Silvio Rodríguez, la doble moral y la libertad afectiva. ¿Por qué Silvio Rodríguez publca una carta de él y Pablo Milanés?
Tomado de http://www.ddcuba.com
Por Carlos Alberto Montaner
Miami
06-09-2011
¿Por qué Silvio Rodríguez le recuerda a Pablo Milanés una carta pública de hace décadas?
Silvio Rodríguez acaba de desempolvar en su blog una vieja carta pública que él y Pablo Milanés me enviaron hace más de un cuarto de siglo. Yo los había invitado, también públicamente, a que se quedaran exiliados y denunciaran la dictadura, dadas las dudas y las críticas que ambos tenían del régimen. Pensaba más en Silvio que en Pablo —con quien nunca me había cruzado una palabra—, debido a que, poco antes, en Madrid, había cenado con Silvio en casa de un amigo común.
En la cena, que transcurrió de manera muy agradable, Silvio presentó una imagen de persona dialogante, deseosa de cambios que le pusieran fin a la división de los cubanos, y, aunque sin estridencias, se quejó de los peores aspectos de la dictadura. Esa noche percibí que el cantautor, en realidad, no creía en el gobierno que solía defender, y me pareció que era un prisionero de la doble moral que devasta psicológicamente a tantos cubanos atrapados en una penosa disonancia entre lo que creen, lo que dicen y lo que hacen. Esa lacerante ambivalencia que intuí luego me la confirmaron algunos de sus más íntimos amigos y amigas.
¿Por qué Silvio retoma hoy su vieja carta? Tal vez, no lo sé con certeza, para cerrar el reciente cruce de correspondencia que tuvo conmigo y complacer a la policía política, que no quedó muy satisfecha con este intercambio epistolar con "el enemigo". Pero también sospecho que lo hace como una forma de distanciarse de la postura de Pablo Milanés, a quien indirectamente le reprocha su fugaz, pero amable encuentro conmigo, y como una forma de rechazo al deseo manifestado por el autor de Yolanda de propiciar la reconciliación de los cubanos sin renunciar a sus convicciones revolucionarias, patente durante su concierto en Miami. La estrategia de la dictadura, que es hoy la de Silvio, es mantener la crispación y el odio como una forma de legitimar los peores aspectos de la represión.
En efecto, en el guión escrito por la Seguridad cubana, las Damas de Blanco no son unas señoras dignas que recorren las calles pidiendo el respeto por los derechos humanos en medio de un coro de insultos y empellones orquestado por la policía política, sino asalariadas de Washington que cobran por sembrar la discordia en medio de una sociedad que les da su merecido, ejemplarmente unánime en el respaldo al gobierno. Los exiliados no son demócratas que quisieran una transición pacífica a la española o a la checa, con respeto para todas las partes, sino unos terroristas sedientos de sangre al servicio de la CIA, a los que se les debe negar todo trato y cerrar todas las puertas.
(Pablo Milanés y Silvio Rodríguez alrededor del año 1970)
Para el Departamento Ideológico del Partido Comunista, que es la cabeza intelectual de la policía política, la mejor estrategia para mantener el régimen intacto y sin hacer concesiones a la voluntad popular, que claramente desea cambios profundos del sistema tras más de 50 años de desastres, consiste en sostener la inexistente rivalidad y contradicción entre una Cuba heroica que no puede bajar la guardia, asediada por Washington con el auxilio de unos cuantos canallas que quieren modificar el sistema para liquidar a sus enemigos a sangre y fuego y revertir los supuestos logros de la revolución. De donde se deduce que con esos tipos siniestros, tanto los disidentes dentro de la Isla, como los exiliados que se califican como demócratas, no puede haber ningún tipo de relación, salvo el desprecio y la denuncia. Por eso la andanada oficial contra Pablo Milanés, a la que ahora, vergonzosa y oblicuamente, se une Silvio Rodríguez.
Lo curioso es que esta crispación artificialmente alimentada desde el poder no es nueva en la historia de Cuba. En 1878, cuando se firmó la paz tras una década de guerra entre mambises y españoles (y los criollos que los apoyaban), los enemigos de la reconciliación decían que era imposible la convivencia armónica entre adversarios que se habían hecho tanto daño en el campo de batalla, pero no fue así: unos y otros, por lo menos hasta 1895, hasta que la intransigencia colonial hizo imposible una evolución pacífica, se integraron en partidos políticos enfrentados en el terreno cívico sin que se produjeran actos significativos de venganza protagonizados por los cubanos o los españoles.
