martes, septiembre 28, 2010

Preguntas y palabras en tiempos advenedizos.

Preguntas y palabras en tiempos advenedizos.




Por Luife Galeano.


Todos nos hacemos preguntas. Preguntas al viento. Preguntas a nuestro interior. Preguntas que quedan incontestadas. No es justo que toda nuestra necesidad de saber se diluya en un aluvión de preguntas incontestadas. ¿Para qué, entonces, se nos dio la facultad de pensar si luego no llegamos a ninguna solución? Solución efectiva quiero decir, no un planteamiento considerado correcto del que se espera una resolución exitosa. Eso es fácil y es lo que hacemos de común. Me refiero a la obtención de respuestas claras; de hechos incontestables que respondan de forma fehaciente.

Tampoco me resuelve mis dudas el destino; es una respuesta muy pobre. Fatalista. Yo quiero la verdad. La contestación definitiva. El conocimiento universal. Esas palabras que desgarren el velo de Isis, que abran la caja de Pandora, que descubran el secreto de la Esfinge y que me digan, de una vez por todas, qué demonios está pasando; por qué ocurre lo que ocurre y qué diablos hay que hacer para remediarlo.

No necesito palabras sutiles, esotéricas, ni misterios a sotto voce. No necesito de insinuaciones ni reflexiones que hagan intuir una respuesta. Necesito claridad, crudeza. No hacen falta medias tintas. Puedo enfrentarme a la cruda verdad sin tapujos. Decir la verdad no ofende. Puede que duela pero no ofende. Además, es preferible saberla de una vez por todas que vivir en el desasosiego y la incertidumbre. No soy proclive a trabajar con pistas.

Dado que nadie pronuncia las palabras correctas, no me queda más remedio que inventarlas para explicar el último conejo salido de la chistera del cadáver político que se resiste al féretro. Resulta que el finado Moratinos ha logrado un acuerdo con don Bruno Rodríguez para que se sigan excarcelando presos —con licencia extrapenal, claro— sin deportación incluida de manera de demostrarle al mundo que Castro ha progresado en la apertura democrática.

(Cancilleres Miguel Ángel Moratinos y Bruno Rodríguez; foto de archivo )

Como bien pueden comprender, el ministro Moratinos sufre agudos ataques de ‘anolexia’. Dado que este vocablo pueda causar extrañeza al vulgo aborregado, para que no quepan dudas, he aquí una serie de ejemplos que ilustran sobre el magno significado de esta nueva voz: ‘El presidente Castro me hizo un cronograma que se está aplicando al ritmo anunciado’ es una sentencia ‘anoléxica’; propia del recto proceder del ministro. Más completo si cabe, la frase: ‘la parte cubana está cumpliendo, ahora hace falta que la Unión Europea sepa responder’ es ‘anoléxico-bucofecal’; que es una derivación en la que no sólo el léxico es del recto proceder sino que la boca defeca.

Por descontado que si el 25 de octubre nuestro ínclito canciller es derrotado en la UE con severidad, siempre le quedará la posibilidad de ‘redractarse’ que consiste en redactar una revocación sin desdecirse de nada; ejercicio muy manido por todo su ministerio. Y si no, que le pregunten a los presos deportados sobre las ‘redracciones’ que firmaron en la escalerilla del avión que los deportó a España.

Llegado a este punto, me recuerdo que, en tiempos de estudiante, los anfíboles eran un tipo de silicato que se estudiaba junto con los piroxenos. No obstante, la anfibología se define como el doble sentido, vicio de la palabra, cláusula o manera de hablar a la que puede darse más de una interpretación. Es decir, son figuras que consisten en emplear adrede voces o cláusulas de doble sentido.

Yo no puedo por menos que basarme en un cierto anfíbol y, en este sentido, he expuesto lo anterior intentando, en todo momento, conocer la verdad detrás de las maniobras orquestadas por nuestro occiso Sr. Moratinos. Debo reconocer que no lo he logrado. Tal vez porque sus manifestaciones no sean más que meras ‘yuntaposiciones’ o colocación de dos ideas en posición inmediata sin ningún nexo de unión. Las ‘yuntaposiciones’ más utilizadas en la actualidad se conocen como voceros gubernamentales y suelen actuar al finalizar las famosas ‘muelas de prensa’ en las cuales se habla mucho y no se dice nada. Las más divertidas son las del partido socialista cuyos activistas suelen viajar a Cuba y luego comentan que ven cambios sin decirnos cuáles son.

No obstante, no dejo de reconocer que todo esto ha sido producido por obra y gracia de unos ‘mintilicatos’ en Nueva York hablando sobre Cuba. Es decir, por dos mentes compuestas de ácido silícico y una base que es tonta, falta de juicio y de corto entendimiento. No se crean, en ambos gobiernos abundan los ‘mintilicatos’ destacando algunos por su pasta de henna e incrustaciones brillantes capaz de vivir en soluciones de 30 CC.

Para terminar, recordarles que ‘piroxeno’ se llama la fogosa glándula mamaria con la que se practican los conocidos ‘juegos piroxénicos’ de los políticos que consiste en agarrarse con fuerza al ‘piroxeno’ más próximo hasta lograr agotarlo. Les suena, ¿verdad?