Dr. Oscar Elías Biscet: LA NUEVA CUBA Y LOS VIEJOS RESABIOS
LA NUEVA CUBA Y LOS VIEJOS RESABIOS
Dr. Oscar Elías Biscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
Medalla Presidencial de la Libertad
lawtonfoundation@lawtonfoundation.com
www.lawtonfoundation.com
Hace más de quinientos años Don Pedro de Valdivia describió con frase magistral las características de sus conciudadanos diciendo: “¿Por qué le cuesta tanto a los castellanos ser unos del montón? ¡Todos quieren ser generales!” En tiempos recientes, y gracias a las revelaciones de espionaje electrónico del portal cibernético Wikileak, pudimos constatar que esa es la misma opinión que tiene de los cubanos uno de los varios embajadores norteamericanos que ha prestado servicios en nuestra patria.
Mas allá de describir la personalidad y las características de estas personas que el diplomático consideraba como seniles, su opinión puso de nuevo de moda la famosa frase del conquistador español. Ahora bien, es lamentable que el funcionario norteamericano no esté consciente de que, cuando se generaliza, se corre el riesgo tanto de cometer errores como de ser injusto. La sociedad cubana es diversa en sus orígenes y, aunque el 40 por ciento de nosotros somos de ascendencia española, no todos nos comportamos de la misma forma.
Y lo peor es que patrañas de esta naturaleza contribuyen a dar credibilidad a quienes desean destruir a los hombres y mujeres que integran la oposición democrática cubana, un grupo de valientes y dedicados patriotas que se enfrentan sin más armas que sus convicciones a una tiranía de más de medio siglo. Ex profeso señalo los calificativos valientes y dedicados porque esos son los atributos imprescindibles para luchar y resistir de forma no violenta dentro de la Isla dominada por una dictadura totalitaria comunista que tiene el record a nivel mundial de más de cien millones de muertos. Quede, sin embargo, bien claro que esos defensores de la libertad solo tendremos éxito si contamos con el patrocinio y la protección del Dios Bíblico.
Por otra parte, algunos periodistas muestran la oreja de la mala intención cuando califican de balcanizada a la oposición cubana. Esta afirmación frívola y gratuita está muy lejos de la realidad objetiva. Sin embargo, es interesante apuntar que la dispersión y el liderato múltiple tuvieron sus ventajas. Nos permitieron sobrevivir y resistir las persecuciones, encarcelamientos, torturas e infiltraciones de la policía política, durante años, cuando nadie escuchaba el grito de lamento y de dolor del pueblo cubano.
Gracias a la perseverancia y al trabajo sistemático de la oposición cubana en defensa de la libertad y de los derechos humanos para el pueblo de Cuba las condiciones actuales son más favorables para todos aquellos que deseamos un cambio en nuestra patria. Además, el hecho de que muchos de nuestros dirigentes prodemocráticos hayan adquirido reconocimiento internacional funciona como factor de disuasión ante un régimen determinado a ahogar nuestras ansias de libertad con la represión y la violencia.
Uno de los ejemplos recientes del trabajo dentro de la Isla se produjo cuando un grupo de opositores de diversas tendencias ideológicas y políticas suscribimos un llamado a la unidad de las fuerzas prodemocráticas, y de estas con el pueblo cubano. Esta declaración de unidad titulada “Principios para una nueva nación”, es un signo de consolidación y madures de la oposición que nos llevará a la conquista de la democracia y de la libertad.
En este propósito de liberalización se impulsan los cambios democráticos a través de lucha cívica no violenta para la desintegración total del represivo sistema castro-estalinista y el establecimiento de una democracia representativa. Lo más novedoso de esta declaración conjunta de activistas que hemos puesto la patria por encima de cualquier aspiración personal es el método de lucha para desintegrar de manera permanente el sistema que nos asfixia.
Ahí está la declaración para que todos la lean y ofrezcan aquellas sugerencias que la hagan mas eficaz. Ahora queda lo mas importante que es comprometer nuestra voluntad inquebrantable de hacerla realidad y lograr la felicidad de nuestro sufrido pueblo. Queda, sobre todo, que tengamos la sabiduría y la generosidad de poner a la nueva Cuba por encima de nuestros viejos resabios.
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