domingo, julio 11, 2010

Pensando en Cuba y en el Cardenal Jaime Ortega Alamino

Tomado de http://www.diariolasamericas.com


Pensando en Cuba y en el Cardenal


Por Frank Calzón*

Que bonito hubiera sido que el cardenal Jaime Ortega Alamino además de haber compartido con el ministro español Miguel Angel Moratinos y con Raúl Castro hubiera visitado a Reina Tamayo en su humilde hogar de Banes, para abrazarla, decir una oración con ella y decirle “la muerte de su hijo” no ha sido en vano.

Que bueno hubiera sido que en el camino a Banes, el Cardenal-Arzobispo de La Habana hubiera visitado aunque solo por unos minutos a Guillermo Fariñas para en nombre de la Iglesia y de todos los cubanos agradecerle sus sufrimientos.

Y que bueno hubiera sido si el Cardenal no se hubiera prestado a la infamia de Raúl Castro de desterrar a España a los presos políticos. El destierro para cualquier ser humano es un castigo terrible porque lo desarraiga de la tierra donde nació y a los cubanos les recuerda las arbitrariedades de los capitanes generales españoles del tiempo de la colonia que desterraban a Ceuta a los patriotas cubanos independistas.

La decisión de Raúl Castro, excarcelando a los cinco y prometiendo la excarcelación de otros 52 durante los próximos tres o cuatro meses, no tiene nada que ver con el inicio de reformas en la isla: lo que el hermanísimo quiere es darle oxígeno a la fracasada gestión de Madrid encaminada a conseguir el levantamiento de las sanciones europeas en contra del régimen.

Pero por mucho que sean los aplausos de los acólitos de Raúl, los grupos de derechos humanos alrededor del mundo no han caído en la trampa. José Miguel Vivanco de Human Rights Watch declaró claramente al Washington Post que la noticia era buena, pero que no había que felicitar a la dictadura, porque esos hombres no tenían que haber estado en prisión, ya que el delito por el que fueron condenados – criticar al gobierno, no es punible en ninguna sociedad civilizada.

En una nota de su blog titulada “El Avión de Moratinos,” Yoani Sánchez la bloguera cubana reconocida internacionalmente dice que la aeronave del ministro español, por muy grande que sea, no es lo suficiente para llevarse de la isla siquiera una parte sustancial de los que desean el fin de la dictadura.

Por muy asustado que esté el General Raúl, y por muy dispuesto que esté el presidente José Luis Rodríguez Zapatero a ayudarlo, la oposición que según Fidel Castro son “grupúsculos al servicio de los Yankees,” no se limita a os presos políticos, y a sus familiares. La oposición democrática se encuentra ya en las calles y en cada provincia de la isla y es un espejo de la población cubana: muchos cubanos de la raza de color, muchos jóvenes, habitantes de la ciudad y del campo, periodistas independientes, médicos, abogados, intelectuales, sacerdotes, etc.

La oposición activa y el resto de los cubanos saben quien es Raúl Castro, y quien es Miguel Angel Moratinos; y muchos de ellos le dan la bienvenida a las filas de los que han defendido vigorosamente el derecho de los cubanos a decidir su propio destino por más de medio siglo al Arzobispo de La Habana.

El momento es crítico. Muchos gobiernos democráticos, incluyendo el de Barack Obama, insisten en la necesidad de reformas sustanciales. Que bueno sería si el Cardenal insistiese como lo hicieron en su día los obispos polacos que la Iglesia debe ser parte de las negociaciones, pero que es fundamental que participen otros elementos de la sociedad cubana: los presos políticos, jóvenes oficiales de las fuerzas armadas, periodistas independientes, miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas, intelectuales, representantes de los sindicatos obreros clandestinos y otros.

*Frank Calzón, Director Ejecutivo del Center for a Free Cuba (Centro Para una Cuba Libre), Washington, D.C.