PARA JOSÉ MARTÍ ¿QUÉ ERA PEOR: COLONIALISMO O CAUDILLISMO?
Nota del Bloguista
José Martí dijo: ¨ La independencia de un pueblo consiste en el respeto que los poderes públicos demuestren a cada uno de sus hijos.¨
y observen que los poderes públicos pueden ser foráneos o no y que el respeto es hacia cada uno de sus ciudadanos y no a una parte.
Por cierto José Martí dijo:
¨Y no quiero a mi patria ¡no! víctima de capataces. La prefiero esclava de los demás a verla esclava de sus hijos.¨ (citado por Pichardo, Hortensia Pichardo, José Martí-Lecturas para los niños. pag. 286)
PARA JOSÉ MARTÍ ¿QUÉ ERA PEOR: COLONIALISMO O CAUDILLISMO?
Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso
No es de descartar, que la experiencia latinoamericana en lo relativo a las luchas intestinas y fratricidas que siguieron a la liberación del yugo español de ciertas naciones de América del Sur y la desconcertante experiencia de que varios de sus libertadores se convirtieron posteriormente en sus dictadores, haya tenido cierta influencia en contra de acometer esa incierta aventura que es hacer una revolución.
Don Tomás Estrada Palma (Presidente de la República en Armas durante un período de la Guerra de los Diez Años, Vicepresidente del Partido Revolucionario Cubano en los tiempos de Martí y su sucesor y Primer Presidente de la República ) en una triste carta, del 10 de octubre de 1906, le escribe a su amigo Teodoro Pérez Tamayo:
¨..Ha sido siempre mi sentir, desde que tomé parte activa en la guerra de los diez años, que no era el término final de nuestras nobles y patrióticas aspiraciones de Independencia, sino el propósito firme de poseer un gobierno estable, capaz de proteger vidas y haciendas y de garantizar el ejercicio de los derechos naturales y civiles de cuantos residieran en la Isla...¨33
El mal ejemplo de los libertadores-dictadores hispanoamericanos fue, conjuntamente con ciertos criterios y actitudes de Máximo Gómez, los que motivaron a Martí muchos años después, el 20 de octubre 1884, de escribirle al gran dominicano su determinación de:
(Pintura retrato de Ignacio de Veintemilla y Villacís)
¨...no contribuir en un ápice por el amor ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora soporta y más grave y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtudes, establecido por la idea encarnada en él, y legitimado por el triunfo¨34
En esa misma carta le escribe:
¨¿ Qué garantías pueden haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar a un país a la lucha, sea mejor respetada mañana ?. ¿ Qué somos, General ? ¿ Los servidores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él ?¨
De estos pequeños fragmentos se infiere algo muy importante: Martí prefería mantener el dominio colonialista sobre Cuba, antes que la isla cayera en manos de caudillos. Martí no quería llevar a su patria a una aventura de caudillos:
¨.. a una aventura personal emprendida hábilmente en una hora oportuna, en que los propósitos particulares de los caudillos pueden confundirse con las ideas gloriosas que las hacen posible; a una campaña emprendida como una empresa privada, sin mostrar más respeto al espíritu patriótico que la permite, que aquel indispensable, aunque muy sumiso a veces, que la astucia aconseja, para atraerse las personas o los elementos que puedan ser de utilidad en un sentido u otro.¨
Posteriormente en su artículo del 18 de agosto de 1888 titulado El General Sheridan, Martí escribió: ¨Te defendí ¡ oh patria ! en la hora de necesidad; pero no te perturbaré en la hora de la paz con mi ambición, porque me diste vida para defenderte y ocasión para ganar gloria; ¿ haré yo de mi valor ¡ oh patria ! un látigo, y de tí haré mi caballo ? Así no habló Sheridan, que no era hombre de palabras finas; pero obró así, que es mucho mejor que hablar.¨
Martí definió claramente que no quería que Cuba se convirtiera en algo similar a “ la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay lúgubre de Francia ” :
(Pintura retrato de Gaspar Rodríguez de Francia)
¨... O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, - o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos. ¡ Para ajustar en la paz y en la equidad los intereses y derechos de los habitantes leales de Cuba trabajamos, y no para erigir, a la boca del continente, de la república, la mayordomía espantada de Veintimilla, o la hacienda sangrienta de Rosas, o el Paraguay lúgubre de Francia !¨ 35
