BARACUTEY CUBANO

Por Juan González Febles
Periodista independiente.
juanchogonzal@gmail.com
9/12/2010


Lawton, La Habana, 9 de diciembre de 2010, (PD) La Cuba de nosotros, los que no tenemos lugar cerca de la élite, es gris, opresiva y cuajada de todas las miserias. Aún así, existen espacios que son por decirlo de alguna forma, diferentes.

A partir de pasadas “liberalizaciones”, el gobierno retomó sus hábitos estatistas y cerró de forma directa o indirecta los negocios particulares emergentes en aquellos momentos. En aquella oportunidad, sólo escaparon a la contrarreforma de entonces, paladares y otros negocios propiedad de generales, otros altos oficiales y figurones en retiro.

De aquella hornada, quedaron como arrendatarios en divisas, algunas casas ubicadas en Centro Habana y Habana Vieja, habilitadas con dispositivos de escucha, registro de imágenes y otros medios de fisgoneo policial, al servicio del Ministerio del Interior. Sus propietarios habían recibido previa patente como agentes o vulgares chivatos.

El resto de los arrendatarios por divisa autorizados, fueron personas muy a bien con el régimen. Este, en la primera piñata a principios del triunfo castrista en enero de 1959, les otorgó cómodas viviendas en Miramar, Siboney, Nuevo Vedado y otros selectos espacios congelados como zona para el resto.

Las personas antes mencionadas viven una Cuba diferente a la del resto. Pero hay más. Al fondo del exclusivo Hotel Comodoro, en la vecindad del Centro de Negocios de Miramar, hay una exquisita zona de boutiques y otros establecimientos de ese corte, con bellísimas áreas verdes con lugares de estar y ver la vida desde la orilla del confort.

Esta es una de las Mecas exclusivas para el turismo sexual y otras tolerancias. Allí puede verse a damas de las cuatro décadas y más, disfrutar del favor de solícitos mancebos. Ellos serán capaces de desdoblarse en francés, alemán, ruso, inglés y lo que demande la oferta.

Como un dato curioso, digamos que en Cuba el turismo sexual también habla ruso. La vieja imagen de aquellos soviéticos, sudados, tristes, mal olientes y mal vestidos, no existe. Consiguieron enterrar al comunismo junto a la momia cruel de Lenin en las murallas del Kremlin. En La Habana, hablan francés y es en francés que las damas pagan y obtienen por su dinero calor de trópico y afecto de etnias diferentes.

Para el resto, lo de costumbre. Pero junto a alemanes, españoles, franceses etc., existe un grupo muy especial. Son extranjeros inversionistas atrapados en la Isla y devenidos en atípicos turistas residentes. Matan su tedio y alivian su frustración en lugares como este.

En este como en otros lugares chic y refinados, puede verse una masa flotante de jóvenes de ambos sexos. Ellos son la oferta sexual más barata del orbe. Mientras bebo una jarra de cerveza, una bella jovencita pasa y hace arrumacos a su galán, calvo y semi obeso de sesenta y tantos años. Al menos en este caso, la pareja habla español.

El sitio cuenta con una de las pocas zonas comerciales surtidas con variedad y cantidad de productos. Desde el almacén de comestibles, víveres, bebidas, carnes, etc., hasta las elegantes boutiques, patrocinadas por Adidas, Rifle, Reebok, ajenas a la difícil y azarosa vida diaria de la mayoría de los cubanos, pero presentes en la otra Cuba. Esa diseñada para los que fabrican consignas para la miseria y nos quitan la libertad. La Cuba del esplendor, las posibilidades y una esperanza siempre ajena y distante, la Cuba de los otros.

juanchogonzal@gmail.com