viernes, noviembre 12, 2010

SOBRE LA TARDÍA BÚSQUEDA DE LA INDEPENDENCIA CUBANA EN EL SIGLO XIX

Nota del Bloguista

Mientras que en la zonas de Manzanillo y Bayamo los hacendados y terratenientes cubanos se alzaron contra España el 10 de octubre de 1868, los hacendados y terratenientes de las zonas de Santiago de Cuba y Guantánamo dieron caudales (dineros) para aplastar dicho levantamiento. En las zonas de Manzanillo y Bayamo habían muchos menos esclavos que en las zonas de Santiago de Cuba y Guantánamo.

En La Habana y en el occidente de la isla habían muchos esclavos comparativamente con los blancos que la habitaban; en esas regiones las corrientes reformistas, anexionistas y autonomistas eran muy fuertes comparadas con las del independentismo en la parte occidental de país, que era la zona de más riqueza del país.
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SOBRE LA TARDÍA BÚSQUEDA DE LA INDEPENDENCIA CUBANA EN EL SIGLO XIX


(Breve fragmento de mi ensayo Ecos de Una Extraña Petición, Mención del Concurso Vitral 2000, concurso de la revista del mismo nombre de la Diócesis de Pinar del Río, Cuba; el premio quedó desierto ...por las bases del concurso de haber sido premiado el ensayo se tenía que publicar en Cuba, algo que a la tiranía no le hubiera gustado nada)

Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso


¿CRIOLLOS O CUBANOS?

En esa época la nacionalidad cubana estaba todavía incipiente. En el artículo " Patria, Pueblo y Revolución: Conceptos bases para la Historia y la Cultura en Cuba" de Eduardo Torres-Cuevas se lee:

Este proceso de transformación del criollo cubano durante este período (1763-1846) se puede caracterizar por la presencia de una rígida estructuración clasista-estamental que impide la integración de los distintos componentes de la sociedad cubana si bien ya está formado el núcleo central de la nacionalidad y la cultura cubana21

Y más adelante:

Los apuntes dados con anterioridad, son el elemento fundamental para poder analizar en José Antonio Saco el concepto de nacionalidad. Con antelación, a finales del siglo XVIII, no era posible la existencia de la nacionalidad cubana porque a) la estructura socio-económica respondía a una mentalidad fragmentadora feudal: la ideología generada en Cuba carecía de elementos diferenciadores de lo español; y b) porque la burguesía en el mundo no había llegado a formular los contenidos del concepto de nacionalidad. A principios del siglo XIX se conforma un movimiento económico en Cuba que implica una contradicción económica interna derivada de la producción de mercancías con fuerza de trabajo esclava, lo cual provoca una ideología distorsionada con respecto a los cánones de la ideología burguesa de la época. Dentro de este movimiento se observa el sentimiento de nacionalidad aunque no es posible llegar a una definición.22

Pero el historiador Rolando Rodríguez en su libro Bajo la Piel de la Manigua al describir el escenario cubano poco antes del estallido iniciado en La Demajagua plantea:

(Francisco de Arango y Parreño)

Para entender en profundidad el escenario, hay que partir de que Cuba no constituía una entidad totalmente unificada, homogeneizada; no la unían o la unían pobremente la producción, los intereses recíprocos, las comunicaciones, un mercado, y su cultura estaba todavía en vías de fusión. Muy al contrario, dada la diferencia de circunstancias materiales y, por ende, espirituales entre sus zonas y regiones, había tendencias desintegradoras. 23

y poco después añade:

En esas condiciones, la nacionalidad solo estaba constituida por fragmentos débilmente hilvanados, imperfectos, aunque listos a cristalizar en virtud de un toque que mezclara hombres de diversas procedencias y esferas, que con su paso destruyera las bases materiales de la desigualdad social y jurídica de la comunidad asentada en la Isla.24

Por su parte el Dr. Jorge Ibarra, en su comparecencia televisiva por ambos canales de la televisión cubana el 24 de febrero del año 2000, planteó que antes de 1868 no existía un pueblo cubano y que éste empieza a formarse el 10 de octubre de 1868 al liberar Céspedes a sus esclavos y tomar los principios de la Revolución Francesa de Libertad, Igualdad y Fraternidad y que esto es lo que hace posible al pueblo cubano. El destacado historiador hizo la observación que antes de la contienda bélica los naturales del país se llamaban entre sí: bayameses, habaneros, matanceros, etc., y no cubanos, por el regionalismo existente. El doctor Ibarra también puntualizó, que al finalizarse la Guerra de los Diez Años, no llegó a consolidarse la existencia de ese pueblo, por lo que José Martí planteó la necesidad de crear un pueblo nuevo.

