AL AÑO DEL CONCIERTO DE JUANES EN LA PLAZA DE LA REVOLUCIÓN . EN PLAZA SITIADA
EN PLAZA SITIADA
Por Odelin Alfonso Torna
Periodista independiente.
odelinalfonso@yahoo.com
23/09/2010
Arroyo Naranjo, La Habana, septiembre 23 de 2010, (PD) Si tuviéramos que marcar en el calendario esos días que significaron bofetadas para el castrismo, no pasaría por alto el 20 de septiembre de 2009. La segunda edición del concierto Paz sin Frontera, organizada por el cantautor colombiano Juanes y un grupo de artistas cubanos y extranjeros, tuvo como escenario, hace un año, la Plaza de la Revolución Cubana en La Habana.
Recordemos la controversia al respecto. Para muchos exiliados, se trataba de derribar los muros de la intolerancia y el irrespeto, levantados sobre quienes disienten de la política oficial dentro y fuera de Cuba. Para otros, el canto de paz y libertad, otro espaldarazo más a la dictadura de los hermanos Castro.
Al gobierno de La Habana no le quedó otra alternativa que aceptar el reto y echar mano a las riendas. Para satisfacción de los jefes de la revolución, Juanes convocó, salvo algunas excepciones, a lo más servil y popular de factura nacional en cuanto a nueva trova, timba y fusión de la música cubana. La orquesta Van Van, Orichas, Silvio Rodríguez, Amaury Pérez, Carlos Varela y otros, secundaron el impacto de figuras internacionales de renombre como Olga Tañón, Miguel Bosé y el propio Juanes.
Formé parte de esa masa espontánea de pueblo que asistió al concierto. Alrededor de 1 200 000 personas coparon la plaza y sus áreas aledañas, algo que no logró nunca la mejor y más completa composición antiimperialista –en solfa mayor- de Fidel Castro. Cordilleras de autobuses y camiones repletos de personas arribaban al concierto desde Santa Clara, Matanzas y Pinar del Río.
En la capital cubana se paralizó el transporte urbano, se cerraron vías importantes de acceso a la plaza de los desfiles multitudinarios; se desplegó el grueso de los efectivos de la Policía Nacional Revolucionaria, el Ministerio del Interior y en menor medida, las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Carros blindados de las fuerzas antimotines se atrincheraron en la Universidad de La habana, lejos de los lentes de decenas de periodistas extranjeros que se acreditaron en la capital para dar cobertura informativa -en vivo- al concierto.
Hoy nos olvidamos si el concierto cumplió o no las expectativas, o si el mensaje de reconciliación se perdió con los bajas temperaturas de diciembre y enero. Aún no sé si las fronteras se abran para todos. Juanes firma documentos por la liberación de los cinco espías presos en Estados Unidos y el gobierno cubano destierra a sus prisioneros de conciencia.
Angosto es el camino a la paz si nos reformamos con el despido de medio millón de obreros o el retiro del café y los cigarros normados de la canasta básica. Angosto también si la verdad es la antesala del escarmiento o de un encierro prolongado.
A un año del concierto Paz sin Frontera, Obama le abre las puertas del “imperio” al grupo Buena fe, a las orquestas Van Van y Adalberto Álvarez y su Son, a los trovadores Silvio Rodríguez y Carlos Varela, al Buena Vista Social Club y su estrella Omara Portuondo, así como a artistas de la plástica, el teatro y la danza.
En mucha menor medida, del exilio llega también el arte en sus diferentes manifestaciones. Obviamente el gobierno de La Habana no habilitaría la Plaza de las confrontaciones para que Emilio y Gloria Estefan, Albita Rodríguez, Willy Chirino, Arturo Sandoval y otros artistas exiliados, expongan su música.
De concretarse un evento así, el gobierno tendría que sitiar la Plaza, como lo hizo en el segundo concierto Paz sin Fronteras, ofrecido por Juanes y sus amigos. Con la diferencia de que los tanques blindados de la policía y el ejército, entrarían al perímetro; detrás el refuerzo de los contingentes de la construcción y las turbas de respuesta rápida. Sería un concierto con fronteras, el anticipo de una paz que ya viene llegando, “duélale a quien le duela”. ¿Verdad, Juan Formell?
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