El mismo fenómeno volvió a ocurrir en 1902, tras la inauguración de la República de Cuba propiciada por Estados Unidos después de su victoria frente a España en la guerra del 98. En efecto, entre 1895 y 1898 había ocurrido otra guerra fulminante y terrible, dirigida a sangre y fuego por Valeriano Weyler al frente del ejército español, pero cuando los cubanos asumieron el mando del país, lejos de vengarse de los españoles residentes en la Isla, dueños de casi todos los circuitos comerciales, lo que hicieron fue darles un abrazo a los enemigos de la víspera, reconciliarse con ellos y propiciar la inmigración de más españoles. Nunca fue más numerosa, positiva e influyente la sociedad española en Cuba que en el primer tercio del siglo XX, cuando el país era independiente.
Lo que quiero decir es que el odio permanente no es un rasgo de la mentalidad social de los cubanos como pretenden los defensores de la última dictadura comunista de Occidente. En 1933, los cubanos derrocaron a un dictador, el general Gerardo Machado, y ya en 1940 los machadistas formaban parte del juego político nacional y tuvieron una amplia representación entre los representantes del pueblo que redactaron la Constitución de 1940.
Si en la década de los ochenta, sin ningún éxito, insté a Silvio Rodríguez a desertar y denunciar al régimen, hoy le pido que recapacite, como ha hecho Pablo Milanés, y en lugar de dinamitar los puentes, se dedique a construirlos para que la totalidad de los cubanos, y no solo un puñado de comunistas dirigidos por una dinastía militar de carácter familiar, puedan expresar libremente sus preferencias políticas para comenzar sin ira la transición hacia la libertad.
Sería útil que Silvio comprendiera que cuando Pablo habla de reconciliación, en realidad está ejerciendo un derecho poco recordado pero inmensamente importante: el de la libertad afectiva, también conculcado por la dictadura de los Castro. Un régimen que secuestró el corazón de los cubanos y los obligó a cortar todo tipo de lazo con los exiliados o los desafectos, ya fueran hermanos, hijos, padres o amigos, está lleno de odio. Un régimen que convirtió a los homosexuales en detestados enemigos del pueblo y los maltrató y encerró en campos de concentración, como antes habían hecho los nazis, es la representación del horror moral y la barbarie. Un régimen dedicado a disgregar a la población, en lugar de predicar la confraternidad entre la inevitable y bienvenida variedad, que decreta el odio como norma de convivencia y combate el perdón y la reconciliación, es un régimen muy enfermo.
La sociedad cubana, Silvio, necesita urgentemente superar esta etapa, pasar la página y construir una Cuba futura con todos y para el bien de todos, como quería Martí, en la que nunca más el gobierno se apodere de las emociones de los ciudadanos y les dicte a quién deben querer y a quién deben rechazar. Los cubanos, Silvio, tienen que recuperar la coherencia ética y renunciar a esa lacerante doble moral que los tortura. La libertad afectiva no es una figura retórica. Es una necesidad básica del espíritu. Es el componente clave de la felicidad individual.
Silvio Rodríguez acusa a Pablo Milanés de hacer 'daño interno' al régimen
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Tomado de http://segundacita.blogspot.com
martes 6 de septiembre de 2011
otra respuesta, en este caso interna
6 de noviembre de 1970
Dirección de Música del
Consejo Nacional de Cultura
Presente
Compañeros:
Por medio de la presente nos dirigimos a ustedes para dar a conocer nuestra opinión respecto a Varadero 70, y nuestra posición frente al mismo.
Creemos que a este Festival lo fundamenta un espíritu comercial, más o menos al estilo de cualquier Festival capitalista, espíritu que se aleja de la búsqueda de una expresión auténticamente nacional y cae en lo mimético, o sea, que es regido por conceptos superficiales en cuanto a la canción popular.
Creemos que nuestra condición de país revolucionario y a su vez vanguardia política del continente, nos obliga, por su línea de acercamiento a la problemática del Tercer Mundo, a no ignorar que en América Latina se desarrolla un fuerte movimiento de canción de contenido y formas nuevos (como el caso de Brasil en especial) en el que la búsqueda de una nueva expresión se acerca a nuestras propias búsquedas como país y cultura americana en vías de desarrollo.