Del criterio de estos tres investigadores se infiere que en la época en la que se escribieron las cartas de Jefferson y Adams, aún no estaba definida la nacionalidad cubana. Luego, no debemos entender, y mucho menos exponer, esas ideas anexionistas de Jefferson y Adams como muestras de un diferendo entre Cuba y Estados Unidos; pues, ya no la nación, ni siquiera la nacionalidad cubana estaba conformada en esos tiempos.

El grado todavía incipiente de la nacionalidad cubana y de la conciencia nacional en esa época, está fehacientemente ejemplificado por la pasmosa indiferencia con la que se acogieron en Cuba, las libertades que el general español Rafael del Riego y los liberales españoles le dieron a las colonias de España al ser derrocado el absolutismo español de Fernando VII (el cual sería posteriormente reinstaurado), y en la muy pobre repercusión que tuvieron las luchas de independencia latinoamericana de principios del siglo XIX.

LA SIEMPRE FIEL ISLA DE CUBA. LA MAS PRECIADA JOYA DE LA CORONA

Esa pobre repercusión fue producto del miedo de la oligarquía cubana, y de la población blanca en general, a que en Cuba sucediera lo mismo que en Haití, en la cual, la revolución liberadora había dejado como resultado, un horrible baño de sangre y un país totalmente destruido; otros factores importantes fueron el nivel de vida de los cubanos libres y la política inteligente de España de compartir el poder con la oligarquía criolla, la cual estaba liderada en esos tiempos por el ilustre Arango y Parreño.

Ramiro Guerra en su obra citada escribió:

La natural aspiración de la independencia, en las primeras décadas del siglo XIX, fue contrarrestada por el peligro representado por los esclavos. Cuba se halló frente a esta encrucijada; permanecer sumisa, cuando la América se insurreccionaba a favor de la independencia, o exponerse a una catástrofe como la de Haití. Arango y Parreño fue uno de los primeros en señalar el peligro, en sus Reflexiones de un habanero sobre la independencia.25

Foner en su obra citada también examina las diversas razones por las cuales, según él, Cuba no se unió a la rebelión de las colonias españolas en la Tierra Firme26; al final de ese examen señala:

Sin embargo, estos cuatro factores no fueron todos ellos sino causas coadyuvantes de la abstención de Cuba de toda participación en el movimiento revolucionario del continente. Lo decisivo fue el hecho de que la inmensa mayoría de los terratenientes cubanos, cuyos intereses económicos dependían en tan alto grado de la esclavitud, no se decidieron a apoyar un movimiento que pudiera conducir a la emancipación de los esclavos: temían a las consecuencias que la separación y la independencia pudiesen acarrear. El ministro español Calatrava dio en el clavo cuando dijo: ´ El miedo que tienen los cubanos a los negros es el medio más seguro que posee España para garantizar su dominio sobre la isla. 27

Al decir de Ramiro Guerra, la esclavitud en Cuba era una válvula de seguridad que tenía España contra el separatismo revolucionario cubano28; no obstante, los cubanos no se quedaron con las manos cruzadas, pues tomaron otras opciones: el anexionismo y el reformismo. Arango y Parreño fue uno de los primeros reformistas.

Ramiro Guerra después de plantear el dilema ya citado escribe:

De este nuevo dilema, principalmente, surgió el movimiento anexionista. Si existían peligros para la independencia, al menos la libertad, la seguridad interior y la paz podían alcanzarse con la anexión a los Estados Unidos.29

Debo puntualizar que el miedo al negro, producto de los sucesos haitianos, no fue exclusivo de la sociedad criolla blanca residente en Cuba. El joven historiador Manuel Barcia en su artículo citado plantea:

Haití fue paradigma y punto de referencia para todos los que decidieron realizar revoluciones independentistas en los años posteriores. El miedo al negro permeó de igual manera tanto al Ayuntamiento de Caracas como al general Monteverde, a Bolivar y a los ‘ Ayacuchos ‘. La libertad debería ser alcanzada con la menor contribución posible de los esclavos africanos y de sus descendientes. La independencia se llevaría a cabo ‘ desde arriba ‘. En rigor histórico, la revolución haitiana fue la única que se efectuó bajo el mando de generales negros ex-esclavos, la única que no contó entre sus líderes a ningún blanco y la única que no necesitó de la injerencia extranjera para conseguir su fin.30

Otro ejemplo que muestra el temor al negro en las luchas independentistas hispanoamericanas, es el rechazo al apoyo incondicional que ofreció La República de Haití para contribuir a la liberación de esos países. Barcia sobre esto escribe:

