martes, enero 18, 2011

Las guerras secretas de Fidel Castro: Guerra en Argelia

Las guerras secretas de Fidel Castro. Guerra en Argelia



Por Juan F. Benemelis


GUERRA EN ARGELIA

El colonialismo resultaba una doctrina anacrónica; el gobierno francés conducía el proceso descolonizador de sus territorios de Ultramar con inteligencia, mientras mantenía su empecinamiento de permanecer en Argelia. De nada había servido el descalabro sufrido en Indochina, donde la mano oculta soviética les había puesto militarmente en crisis1.

Egipto había sido el sostén esencial de la rebelión argelina. Argel se hallaba inmersa en una lucha fratricida entre el demócrata moderado Ben Khedda, presidente del gobierno provisional clandestino, el izquierdista Mohammed Budiá y el carismático Ben Bella. Todo pronosticaba que al final de la omnipotente influencia anticolonial, Argelia se envolvería en una guerra civil.

El callejón sin salida argelino da pie a que el ejército galo propine un virtual golpe de estado en favor del general Charles DeGaulle, militar de altivo perfil con alma de planificador; pero en contra del deseo de su camarilla golpista, DeGaulle adopta una postura descolonizadora llevada a suprimir los estériles gastos militares, que lo convierte en el enemigo acérrimo de sus viejos camaradas de armas, quienes organizan una sociedad secreta, la OAS, con el fin de liquidarlo físicamente2.

El primer acto del castrismo en el continente africano está unido a la lucha de la altiva y belicosa comunidad islámica argelina, vista con simpatías en el mundo entero. El régimen cubano se unió a la campaña internacional del bloque soviético lo que hizo mella en la opinión pública francesa cuyo gobierno luchaba por la protección de sus despojos de la preguerra.

En diciembre de 1961, en una operación silenciosa, el buque cubano Bahía de Nipe, descarga en Casablanca pertrechos militares norteamericanos, especialmente carabinas M-1 y personal médico. Los heridos argelinos serían recogidos y luego transferidos a Cuba. Se inició una intensa participación militar que provocó la reacción del alarmado Estado Mayor francés. Como apunta en su crónica el Premio Nóbel Gabriel García Márquez3. "En Argelia, aún antes de que la Revolución Cubana proclamara su carácter socialista, ya Cuba había prestado una ayuda considera­ble a los combatientes del FLN en su guerra contra el colonialis­mo francés. Tanto que el gobierno del general DeGaulle prohibi­ó, en represalia, los vuelos de Cubana de Aviación por los cielos de Francia"

(Jorge Serguera como Fiscal en remedo de Juicio a Jesús Sosa Blanco en el Coliseo, nunca mejor dado el nombre, de la Ciudad Deportiva de La Habana en 1959. Fotos y notas de este bloguista)

Los acuerdos de Evián, que consagran la independencia de Argelia en 1962 son recibidos con suspicacia y reserva por parte de Castro y el Che Guevara, que aspiraban un segundo Dien‑Bien‑Phu para Francia. Castro impone silencio a la vieja guardia marxista cubana sobre la forma en que Ben Bella aplasta a los comunistas argelinos, y hace todo lo posible por ocultar el papel filo-colonialista del partido comunista francés y la actitud tibia adoptada por la URSS en esta lucha4.

El comandante Jorge Serguera, hombre de confianza de Castro, es nombrado embajador; las relaciones cubano argelina llegan a tal punto que se instituye un intercambio de información de inteligencia. El Che Guevara estableció en Argelia estrechos vínculos con el líder trotskista Michel (Pablo) Raptis, que fungía como asesor de Ben Bella.

La Argelia independiente aspira en su proyección exterior a una política en favor de la lucha armada de los movimientos de liberación nacional afroasiáticos, entre ellos la galvanización de los movimientos anti‑rhodesianos y anti-sudafricanos, así como la promoción del foco guerrillero en estados ya constituidos, como el Congo, Senegal, Chad, y Camerún.

Este enfoque argelino, coincidirá con las intenciones de Castro en el continente; ambos mandatarios conciertan una estrategia insurgente, donde Cuba asume como suya la política argelina en África y específicamente el sostén a los alzamientos tribales en el Congo. Se crea, además, un torrente de fanáticos movimientos armados del Tercer Mundo contra los países “pro-imperialistas”.

