EL ELIXIR DE LA LIBERTAD
EL ELIXIR DE LA LIBERTAD
Por Alfredo M. Cepero
Director
www.lanuevanacion.com
Las recientes noticias procedentes de Cuba han desatado un torrente avasallador de opiniones y sentimientos con respecto a la supervivencia de la satrapía obsoleta de los hermanos Castro. El dinosaurio mayor declara y mas tarde desmiente que el “sistema no funciona ni siquiera para los cubanos” y el heredero maniatado trata de apuntalar el fracasado proyecto con elementos limitados de economía de mercado. Todo esto ha dado lugar a que, tanto dentro como fuera de la isla, se hayan levantado voces que expresan preocupación de que el régimen pueda prolongarse mas allá de lo que se pensaba hace cuatro años cuando el gran simulador estuvo literalmente con un pié en la tumba.
Yo proclamo mi total discrepancia con esos ominosos temores. Por el contrario, comparto en su totalidad las opiniones expresadas recientemente por el ilustre compatriota Vicente Echerri en el sentido de que el sistema no tiene arreglo y se caerá irremisiblemente bajo el peso de sus imperfecciones y de sus injusticias. Me vienen a la mente recuerdos de mi niñez sobre el Circo Alegría que hacía las delicias de jóvenes y viejos en su visita anual a mi pueblo de Amarillas en épocas de Semana Santa. Tenía una pequeña carpa sostenida por un solo palo mayor bajo la cual actuaba una bailarina pasada tanto en años como en libras y un improvisado domador castigaba con su látigo a un león famélico y sin dientes. Como el circo de marras, el circo de los Castro con su palo mayor carcomido y su león desdentado caerá muy pronto bajo el peso de sus iniquidades.
Para convertir en realidad su sueño de perpetuarse en el poder los opresores y victimarios confrontan una larga lista de inconvenientes: El sistema no funciona aunque lo niegue el sicario mayor, la nomenclatura integrada por la vieja guardia es una guardia vieja que ignora los riesgos y demandas de la moderna tecnología de las comunicaciones y es incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos, a los pichones de tiranos no se les ha dado la oportunidad de desarrollar sus habilidades para gobernar por temor a que se hicieran con el poder en forma festinada, los mandos militares de nivel intermedio podrían mandar a retiro a los viejos jerarcas ante el temor a la hecatombe que desataría la muerte del tirano delirante, el financiamiento externo es cada vez mas limitado debido a la caja debilitada de Chávez y a la renuencia de otros gobiernos a seguir siendo estafados y, finalmente, el pueblo ya no cree en promesas que han demostrado ser falsas a través de medio siglo de engaños. Todo esto complicado por el despido de 500,000 empleados estatales.
De ahí que no hayan tenido otra opción que dar una pequeña dosis de libertad económica al oprimido y hambreado pueblo cubano. Un pueblo saturado de médicos, abogados, ingenieros y diletantes de toda laya pero carente de empresarios y de operarios en oficios como la carpintería, la construcción, la plomería y la agricultura. Y como para evitar cualquier semblanza de capitalismo los han bautizado con el ya gastado término de “cuentapropistas”. Una revisión de la política suicida de 1968 cuando el gobierno despojó de sus propiedades a 58,000 dueños de pequeños negocios.
Esta política tiene, sin embargo, sus riesgos implícitos y podría muy bien convertirse en una espada de doble filo que termine por descabezar a la tiranía. Esto lo ha sabido siempre el tirano ahora balbuceante que durante años se opuso a toda apertura en su intento por impedir el desenlace inesperado al que condujeron el “Glasnost” y la “Perestroika” de Gorbachov en la Unión Soviética. Adoptarla ahora es sin dudas un indicio inequívoco de desesperación por prolongar su hegemonía hasta el momento una muerte que ya esta mirando a muy corto plazo. Y después que venga el diluvio o el holocausto nuclear que anuncia a diario porque este miserable no concibe un mundo donde no esté incluido su “narcisismo” urticante.
La buena noticia para quienes trabajamos por una nación en libertad, democracia y prosperidad es que esta política es un paso en el vacío del cual el régimen no puede dar marcha atrás. Los jóvenes revolucionarios de hace treinta años habrían tenido la opción de “revisar la revisión” si las cosas no les salían según sus deseos. Los adefesios que, contra toda lógica, se aferran hoy al poder están tan debilitados por la arterioesclerosis, la artritis y las enfermedades cardiovasculares que son mas bien candidatos para reclusión hospitalaria que para gobernar pueblos.
Y es precisamente ese pueblo el que tendrá la última palabra en la gran epopeya de nuestra lucha por la libertad. Una libertad que, como el aire, se niega a ser dosificada por ningún tirano. Una libertad que es una especie de elixir embriagador y estimulante que conduce a los hombres a esfuerzos sobre humanos y a sacrificios supremos. Los cubanos hemos demostrado que estamos dispuestos a pagar el precio y los tiempos indican que estamos muy cerca de llegar a la meta y disfrutar sus bendiciones.
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