Sin ningún sentimiento sectario ni regionalista nos preocupa que, por ejemplo, haya autores latinoamericanos en el exilio (algunos so pena de ser asesinados por sus regímenes de regresar a sus países) y otros enfrentados en su propio territorio a la represión; autores que no han sido invitados a este Festival.
Nos preocupa también la invitación a cantantes y autores del Viejo Mundo que, independientemente de sus buenas intenciones, no tienen nada que aportarnos como no sea la mimetización de sus estilos, que en cierto modo no se acercan a nuestra realidad.
La selección popular, arma de doble filo, puesto que el público también elige lo que se le impone sistemáticamente, nos hace partícipes del Festival a pesar de encontrarnos marginados por los programas del Consejo Nacional de Cultura y el Instituto Cubano de Radiodifusión. Esta selección, indudablemente un gran honor para nosotros, nos obliga moralmente a intervenir en el Festival, pero no evita que expresemos nuestras opiniones sobre el mismo para ser consecuentes con nuestras ideas.
Revolucionariamente,
Pablo Milanés
Silvio Rodríguez.
Documental sobre el festival de Varadero 70. Silvio participó; no recuerdo que Pablo Milanés haya participado
ESTA ES LA CARTA DE SILVIO Y PABLO SOBRE LA CUAL ESCRIBE CARLOS ALBERTO MONTANER
Tomado de http://segundacita.blogspot.com
domingo 4 de septiembre de 2011
RESPUESTA A UNA PROVOCACION DEL SEÑOR CARLOS ALBERTO MONTANER
Aquí estamos de nuevo, como tantas veces desde aquel año en que por primera vez el generoso pueblo de casi todo el Estado español dio bienvenida a nuestras canciones. Siempre hemos vuelto con legítimo orgullo, como cuando se visita la casa de un abuelo con honra. Nunca vinimos a quejarnos de lo que, del hogar, nos pudiera inquietar; porque aunque el mundo es la gran casa, tenemos un rescoldo caribeño que hemos sabido mantener tibio con el compromiso del amor.
Pero sabemos que hay quienes no piensan ni sienten como nosotros. Incluso existen quienes se proclaman artistas y mienten, se engañen o no a sí mismos, porque han sembrado tanto odio que supone imposible una cosecha de gracia.
Por ser parte de un proceso revolucionario como el cubano, como el nuestro, no basta con escribir frases lapidarias desde una inmaculada urna de cristal; hay que desgarrarse con toda la realidad que entraña el quehacer cotidiano de mujeres y hombres que aman y sufren, que lo hacen mal, regular o bien, que se equivocan y que son víctimas de equivocaciones, pero que no eluden el reto que implica hacer cada día mejor y siempre más humana una obra revolucionaria que indiscutiblemente es un ejemplo para América Latina.
Nadie confunda la humildad con el temor. Hemos tomado las armas, incluso las terribles, para defender, sin reparar en riesgos, lo que consideramos justo; el pueblo que edifica nuestra Revolución, la Revolución que edifica nuestro pueblo. Y nadie nos paga para defender lo que creemos. Sólo nuestra propia conciencia nos somete cada día a un riguroso pero necesario examen y cuando no estamos de acuerdo con algo, así como cuando estamos de acuerdo, lo cantamos y lo asumimos en Cuba y donde sea necesario. La única prisión que padecemos es la de no poder librarnos de la espantosa verdad de las guerras, la miseria, la ignorancia y toda la injusticia que mantienen el egoísmo y la explotación en el mundo.
Aquí estamos de nuevo y como siempre regresaremos a Cuba. Estamos orgullosos de vivir, de trabajar, de crear allí, de discutir y pelear a los cuatro vientos para que todo se haga mejor, para nosotros mismos hacerlo mejor; nunca creyendo que tenemos la verdad absoluta en nuestras manos, porque la sencilla verdad, la nuestra, hace tiempo que la comparte la gran mayoría de nuestro pueblo; y juntos, la recrearemos, como ahora, en trabajo, en amor, en canciones, en dignidad.