La conexión Castro‑Ben Bella llega a tal familiaridad que, fuera de los altos círculos cubano-soviéticos, el argelino es el único que conoce con antelación la instalación en Cuba de proyectiles balísticos soviéticos de medio alcance, con ojivas nucleares. Ben Bella facilita un entendimiento de Castro con países industrializados de Europa, especialmente Francia, que en la década 1962-1972 logra un considerable salto económico. Cuba inaugura una etapa de intensa actividad económica con empresas privadas francesas5.

Entre los temas que Cuba y la URSS abordan en estos años iniciales están la campaña anti-China, el intento por sustentar el control de los movimientos anticoloniales y del nacionalismo árabe, y los conceptos autómatas del socialismo.

A partir del ascenso de Jruschov, la URSS muestra señales de interés por África y Medio Oriente, alentada por el naserismo y la crisis tunecina de Bizerta; es la época de los estados del tercer mundo con vocación neutral­ista, como Indonesia, la India, Túnez, Ghana, etcétera. En Egipto e Irak se habían sucedido golpes militares que al final favorecerían el lado soviético. En 1947, fue Gromyko el que presentó ante la ONU el plan de partición de Palestina, defendido por los partidos comunistas de Egipto e Irak, en especial por los corrillos de judíos marxistas.

Antes de ello, durante la Segunda Guerra Mundial, el núcleo que luego constituyó en Egipto los oficiales libres naseristas, (Anwar El Sadat y Nasser incluido) intentó negociar con los alemanes del mariscal Erwin Rommel la futura independencia egipcia, a cambio de información sobre la disposición de las fuerzas inglesas en el Canal de Suez. Por su parte, el movimiento nacionalista hebreo y la organización IRGUN, haciendo oídos sordos del antisemitismo de Adolf Hitler en Europa, propuso un pacto con las potencias del eje nazi fascista, en contra de los aliados, a cambio de un estado soberano en Palestina.

El antisemitismo fue así elaborado por Inglaterra, la cual pensaba que los ejércitos árabes, especialmente el jordano de Glubb Pasha, podían barrer con facilidad al nuevo estado israelí, privando de paso a los Estados Unidos de un punto fuerte en el Medio Oriente. Nasser, de tendencia fascista en sus años mozos, se convierte en el primer egipcio en gobernar un Egipto libre desde el año 526 antes de n.e., cuando fue derrotado por los persas el faraón Psamético III. La URSS aceptó a Nasser, cuando éste se envolvió en la banderola del antiimperialismo, a pesar de que mantenía en los campos de concentración de Tourah y Kharga a un millar de comunistas egipcios.

Por esa época existía una intensa y secreta pugna entre los jerarcas de las naciones árabes por controlar la enorme herencia de Hermann Goering, depositada en un banco de Lausanne, destinada a los palestinos, puesto que en el testamento de Goering rezaba que la misma debía ser utilizada para luchar contra la “supremacía judía”. En parte, el diferendo egipcio-argelino se emponzoñó por este episodio, o sea: quién iba a poseer el control de esta cuantiosa suma de dinero.
El premier cubano se aferra a su alianza afro-europea con Argelia; pero halla un poderoso valladar en Nasser firme supervisor del espectro político del mundo árabe. Los intentos reiterados de la alta dirigencia castrista por tender un puente con los egipcios resultan infructuosos, y los soviéticos no mostraron inclinación en facilitar un acercamiento entre ambos.

El desacuerdo Castro‑Nasser resulta tan turbio que el mandatario cubano sostendría relaciones diplomáticas con Israel hasta la muerte del gobernante egipcio, pese a que ello conspiró contra la imagen de Castro en el mundo islámico. Este sordo desacuerdo es una de las causas del estrecho acercamiento de Castro a Argelia y explica el que Ben Bella fuera aupado por La Habana para disputarle a Nasser la hegemonía de la región.

