sábado, abril 09, 2011

Alguien va a escuchar. Un caso de discriminación en la salud por tener ideas políticas diferentes

Tomado de http://www.primaveradigital.org




Alguien va a escuchar

Por Oscar Sánchez Madan
07 de Abril de 2011

Matanzas, Cidra, 7 de abril de 2011, (PD) Cuando a la activista del opositor Movimiento Independiente Opción Alternativa, Edilie Moreno Fernández, la ingresaron de urgencia en el hospital “Faustino Pérez”, de Matanzas, en el año 2006, por la insuficiencia renal crónica en fase terminal que padece, sabía que le esperaban años de amargura. Lo que no podía imaginar era que el régimen totalitario imperante en su país utilizara la inadecuada asistencia médica para torturarla.

Por eso, ese mismo año, al conocer en el Instituto Nacional de Nefrología de la capital, a donde acudió varias veces, que su historia clínica había supuestamente, desaparecido, se convenció de que se enfrentaba a unos gobernantes inescrupulosos y que por consiguiente, su vida está en peligro.

Al abandonar esa institución, recordó que semanas atrás, la doctora Vionahilda, una nefróloga del hospital de Matanzas, se había burlado de su fe religiosa, cuando le manifestó: “Si crees en Dios, dile a tu dios que te salve”. Esta médica fue la que le comunicó que comenzarían a practicarle las hemodiálisis o lavado de la sangre.

Decenas de testimonios escuchados por la activista, de opositores, sobre todo, ex prisioneros, que fueron víctimas de actos de tortura, la conmovieron tanto que se alejó de los hospitales durante cinco años. Temía que le hicieran daño o que tal vez la asesinaran.

El 23 de marzo de 2011 fue un día muy triste para ella. Junto a familiares y amigos, en la tarde de esa jornada, recordó los esfuerzos que éstos hicieron el 21 de diciembre de 2010 para convencerla de que acudiera al hospital.

“Gracias a ustedes estoy viva, porque cuando me ingresaron en el hospital, me diagnosticaron una insuficiencia respiratoria, debido al abundante líquido que se me había alojado en los pulmones. Además, tenía la hemoglobina muy baja y una notable inflamación en diversas partes del cuerpo”, recordaba.

Su esposo, que la escuchaba con atención y la acariciaba con la mirada, dijo que se asustó mucho cuando el 15 de enero de 2011, una enfermera le introdujo la aguja fuera de la fístula o arteria por donde le practican la hemodiálisis y, cuando más tarde, al perder el contacto con el brazo izquierdo de la paciente porque lo movió accidentalmente, Edilie casi se desangra, ya que la asistente no se encontraba en la sala.

La activista sorprendió a algunos de sus amigos al relatar que no sólo ese día le puncionaron mal la fístula. “La aguja la introdujeron mal, también, los días 5 y 15 de marzo. Cada vez que eso ocurre, no me pueden realizar la hemodiálisis por el brazo, a causa de los hematomas e inflamación que ésta negligencia me provoca. Tienen que colocarme un catéter, algo bastante riesgoso, porque puedo adquirir bacterias. Eso lo sabe la policía política”, aseguró preocupada.

Después de levantarse y encender un cigarrillo -desde que se inició este horrible odisea, la activista fuma- Edilie dijo que hace más de tres meses instó a las Organización Panamericana de Salud y a la Organización Mundial de la Salud a que la ayuden y no ha recibido respuesta.

Con los brazos colocados sobre los hombros de sus dos hijos, uno de quince y otro de veinte años, esta señora, de cuarenta y seis abriles, que parece ser de acero, por la fe que tiene en que alguien la va a ayudar, pudo contener, con mucho esfuerzo, las lágrimas que se le intentaban escapar de los ojos.

Los presentes, que conocían del acoso de la policía política e incluso de la prensa oficial contra esta convencida disidente, vieron la esperanza dibujada en su rostro al escucharle decir que había enviado una carta al Papa Benedicto VI. “En ella le expreso mi desconfianza en la dictadura de mi país, la que controla todas las instituciones médicas. También le pido ayuda”, afirmó.

Luego de escuchar esas palabras, una veintena de ojos en los que se refugiaba el pesimismo, comenzaron a irradiar una impresionante luz de esperanza. Alguien se levantó con rapidez, se acercó a Edilie y después de abrazarla a ella, a su esposo y sus dos hijos, señaló con firmeza: “Alguien te va a ayudar”.

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1-Edilie, junto a sus dos hijos, Higinio y Jesús. En la parte derecha de su cuello una venda le cubre el orificio donde le colocan el catéter, por la imposibilidad de colocárselo en el brazo, después de un acto de supuesta negligencia médica.

2-Edilie Moreno Fernández en su residencia en Calle 12 No 1709, entre 17 y 19, Pedro Betancourt, Matanzas, Cuba, muestra el brazo dañado por el mal procedimiento médico.
Foto: Oscar Sánchez Madan