BARACUTEY CUBANO

600 atentados son muy pocos

Por Tania Díaz Castro


Santa Fe, La Habana, 14 de abril de 2011, (PD) Por estos días recuerdo que en el año 2006, cuando Fidel Castro estaba convaleciente de sus operaciones intestinales, se comentaba el fracaso de los 600 planes de atentados que le han hecho desde los años cuarenta del siglo pasado, cuando se vio envuelto en una serie de actividades promovidas por mafias estudiantiles violentas.

Mientras estudiaba los discursos de Mussolini, Hitler, Marx y los consejos de Maquiavelo, el joven líder ortodoxo y luego comunista fraguó varios planes, todos recogidos en diversos libros: lanzar a Grau por el balcón del Palacio Presidencial, traer en secreto a La Habana la campana de La Demajagua, sentar el cadáver de Eduardo Chibás en la silla presidencial para tomar el poder, etc.

Recuerdo aquel viejo dicho de mi pueblo que se decía cuando a alguien le partían la cabeza de un tablazo o una pedrada: se lo buscó por sinvergüenza. No quiero decir eso de Fidel Castro con relación a los planes de sacarlo del mapa. No. Me refiero al dicho de mi pueblo.

Pero amigos, ¿ustedes se han puesto a pensar qué triste será vivir bajo el asedio de 600 planes de atentado? ¿Cómo se podrá dormir, soñar despierto, hacer el amor, disfrutar de un campo arbolado, sin pensar que detrás de una piedra o una puerta hay un fusil preparado para matar?

(Memorial Cubano. Cada cruz tiene el nombre de una de las víctimas mortales causadas por la tiranía de los hermanos Castro. Nota y fotos añadidas por el bloguista de Baracutey Cubano)

Como yo no he sido víctima ni de un hollejo de naranja lanzado a mi cabeza, no podría imaginármelo, sobre todo si tengo conciencia de que el miedo a los calabozos de la Seguridad del Estado -que de seguro Fidel aún dirige pese a su ancianidad- salió de mi mente hace unos cuantos años. Era el único miedo que me quedaba. El de las ranas, está por desaparecer también.

Algunos expertos aseguran la falsedad de los 600 intentos de atentados. Aseguran que son demasiados y sobre todo, no se explican por qué tantos hayan fallado.

A mi juicio son muy pocos, si tenemos en cuenta los miles de fusilados, los muertos en las cárceles, en el exilio, en el Estrecho de la Florida, en las guerras internacionalistas, de enfermedad bajo el Periodo Especial… No hay para cuando acabar, señores. Es demasiado tiempo encaramado en el poder y demasiado el odio acumulado.

vlamagre@yahoo.com