El eje Castro‑Ben Bella desplegó una cruzada anti-na­serista en todos los niveles. Pero en vida de Nasser, Castro no logró descifrar los signos misteriosos del egipcio, fracasando en el intento de abrir brechas en el Medio Oriente; sólo se hizo eco de la campaña anti-egipcia de Ben Bella y del régimen baasista6 iraquí de Abdul Karim Kassem, sin lograr cimentar bases de entendimiento con el hombre fuerte de Bagdad. A principios de 1963, el indonés Sukarno concibió una conferencia internacional de jefes de estados del tercer mundo; una nueva versión de la famosa conferencia de Bandoeng. La diplomacia cubana se movió para capitalizar la idea de una gigantesca comunión mística del Tercer Mundo, pero buscando desplaz­ar la reunión hacia Argelia, donde Castro pudiese ejercer mayor influencia y contrapesar a figuras como Tito, Nasser y Nehru.

En la conferencia de Moshi, en Tanganyika, en 1963, el represen­tante cubano José Carrillo lanza la propuesta de un coloquio de los tres continentes, introduciendo un nuevo elemento: la presencia de los movimientos de liberación, que posibilitará llevar éste cónclave Tricontinental fuera de la órbita chino‑indonesa, acercándolo a la brasa cubana‑­argeli­na.

EL CONFLICTO FRONTERIZO

En octubre de 1963, estalla el conflicto fronterizo argelo‑marroquí, largamente incubado desde tiempos coloniales. Esta conflagración sirve para poner en práctica el primer experimento militar castrista de envergadura en África. La disputa se inicia en las comarcas sajarianas de Hassi‑Beida, reclamada por ambas partes y luego se extiende al sur, a las arenas de Tinduf y hacia el norte, a la zona pedregosa de Colomb‑Bechar.

Esta agria polémica, que había traumatizado la memoria de ambas naciones, tiene sus raíces en el viejo tratado colonial fronterizo de Lalla Marnia, acordado en 1845, entre el poder imperial francés y el sultán de Marruecos. Por medio del mismo se identifica arbitrariamente gran parte de la frontera con Argelia, desde la costa hasta el oasis de Teniet el-Sassi7.

No bien concluida la ceremonia de la independencia argelin­a, comienzan a surgir los primeros roces en los parajes de Colomb‑Bechar y Zegdou. La diferen­cia ideológica entre el sultán de Marruecos y la oscilación izquierdista de Ben Bella emponzoñan aún más esta fúnebre herencia del coloniaje francés. En septiembre, contingentes de Marruecos se esparcen por las pistas polvosas de Hassi‑Beida y Tinjoub. Con esta acción, Rabat fuerza una decisión argelina en todo el contencioso fronterizo. El 8 de octubre, las tropas argelinas recuperan ambos puntos para perderlos nuevamente, una semana después.

Al estallar el conflicto argelo‑marroquí, Castro siente que tendrá un papel protagónico en Argel; ofrece apoyo y solicita permiso para despachar una fuerza voluntaria simbólica. Entre otras razones, quiere borrar la irritación de Ben Bella por los pronunciamientos favorables del gobierno cubano en ocasión del reciente fallecimiento del presidente israelí Ben Zvi. En el mes de agosto, Castro envía una delegación militar a Ben Bella, encabezada por el Che Guevara, acompañado de Víctor Dreke, Harry Villegas (Pombo) y Raúl Suárez Gayol, para que coordinen la ayuda que se debe prestar.

Se envían tropas cubanas a Argelia bajo la asesoría del mayor general soviético Ciutah. El contingente es transportado en los barcos mercantes Aracelio Iglesias, Sierra Maestra y Playa Girón, y llegan al puerto de Orán el 21 de octubre. A estos buques siguen otros embarques de hombres y armamentos, por vía aérea, usando aviones turbohélices Britannia que siguen la ruta Habana‑Praga‑Argel.

(Efigenio Amejeiras)


La fuerza cubana de choque comprende 3 batallones moto-meca­nizados, 1 brigada con 50 tanques pesados T‑55, varias unidades de artillería (con un total de 2,200 soldados) y alrededor de 1,000 hombres más como tripulación de la operación y personal de apoyo.
El batallón de tanquistas cubanos y otros cazas MiG‑17 llegan en el buque González Lines el 28 de octubre8. Al mando de las tropas estaba el comanda­nte guerrillero Efigenio Ameijeiras (un osado rebelde castrista) secundado por Aldo Santamaría Cuadrado, Dermidio Escalona, Raúl Díaz Argüelles, Samuel Rodíles, Lino Carreras, Joaquín Ordoqui, así como oficial­es de la columna guerrillera de Ameijei­ras. Esta situación es recogida en un artículo del escritor García Márquez9. "Mientras Cuba es devastada por el huracán Flora, un batallón de combatientes cubanos internacionalistas va a defender a Argelia contra los marroquíes. Para la época, no hay un sólo movimiento de liberación africano que no cuente con la solidaridad de Cuba en la forma de armas y material de guerra y también en la forma de entrenamiento para técnicos y militares y civiles y especialistas. Mozambique desde 1963, Guinea Bissau desde 1965, Camerún y Sierra Leona, todos reciben alguna expresión de solidaridad y ayuda de los cubanos en un momento u otro"