Por otra parte, no era lo mismo usar para combatir a los negros y mulatos sujetos a las rígidas normas de la sociedad colonial hispanoamericana, que traer a luchar a tierras propias a los negros haitianos, imbuidos del sentido de la libertad conquistada sobre la base del sudor, la fatiga y la propia sangre. Las consecuencias podrían difundir entre los negros y mulatos autóctonos las ideas de libertad, igualdad y fraternidad a las cuales los líderes independentistas, como hombres civilizados, aspiraban, pero las que no pretendían compartir con sus esclavos y ex-esclavos.31

La actitud de Bolivar sobre la petición del presidente haitiano Alexandre Pétion durante su refugio en Haití es muy elocuente: Pétion le envió un pedido solicitándole a Bolivar la abolición de la esclavitud en todos los territorios que independizara, Bolivar atendió el pedido, pero nunca lo cumplió.32


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Algo que puede ayudar para conocer el grado de prosperidad económica que tenía Cuba en esos años del siglo XIX.


Tomado de http://www.libreonline.com

Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva. Nació en La Habana hijo de una familia también de la capital. Estudió las primeras letras y el bachillerato en los colegios de la capital. Desde muy joven mostró su gran interés en los asuntos fiscales, que estudió muy a fondo en la universidad y los practicó junto a los famosos Intendentes de Hacienda José Pablo Valiente y Alejandro Ramírez. No podía unirse a mejores figuras para lograr una capacidad en la materia de su preferencia.

Don Claudio Martínez de Pinillos fue nombrado en 1825 Intendente de la Hacienda Pública de Cuba. Se hizo cargo de esa alta posición con el objetivo de superar las realizaciones de sus antecesores. Ocupó el cargo desde 1825 hasta 1851 con una breve interrupción en 1841-1842. A la muerte de Arango y Parreño en 1837, Pinillos fue nombrado líder del Partido Criollo.

En seguida se produjo una honda rivalidad entre Pinillos y el Capitán General de la Isla, Miguel Tacón, de quien se dice que gobernaba a los cubanos con el apellido, o sea a taconazos. La rivalidad se debía a que el Capitán General emprendió algunas obras públicas buenas mientras que Pinillos realizó cambios y reformas de gran beneficio para la economía de la Isla. Tacón se comportó como un verdadero déspota, pero realizó varias obras públicas de mérito, sobre todo en la capital.

La personalidad de Pinillos contribuyó grandemente a sus sonados éxitos como Intendente. Por lo general no tomaba partido entre dos ideas o personalidades, a fin de evitar conflictos. Combinaba en su carácter la astucia del político o cortesano con la habilidad del estadista. Los cubanos lo criticaban por considerar que protegía el integrismo, mientras que los españoles lo acusaban de proteger demasiado los intereses cubanos.

El Conde de Villanueva acometió la introducción de importantes reformas en la economía que beneficiaron a amplios sectores de la economía de la Isla (en la que estaban incluidos cientos de empresarios y negociantes cubanos que se hicieron inmensamente ricos). Pero aclaremos que este auge económico de los cubanos en las industrias básicas (azúcar, tabaco, café y otras) comenzó realmente en el siglo XVIII bajo el gobierno de Don Luis de las Casas. La primera reforma importante fue la rebaja -y luego la supresión- de los derechos que pagaban las ventas de mercancías de un punto a otro de la Isla. También modificaciones y rebajas de impuestos a la ganadería y la exención de gravámenes a la fabricación de tabacos, que no solamente estimuló el progreso de la industria, sino que trajo mejoras para los tabaqueros.

En tiempos de Pinillos se fundaron nuevas ciudades en lugares antes inhóspitos, como Cienfuegos, Artemisa, Guantánamo y Nuevitas. El progreso superior, sin embargo, lo disfrutaron La Habana y Matanzas. Acometió la tarea de revitalizar la economía de las tierras baldías y por explotar ampliando las tierras cultivadas, sobre todo las dedicadas al cultivo de la caña y el tabaco, que ya eran por esta época las producciones más importantes de Cuba.

Una de las grandes realizaciones del Intendente Pinillos fue la construcción del primer ferrocarril de Cuba, de manera que la Isla tuvo “caminos de hierro” con anterioridad a la metrópoli. Al mejorar los caminos abarató los precios de los productos. Para que se tenga una idea más clara de este aspecto digamos que en Pinar del Río los artículos de primera necesidad había que comprarlos por tres veces el precio de La Habana, de donde se traían.

