formales, fue publicado en el diario español ABC con el título Cuba: de repente en el verano. Se publica con la autorización del autor.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
A otro perro ha dejado un nuevo comentario en su entrada "CUBA: Próximo golpe de Estado":
"No creo en esa 'lucha sórdida y sostenida'." Pues yo no creo en un esbirro maquillado y "rehabilitado" como Norberto Fuentes.
3 Comments:
Y aguarle a Raúl su 26 de julio, en la ciudad de Santa Clara, donde se suponía que las iba a proclamar.
¿Acaso alguien sabe algo en firme?
¿Será que los hermanos tienen una guerra de micrófonos y confidentes?
La mejor reforma que podría hacer Raul, la más inteligente para salirse con la suya de obtener créditos sin abandonar la imagen de socialismo , era entregar a manos privadas la producción agropecuaria, conservando el régimen la gestión de los servicios. Esperando que los capitalistas se creyeran esa privatización, pero mientras, resolviendo el problema del hambre real , de la ddistrbución y producción y descongestionanso con la vuelta al campo la sobrepoblación insostenible de la Habana.
En un año o menos, cabría esperar la llegada de los inversionistas o créditos porque ya costaría decir que no a dar dinero "al pueblo". Depende de cuánto se creyese en esto.
La cuestión está en que no les preocupa una revuelta represiva sangrienta porque el pueblo no tiene armas, y ellos están bien armados. Por eso, no quieren resolver el autobloqueo: sale barato atajar cualquier conspiración comprando al delator por un saco de arroz y un puerco; si eso se consigue fácil aumenta el precio y disminute a casi ero el número de los que estarían dispuestos.
"No creo en esa 'lucha sórdida y sostenida'." Pues yo no creo en un esbirro maquillado y "rehabilitado" como Norberto Fuentes.
A otro perro, ese es nuestro drama; ayer eran ayos y guardaespaldas,y hoy se sientan com María Elvira. Y no les decimos nada, necesitamos creer que " estaban " confundidos. incluso todos; aun no he visto uno que diga en Miami yo soy castrista, sólo me fui por desavenencias con mi jefe. No le ocurriría nada, la generación Huber Matos-Pérez Roura no tanto tienen punch ya, y los nuevos han sido contrapesados por medios ambiguos, políticamente correctos, lo cual dicho de Cuba es un crímen.
No nos queda más remedio que creer en la buena fe de los conversos, practicar al contrario el dicho de a enemigo que huye puente de plata.
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