El dispositivo militar cubano acude a la zona de operaciones, sin esperar órdenes del mando argelino. Asimismo, el embajador Serguera y el comisario político de las tropas Ordoqui10 justifican ante Ben Bella el por qué de una fuerza expedicionaria de tal magnitud. Argelia complementa este poderoso núcleo con una unidad de tanques y artillería de campaña enviada por Nasser. La combinada presencia cubano‑egipcia, está coordinada y aprobada por la URSS, que autoriza la remesa de material de guerra y unidades egipcias.

Nasser, está en deuda con los soviéticos, por el apoyo logístico a su voluminoso cuerpo expedicionario en Yemen del Norte. Además, debido a la alianza entre Egipto, Siria e Irak en 1963, la URSS había reforzado militarmente a estos países, en particular al primero, para que la balanza militar del Medio Oriente no se altere a favor de Israel.

Antes de asumir el mando de las operaciones en Argelia, el comandante Ameijeiras, escoltado por el embajador Serguera pasa por El Cairo para coordinar con los egipcios los detalles de la acción conjunta. El entonces jefe militar argelino, Houari Bumedién, unido al grueso de su plana mayor, desaprueba la representación militar egipcio‑cubana solicitada por Ben Bella11.

El ejército argelino traslada, apresuradamen­te, refuerzos por aire y tierra y se lanza a una sucesión de ataques y contra‑ataques para obtener la iniciativa en el cuadro territorial en conflic­to. Las huestes cubanas, apoyadas por columnas argelinas, desbaratan los bordes delanter­os defensivos del enemigo y se precipitan por la fractura a la profundidad del territorio; el 17 de octubre se ocupan los conglomerados moros de Ich, mientras se bombardean los privilegiados islotes de verdor de la región de Tindara. Con ello, se inserta la confusión entre los marroquíes y se generaliza el conflicto. Los intentos de Rabat por recuper­ar esta región en las entrañas del Sájara son infructuosos; Marruecos rompe relacion­es con Cuba y retira su embajador de El Cairo.

El antagonismo argelo‑marroquí y la comparecencia de una columna militar castrista12 suscita ansiedad entre los estados de la zona, los cuales tratan de impedir su internacionalización, encauzando el conflicto hacia las negociaciones. Siria, Ghana, Irak, Túnez, Etiopía y Malí predican diversas soluciones y ofrecen sus oficios mediadores para atajar la maquinaria Castro‑argelina, que amenaza con extender los choques fronterizos a pleno territorio marroquí.

Salvo el caso de Egipto, Siria e Irak, que se inclinan hacia el costado argelino, casi todos los países afroasiáticos se declaran neutrales ante los dos contendientes. La Liga Árabe adopta una resolución exigiendo el cese del fuego y crea un comité de mediación. Argelia demanda un cónclave urgente de la Organización de Unidad Africana (OUA), propuesta que es impugnada por Marruecos, negada a abandonar las zonas de Hassi‑Beida y Tinjoub.

En octubre 28, se consuman en Malí las negociaciones entre los dos mandatarios antagónicos. Se acuerda un armisticio a partir del 2 de noviembre así como una franja desmilitari­zada; se aconseja una reunión urgente de la OUA y la suspensión de todos los ataques verbales por ambas partes. Pese a todos los denuedos, no es hasta el 4 de noviembre que las falanges cubanas se estacionan, poniendo fin al rápido ciclo destructivo. Esta operación queda como el primer acto de participación exterior de los guerreros de Castro. Estas unidades, después de permanecer un tiempo en Argelia donde fundan cuarteles de instrucción para reclutas africanos, se transfieren al Congo Brazzaville, para montar la siguiente maniobra de envergadura en el continente africano: el Congo.

