sábado, julio 10, 2010

Editorial del diario español EL MUNDO del 9 de julio de 2010: Si hay destierros es porque Cuba no ha cambiado

Editorial del diario español
( 9 de julio de 2010)

EL MUNDO

Si hay destierros es porque Cuba no ha cambiado


EL ANUNCIO de la próxima liberación y destierro de 52 presos políticos cubanos es motivo para una cautelosa alegría. Por lo pronto, habrá que esperar a que se confirmen las excarcelaciones: otras veces se han hecho anuncios similares que a la postre no se han cumplido.

Sorprende por ello que el ministro Moratinos se haya apresurado a lanzar las campanas al vuelo y haya afirmado que ya no existe «ninguna razón» para que la UE mantenga su política de condicionar las relaciones con Cuba a los avances en materia de derechos humanos. Como si hubiera acabado la represión en la isla, como si no quedaran -al margen de los 52 posibles afortunados de la lista- otro centenar de presos de conciencia o como si se hubieran recuperado de pronto las libertades en el país caribeño.

Si realmente hubiera cambios en Cuba, los excarcelados podrían quedarse en su país, pero precisamente porque las leyes son las mismas se ha advertido que se les expulsará. Si se les pusiera en la calle, más pronto que tarde volverían a encarcelarlos.

Una cosa es que la comunidad internacional se muestre favorable a tender puentes de diálogo con el régimen cubano y dispuesta a facilitar ayuda humanitaria al país, y otra muy distinta que se jalee el anuncio de excarcelaciones y se presente como un gesto que habría que agradecer a la dictadura. A este respecto, cabe recordar que fue Obama quien anunció su propósito de dar un giro a las relaciones con Cuba y que Raúl Castro, pese a haberse mostrado dispuesto a entablar un «diálogo sin condiciones», acabó enrocándose.

En cualquier caso, si acaban confirmándose las excarcelaciones, estaremos ante una buena noticia para los afectados y sus familiares. Los reos pertenecen al conocido como Grupo de los 75 y son «hombres honrados que dijeron su verdad y trabajaron (trabajan) por ella de una manera decente y pacífica», como recuerda hoy su compañero Raúl Rivero en nuestras páginas. Pese a ello, llevan seis largos años entre rejas en condiciones infrahumanas. Les impusieron condenas delirantes tras acusarles de conspirar contra el régimen y de actuar a las órdenes de EEUU.

La liberación de presos demostraría también que la muerte de Orlando Zapata, fallecido en febrero tras llevar hasta el final la huelga de hambre, no fue inútil. La repercusión de ese hecho ha sido enorme, sorprendió al castrismo y marca un antes y un después para el régimen. La firmeza de otro disidente, Guillermo Fariñas, ha descolocado a las autoridades cubanas, que temían las consecuencias de un desenlace fatal de su huelga de hambre. Ayer la interrumpió tras conocer el anuncio de la liberación de presos.

El gesto que supone aprobar el mayor número de excarcelaciones en más de una década revela que los Castro están contra las cuerdas. La situación económica y social del país es insostenible. La escasez se ha agravado, la gran mayoría de los productos que se comercializan son extranjeros y el discurso de la revolución ya no convence a casi nadie.

Sería un error pensar que, con su anuncio de poner en libertad a los presos de conciencia, el régimen cubano ha puesto en marcha un proceso de cambios o de transición política. El trance recuerda aquella fase en que la antigua Unión Soviética, agobiada por la presión internacional, dejaba salir del país a los disidentes, pero sin aflojar las tuercas sobre los ciudadanos. Por tanto, cabrá alegrarse por la liberación de presos políticos cuando ésta se produzca, pero eso no significa, ni mucho menos, que el resto del mundo esté en deuda por ello con la abominable dictadura cubana