Pablo Milanés
Silvio Rodríguez
Madrid, 28 de mayo de 1986.
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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Una pena que Carlos Alberto Montaner esté metido en ese chanchullo tan bajo. ¿Y qué hace él almorzando y departiendo con esos sátrapas? Pero hay gente que con tal de que hablen de ellos hacen cualquier tontería, esta es una de ellas.
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Comentario del Bloguista
Está bien claro, ya que lo dijo explícitamente, que Carlos Alberto en esa época les propuso ser hombres libres; por cierto, sólo almorzó con Silvio, no con Pablo Milanés.
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Comentario del Bloguista
La reconciliación y el perdón no exime de la justicia y la dignidad; eso se cumple hasta en el sacramento de la Reconciliación.
La Revolución y su triunfo fue la consecuencia de ¨la soberbia, la soberbia de todos¨ al decir de Dulce María Loynaz unida con la falta de madurez y responsabilidad ciudadana.
En la CARTA DE CUBA A SAN MARTÍN, de Dulce María Loynaz, escrita el 9 de mayo de 1962, la destcada poetisa escribe:
¨La isla niña ha envejecido siglos en apenas dos lustros: sobre la curva de la espalda lleva una carga de pecados propios y ajenos que casi pesan más que las desgracias. De nada vale discernir quiénes los cometieron: de todos modo será ella la que lleve la carga.¨
La isla tiene sed: también el cielo le ha negado el agua. Pero no es la falta de agua, ni la falta de pan si el pan faltase; te aseguro que el animo no flaquearía por eso. Es la falta de amor, de caridad, es la ambición de unos y la torpeza de otros y la soberbia, la soberbia de todos..¨
Comentario del Bloguista
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Comentario del bloguista
A Enrique IV se le atribuye la célebre frase: ¨París bien vale una misa¨ y lo más fácil y pragmático es decir que nos equivocamos o estamos arrepentidos y seguir siendo lo que somos. El deseo de oir esas palabras es más para satisfacer nuestro ego de que nosotros éramos los que estábamos acertados y ellos los equivocados. Ninguna obra se desacredita totalmente con palabras de arrepentimiento personales; para desacreditar al Castrismo EN EL FUTURO, hace falta mucho más que eso. Ese trabajo en una nueva Cuba será infinitamente arduo en una nueva Cuba. Finalmente, explícitamente Pablo Milanés no se ha arrepentido de haber servido a la Revolución Castrista, pero de sus palabras se infiere implícitamente que esa Revolución y sus dirigentes no son lo que él pensó que era.
Carlos Alberto Montaner tiene su estrategia para conseguir la liberación y democratización de Cuba que puede ser acertada o no, pero es mi criterio que a él le interesa ser más en una Cuba futura un conformador de opiniones que un político, pese a que dentro de Cuba muchas personas antiCastristas lo consideran una de los políticos más valiosos para esa nueva Cuba. Carlos Alberto es más realista que lo que pensamos.
Comentario del Bloguista
Dar o no el perdón es algo que solamente corresponde a los que han sido víctimas y si bien millones de cubanos tenemos algo de víctimas, también tenemos algo de victimarios al permitir que las cosas pasarán al cruzarnos de brazos o irnos del país. Otros promovieron que el Castrismo se impusiera mediante sus acciones, errores y horrores: ortodoxos, auténticos, batistianos, apolíticos, comunistas, revolucionarios, etc.. y su culpa no desaparece aunque hayan luchado posteriormente contra el Castrismo; por algo parecido José Martí escribió:
¨no contribuir en un ápice por el amor ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora soporta y más grave y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtudes, establecido por la idea encarnada en él, y legitimado por el triunfo¨ (Tomo 1, 177)
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Comentario del Bloguista
NomeDigas
Yo he perdido muy poco con respecto a aquellos cuyos familiares fueron asesinados, muertos en combate, sufrieron largos años de prisión, fueron desarraigados a pueblos cautivos, violaciones a sus familiares etc.., pero perdí un poco más que lo típico en nuestro pueblo debido a la ascendencia y comportamiento personal y familiar; no es importante mi caso, pero le puedo ejemplificar, por ejemplo, que al no usar seudónimo y al poner mi foto en este, mi, blog antiCastrista, soy más víctimas que aquellos que usan seudónimo y esconden su rostro, ya que, por ejemplo, no me permiten entrar a Cuba y en el extranjero puedo sufrir represalias . No tengo en cuenta la libertad, la dignidad y la autoestima que nos quitaron o perdimos como pueblo, porque estamos hablando de cosas más allá que lo típico o standard .