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Observación del Bloguista de Baracutey Cubano

Para redondear y balancear con un poco de jodedera cubana el muy serio artículo de Juan F. Benemelis, veamos lo que escribió Juan Vives, también protagonista y testigo, sobre lo acontecido en Argelia y la persona del ya difunto Jorge ¨Papito¨ Serguera.

EL FISCAL Y LA ENANA


Por Juan Vives
Desde el Mediterraneo


Abogado por vocación, fiscal por sanguinario, diplomático a la carrera, censor por extremista, borracho por vicio y mal nacido desde chiquitico.

Papito Serguera, uno de los comandantes de la revolución con la trayectoria más heteroclipta y variada, que cayó en el olvido, dejado en un rincón de la historia.

No tiene otra salida que quedarse en Cuba hasta su muerte, su pasado sanguinario no le permite salir del santuario de la isla comunista castrista y aunque abandonado de todos, tiene que resignarse a su condena al ostracismo interior.

Papito Serguera es abogado y fué uno de los compañeros de Frank ¨País es su ciudad natal de Santiago de Cuba. Exilado en E. U. pasa a la Sierra Maestra y al triunfo de la revolución tiene el grado de comandante, en medio de una tropa de guajiros analfetos, se ascendían a los letrados, no por sus actos de bravura(porque no hubo), si no por el solo hecho de saber leer y escribir.

Desde los primeros días del triunfo de la revolución, es nombrado fiscal general de ejército rebelde en la Cabaña y pide más de 200 penas de muerte, todas fueron ejecutadas. El mecanismo era simple, se le entregaba la lista de personas a juzgar al Ché y este firmaba de ante mano las órdenes de fusilamiento, en parodias de procesos que no era otra cosa que simulacros de una justicia sumaria.

El personaje está comprometido con las manos llenas de sangre y eso es una prueba de confiabilidad y fidelidad. La revolución siempre ha funcionado creando círculos de poder de acuerdo al grado de compromisos de los individuos. . . bueno, existen algunos bien comprometidos que atravesaron el charco y se ganaron una virginidad política, pero eso es harina de otro costal;se pudiera sacar una lista interminable de esos nuevos disidentes que se dieron cuenta que el comunismo era malo cuando perdieron sus privilegios. La suma de sentencias a muerte que solicitó y evidentemente obtuvo Papito Serguera son récord en la historia criminal del comunismo cubano.

Después de su criminal tarea de servir la materia prima a los verdugos del Ché, es premiado desde que se establecen relaciones con Argelia y es nombrado embajador. Si desde la Cabaña cuando llegaba a los juicios “jalao” como un perro se le consideraba como un borrachín, las cosas no se arreglaron en Argelia, librado a su suerte y a miles de kilometros de Cuba y sin control, su dependencia al alcohol creció y sus borracheras fueron anedóticas en tierra de islam.

El primer escándalo en Argelia se debió a un hecho curioso. En 1963 la tropas cubanas partieron a Argelia para reforzar el naciente ejército del FNLA que no se lograba transformar en ejército regular y estaba perdiendo pie en la llamada “Guerre des Sables” en pleno desierto. Una división blindada bajo las órdenes de Efigenio Amejeira llegó a Argel. Una parte de las tropas fueron alojadas en un antiguo cuartel de la Legión Extranjera francesa, que servía de Estado Mayor de Amejeira. La disciplina dejaba mucho que desear y los problemas con las tropas cubanas se multiplicaban;Amejeira se pasaba el día y la noche empujándose pitos de mariguana uno detrás del otro y Papito Serguera llegaba borracho a la unidad militar para reprimendar supuestamente a Amejeira y acababan jalaos.

Como herencia de la legión se había quedado un camello que se paseaba tranquilamente por el polígono y que se llamaba Pepé. El animal tenía el habito de meter la cabeza por una de las ventanas del comedor para que le dieran pan u otras golosinas. Un día alguién se le ocurrió meterle una botella de cerveza en la boca, que el camello(bueno en realidad son dromedarios) mantenía con la lengua.

Como existía una fábrica de cerveza y el FNLA no quería que las gentes tomaran alcohol, camiones enteros de cerveza aterrizaban en la comandancia todos los días. Eran unos botellones de litro y medio, que Pepé consumía alegremente hasta jalarse. Se ponía a caminar en redonde por el pentágono, hasta que se caía por tierra y se meaba y cagaba dando unos berridos del carajo.