También en Conde contribuyó a la mecanización de algunas industrias, donde antes todo se hacía a mano. De 1829 es la primera zafra azucarera en donde los trapiches eran movidos a vapor en un ingenio del país. Ese mismo año tuvo lugar un gran acontecimiento en la economía: empezaron los servicios de barcos de vapor entre La Habana y otros lugares. Este adelanto tuvo una directa repercusión en la facilidad de producir y exportar el azúcar para el extranjero. Al frente de la Hacienda nadie superó en Cuba al Conde de Villanueva.

El político hábil y el hacendista práctico se daban las manos. Se echó en un bolsillo a los políticos españoles de la época porque al aumentar la economía cubana, la Metrópoli recibía más dinero de la Isla. Al aumentar los ingresos de Cuba, equivalía a incrementar el dinero que se pagaba a Madrid. Bajo su experta administración los ingresos cubanos que en 1825 ascendían a seis millones de pesos, aumentaron a doce en 1841. Nada menos que se habían duplicado en dieciséis años. La supresión de cargas tributarias interiores, el progreso de las empresas ferroviarias, el incremento de las industrias básicas, permitieron al gran hacendista-político aumentar los impuestos y crear otros nuevos sin provocar protestas. De esta manera este excelente Intendente complacía por igual a los hacendados y propietarios cubanos de la Isla y a los políticos y funcionarios de España.

Pero sus grandes reformas y cambios no terminan ahí: el Conde de Villanueva tomó la iniciativa de construir el acueducto de Fernando VII, para abastecer a La Habana de agua limpia y potable procedente del Río Almendares. ...

La construcción del ferrocarril -a la cual ya nos hemos referido- creó un grave conflicto entre Tacón y el Intendente, según recuerda el historiador Pezuela. Pero la pelea fue perdida por Tacón, quien fue removido del cargo el 20 de abril de 1838. Concluyamos afirmando una gran verdad: cuando Pinillos renunció en 1851 la economía cubana se había triplicado y cuadruplicado, las obras públicas habían florecido y las industrias básicas alcanzaban un esplendor y desarrollo nunca antes vistos haciendo millonarios a cientos de cubanos. Este gigantesco desarrollo económico fue instrumental para el comienzo de las luchas revolucionarias por la libertad e independencia de Cuba, que arreciarían desde mediados del siglo XIX.

Una biografía más amplia en http://pds.lib.harvard.edu/

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Jose Gonzalez ha dejado un nuevo comentario en su entrada "SOBRE LA TARDÍA BÚSQUEDA DE LA INDEPENDENCIA CUBAN...":

Pablo, exelente exposicion.
Quizas la tardia busqueda de la independencia en Cuba fue el alto grado de desarrollo economico de la isla, que al fin y al cabo era una colonia.Sumale a eso la cercania al nuevo mercado economico y de ideas a 90 millas llamado USA.
Quizas Cuba no estaba lista para una independencia lograda con la violencia desvastadora que causo la misma.
Tampoco Cuba era "fruta madura" para una revolucion comunista en el '59.
Sera que la isla es un "caso unico" que cuando mejor esta todo se va a la mierda...???

saludos

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Comentario del Bloguista

Con el objetivo de cuidar a su ¨mas preciada joya¨ (de Cuba el monto de la riqueza que salió para España fue mayor que toda la que salió de las otras colonias de América hasta que se independizaron, pese a que en Cuba apenas había oro; la riqueza se crea) y también con el objetivo de usar a Cuba como plataforma desde la cual se intentaría recuperar a sus excolonias, en Cuba llegó a existir cerca de 300 000 hombre armados a favor de España, mientras que en las guerras de Bolivar en toda América del Sur no pasaron de 100 000.

Gracias por tu valoración de mi trabajo. Hoy publicaré el fragmento en que se muestra el carácter espurio del Memorandum de Breckenridge, que tanto ha usado la tiranía Castrista.

Como te habrás dado cuenta, yo estaba medio loco al escribir todas esas cosas en Cuba y en pensar que me las iban a publicar en su totalidad :-) jejeje

1 Comments:

At 11:09 p. m., Anonymous Jose Gonzalez said...

Pablo, exelente exposicion.
Quizas la tardia busqueda de la independencia en Cuba fue el alto grado de desarrollo economico de la isla, que al fin y al cabo era una colonia.Sumale a eso la cercania al nuevo mercado economico y de ideas a 90 millas llamado USA.
Quizas Cuba no estaba lista para una independencia lograda con la violencia desvastadora que causo la misma.
Tampoco Cuba era "fruta madura" para una revolucion comunista en el '59.
Sera que la isla es un "caso unico" que cuando mejor esta todo se va a la mierda...???

saludos

 

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