Yo dejé bien claro explícitamente cual fue mayoritariamente en nuestro pueblo las acciones que nos llevaron, como pueblo, a desempeñar el papel de victimarios: cruzarnos de brazos y dejar que la tiranía hiciera y deshaciera a su antojo. Mi forma de ver las cosas está implícita en el nombre de este blog: Baracutey Cubano; a eso es lo único que tiene que atenerse.
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6 Comments:
Es "siniestramente interesante" ver como de ambos lados del estrecho de la Florida tratan de fabricar a la rata cantante de Milanes como un "reformado", como uno que "vio la luz al final del tunel".
Por un lado el que hizo la gran caga'a, Carlos Alberto Montaner y por el otro, su nuevo "nemesis", la otra rata cantante, Silvio Rodriguez. Ambos se desbocan en "piropos e insultos" para la "reformada" rata cantante de Milanes, pero muchos cubanos no nos dejamos engañar, llevamos demasiado tiempo viendo la pelicula para que ahora nos cambien el guion...Milanes es parte del plan para dividir al exilio y hasta ahora no han dado muchos resultados los "piropos" de Montaner, ni los insultos de Edmundo, por eso tuvieron que buscar la ayuda de la rata cantante llamada Silvio y creo que tampoco dara resultados.
saludos
Una pena que Carlos Alberto Montaner esté metido en ese chanchullo tan bajo. ¿Y qué hace él almorzando y departiendo con esos sátrapas? Pero hay gente que con tal de que hablen de ellos hacen cualquier tontería, esta es una de ellas.
No sorprende que Montaner, político al fin, tome la posición que estime más conveniente y "correcta," pero no lo compro. En efecto, pone el pragmatismo por encima de la justicia y la dignidad. Eso le caerá muy bien a sus amigos europeos, "moderados" o "reformados," pero yo no compro a nadie cómo se vende, sino cómo yo lo veo. El problema de ser demasiado sofisticado es que se acaba perdiendo la credibilidad, por no hablar del respeto.
"La reconciliación y el perdón no exime de la justicia y la dignidad." Efectivamente, y a eso vengo. Por lo que puedo apreciar, Montaner habla MUCHO de reconciliarse con gente cómo el Pablito y el Silvio, pero poco (si algo) de justicia y dignidad de la forma que yo las entiendo. Montaner propone abrazar tal gente, pero no parece importarle que ni se arrepienten de lo que han sido y hecho, ni piden perdón, ni remotamente condenan al castrismo por ser la monstruosidad perversa qué es y siempre ha sido. Montaner es un político, y suena y huele a tal. Es su derecho y su negocio ser lo que quiera, pero repito, ni lo compro, ni compro a nadie cómo se vende o lo venden otros, sino cómo lo veo yo.
Pedro Pablo, no necesito que nadie haga o diga nada para confirmar lo que yo sé perfectamente bien sobre el castrismo y lo que ha significado para Cuba. Tengo ojos para ver y mente para razonar por mi cuenta. No me interesan arrepentimientos falsos, pero que nadie se atreva a pedirme reconciliación o perdón para los que siguen negando o soslayando la verdad, apañando el crimen, o ignorando su responsabilidad cómo esbirros o cómplices de la horrible plaga castrista. Pedirme tal cosa me ofende y me insulta, y sencillamente no puedo respetar a nadie que lo haga, por muy realista y práctico que se crea. Si Montaner, o cualquiera, quiere o acepta para Cuba lo que ha pasado en Rusia o Nicaragua, no tiene que decirme ni una palabra más, pues ya lo ha dicho todo, y lo rechazo de lleno.
¿"Algo" de víctimas? Si Ud. sufrió y perdió poco, lo felicito, pero no sería un caso típico. ¿Huir de un infierno, sobre todo para salvar hijos menores, es tener algo de victimario? Ud. puede pensar de tal manera, pero estoy en total desacuerdo, por no decir boquiabierto. De todos modos, me alegro entender mejor su forma de ver las cosas, pues ayuda saber a qué atenerse.
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