Los soldados musulmanes que estaban como oficiales de contacto con las fuerzas cubanas, protestaron energicamente, alegando que era un pecado mortal emborrachar a un animal de Dios. Papito llegó y los sacó de la unidad a cajas destempladas y la protesta de Ben Bela llegó hasta la Habana.

El actual presidente argelino Buterflika que era la mano derecha de Boumedien, fué a protestar a la embajada y Papito se cagó en su madre.

Pero la gran metedura de pata fué cuando el golpe de estado de Boumedien, Papito les pasó a la Habana una serie de informaciones erróneas y parciales a causa de las discusiones con Bouterflika. Fidel metió un discurso acusando a los golpistas de todos los males del mundo, tratando a Bouterflica de mariposa mal intencionada (juego de palabras por el parecido fonético a mariposa en inglés)

Esta fué su última metedura de patas en Argelia , parece que estuvo demasiado inspirado por el Bacardí extra seco, del cual hacía uso y abuso. En definitiva el sólo cambio que existó fue que Boumedien construyó más mezquitas que hospitales y colegios para abrutecer al pueblo.

Fidel se puso que ardía con la cuestión de las informaciones de Papito sobre el golpe de estado y lo retiraron a la Habana, pero como era un personaje fiable que no podía cambiar de bando, fué nombrado en 1966hasta 1973 director del ICR (Instituto Cubano de Radiodifusión).

Aquí se convirtió en el hombre de la censura. Prohibió toda la música americana a comenzar por los Beatles. Las radios nacionales estaban retringidas a pasar solamente música cabana tradicional, ninguna fantasía era permitida. Botó como una mierda al ahora famoso compositor Silvio Rodríguez y le negó todo pasaje de sus canciones en los medios de difusión. Se convirtió en el Savonarola de la cultura y la juventud cubana. Todo estaba prohibido, el más mínimo signo de tendencia desviasionista ideológica era castigado severamente.

En medio de aquella mini revolución cultural, uno de los motores de aquella locura galopante era ¨Papiti¨ Serguera.

Me recuerdo que a la entrada del edificio de Radio Centro en la calle 23 en donde estaba el ICR, puso en la puerta varios miembros de la juventud comunista con tijeras, para que le cortaran el pelo a los que lo portaban un poco largo. No solamente en el ICR, en toda Cuba la persecusión de los “pelús” fué rabiosa.

En pleno furor de esta mini revolución cultural, al embajador cubano en Francia, Braudilio Castellanos (bilito), se le ocurrió invitar a Cuba un cantante francés a la moda, ídolo de la juventud de mayo del 68, el denominado Antoine. El personaje era un flaco melenudo vestido con camisas de flores y pantalones patas de elefante de colores chillones. Ya a su llegada al areopuerto escapó de milagro a las tijeras de un grupo de jóvenes comunistas. Practicamente era una provocación aquel melenudo suelto por las calles.

Celia me mandó a llamar para que me ocupara de Antoine y su comitiva de otros tres melenudos músicos que lo acompañaban.

Todo el mundo se preguntaba que le había pasado por la cabeza a Braudilio para invitar a esos famosos en medio de la histeria anti todo que vivía el país.

Cuando Celia me explicó que los metieron en el hotel Nacional, que después los llevara a Soroa en Pinar del Río y a Varadero, tres lugares bien aislados y con la atención que tuvieran el menor contacto con la población para evitar un escándalo. Yo no quería asumir tal responsabilidad, pero donde manda capitán no manda marinero y tuve que asumir.

Las órdenes eran claras, nadie podía tocarle un pelo de la cabeza a aquellos franceses.

Cuando le pregunté como evitar el incidente me respondió que con los años que llevaba haciendo karate y kug fu que demostrara lo que había aprendido y que si no podía sin armas que sacara la pistola y le metiera cuatro tiros al pinto de la paloma (sic)

Lo que tenía que euceder sucedió y los habían invitado a una entrevista al ICR, pero no los habían visto, cuando subimos al tercer piso, un grupo del núcleo de la juventud comunistas tijera en manos querían pelarme los “pelús”. Aquí se jodió Sansón con los filisteos. La bronca fué de padre y señor. Dépues de una discusión acalorada y unos cuantos de aquellos energúmenos a tierra, se le juntaron otros con tijeras que no sabía de dónde carajo salieron, eché mano a la pistola y tiré dos tiros al techo.