El historiador Barcia, al analizar la Revolución Haitiana, aborda el caudillismo latinoamericano:
¨Un argumento que siempre se enarbola para justificar el fracaso de la revolución haitiana es la desorganización que provocó luego de la victoria. Asimismo, se formulan referencias reiteradas a la poca educación y al carácter despiadado y salvaje de sus caudillos, culpándolos del desastre. Sin embargo, a veces se olvida que el resto de América Latina estuvo tanto o más desorganizada que Haití en los años que siguieron a sus respectivas declaraciones de independencia. Lo mismo que los líderes haitianos caían mediante rebeliones o eran asesinados o deportados, los próceres del continente corrían semejante suerte: Bolivar murió de ‘ desconsuelo ‘ ante el desorden imperante, mientras Sucre fue alevosamente asesinado. . Constantes conatos, sublevaciones y golpes de estado, se adueñaron de América Latina entre 1811 y 1850. Mientras eso ocurría, en la antigua colonia francesa existía una relativa calma ( en comparación con la mayor parte del continente ) hasta ocurrir la caída de Jean Pierre Boyer en 1843. Ya en esta época, los caudillos Francia y Rosas ejercían férreas dictaduras en Paraguay y Argentina, respectivamente, por sólo citar un par de ejemplos.¨36
El historiador y sacerdote colombiano Mauricio Pontin, al analizar ese período de la historia del siglo XIX latinoamericano, escribe:
¨El de la independencia es un proceder todavía incierto, que a veces hace resbalar los gobiernos hacia formas dictatoriales y hasta permite que un país como Brasil intente momentáneamente el camino del Imperio con Pedro I .¨37
(Pintura retrato de Juan Manuel de Rosas)
En el segundo volumen de la edición de sus Obras Completas (publicadas en el centenario de su nacimiento, y en sus páginas 50 y 51) Martí expone las consecuencias que para los pueblos pueden traer los caudillos:
¨De hombres que no pueden vivir por sí, sino apegados a un caudillo que los favorece, usa y mal usa, no se hacen pueblos respetables y duraderos.¨37
Y en su carta a Federico Henríquez y Carvajal fechada en Montecristi el 25 de marzo de 1895, expuso su criterio sobre las causas de esa situación que caracterizó a muchas de las repúblicas hispanoamericanas en el siglo XIX:
¨La dificultad de nuestras guerras de independencia y la razón de lo lento e imperfecto de su eficacia, ha estado, más que en la falta de estimación mutua de sus fundadores y en la emulación inherente a la naturaleza humana, en la falta de forma que a la vez contuviese el espíritu de redención y decoro que, con suma activa de ímpetus de pureza menor, promueven y mantienen la guerra, -y las prácticas y personas de la guerra. La otra dificultad, de la que nuestros pueblos amos y literarios no han salido aún, es la de combinar, después de la emancipación tales maneras de gobierno que sin descontentar a la inteligencia primada del país, contengan- y permitan el desarrollo natural y ascendente- a los elementos más numerosos e incultos, a quienes un gobierno artificial, aun cuando fuera bello y generoso, llevará a la anarquía o a la tiranía...¨
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Mario Ignacio Francisco Tomás Antonio de Veintimilla y Villacís (Quito, 31 July 1828 - Quito, 19 July 1908) was President of Ecuador 8 September 1876 to 26 January 1878 and 25 March 1882 to 9 July 1883 and de facto ruler from 8 September 1876 to 9 July 1883.
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Gaspar Rodríguez de Francia
Nacido José Gaspar Rodríguez de Francia y Velasco, según documentos donde consta su nombre, agregado el apellido Rodríguez de forma popular derivado del nombre del padre; conocido también como Doctor Francia, Karaí Guazú, el Supremo (Asunción, Paraguay, 6 de enero de 1766 — 20 de septiembre de 1840), fue un prócer y dictador paraguayo, aceptado hoy día como padre de la nacionalidad paraguaya.
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Juan Manuel de Rosas (Buenos Aires, 30 de marzo de 1793 – Southampton, Hampshire, 14 de marzo de 1877) fue un militar y político argentino, gobernador de Buenos Aires.
En 1829, tras derrotar al general Juan Lavalle, accedió al gobierno de la provincia de Buenos Aires. Durante veinticuatro años procuró ejercer mando absoluto, y logró constituirse en el principal dirigente de la denominada Confederación Argentina (1835-1852).
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