Salí del edificio con mis melenudos que no comprendían nada de lo que había sucedido. Desde que llegamos al hotel Nacional que estaba a tres cuadres de Radio Centro, varias patrullas del G2 desembarcaron al hotel porque Papito los había llamado ya que le atacaron a tiro el ICR.

Tuve que llamar a Celia que mandó a Pepín Naranjo que trabajaba en su secretariado para que se explicara con Serguera y cerrara el incidente.

Ese era el ambiente que reinaba en Cuba y en particular en el ICR, antro de corrupción y dulce vida de Papito Serguera y sus cúmbilas extremistas, pero para los demás, ellos eran una vergüenza pública.

Cuanta aspirante a artista o cantante quería pasar a la televisión, primero tenía que pasar por la cama de estos señores, mandarines de la cultura en Cuba.

La oficina de Papito era una especie de bar abierto para sus amigos, a eso de las 6 y media de la tarde comenzaba a llegar el público y siempre comenzaba la borrachera, las cervezas bien frías y el ron no faltaba. Las aceitunas aliñadas españolas y las tranchitas de jamón con queso tampoco. Mientras afuera la gente se estaba comiendo un cable, aunque en esa época todavía estaban abiertos algunos buenos restaurantes y con un buen billete que se le diera al portero, se podía entrar sin las penosas reservaciones, que en la mayoría de los casos eran improbables.

La secretaria de Papito era una enana, que tenía las piernas tan arqueadas que casi no podía caminar y se desplazaba en un tricículo de niño. La cabrona iba a la universidad, siempre con su tricículo.

Existía un campeón ciclista que ganó varias vueltas a Cuba llamado Pipián, y a causa del tricículo todo el mundo llamaba a la enana Pipián, que como diríamos en buen cubano, era tremenda jodedora.

Cuando las fiestas en el buró de Papito Serguera se acababan en relajo global, Papito agarraba a la enana y la ponía sobre el buró y le decía – ¡Pipián enseñale el bollo!

La enana se levantaba la falda y enseñaba aquella mostruosidad que tenía más del culo de una vaca que de un sexo de mujer. Parece que hasta hubo unos cuantos que se templaron a Pipián en el buró.

En esta historia de Pipián enseñando el bollo, Raúl Castro fué en varias ocasiones al ICR al buró del director, para jalarse y ver el espectaculo mientras se emborrachaba.

A veces llevaban una vieja medio loca que siempre estaba en la calle 23 que se llamaba Rafaela y que le dabas una pieza y le decías que te hiciera el movimiento obrero. Se levantaba la falda y mimaba el acto sexual mientras gritaba-Esto es el movimiento obrero.

Con estas especies de juegos del circo romano, se pasaban alguna tardes en el buró del director del ICR.

A Papito Serguera lo tronaron cuando ya fué imposible controlarlo, las borracheras y los escándalos no se podían esconder. En el hotel Internacional de Varadero, en el cabaret cuando se cerraron, se quedó con el director de la televisión de la RDA y se puso a bailar arriba de las mesas con dos o tres jineteras de la época. Hasta hicieron algo más que bailar sobre las mesas.

No le aguantaron más y lo tronaron.

La enana Pipián la sacaron del ICR como bola por tronera y más nunca se supo de ella, yo creo que fuera de ser el show de la oficina del director no hacía otra cosa.

Cuando le preguntaban a Papito Serguera por qué tenía la enana como secretaria, respondía que así no se podía templar la secretaria.

De la vieja Rafaela que era una de las atracciones de la Rampa, desapareció también al mismo tiempo cuando tronaron a nuestro hombre. Yo creo que en otra época hubiera sido patrón de bar de zona de tolerancia o algo por el estilo.

Muchos de los viejos que están actualmente exilados, se deben recordar de Papito Serguera y su secretaria Pipián.
Justify Full

1 Comments:

At 7:56 a. m., Anonymous Anónimo said...

Esa enana se llamaba Mayita y no desapareció de la escena, Papito Serguera se la llevó con él a trabajar al CEntro de Estudios sobre Europa Occuidental cuando lo sacaron del ICR

 

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