MARY ANASTASIA O'GRADY: La misteriosa muerte de una disidente en La Habana. A Dissident's Mysterious Death in Havana
Tomado de http://online.wsj.com
La misteriosa muerte de un disidente en La Habana
Por MARY ANASTASIA O'GRADY
Durante más de ocho años, el régimen de Castro hizo su mejor esfuerzo para silenciar a la líder de las Damas de blanco, Laura Pollán. Hace 10 días Pollán quedó en silencio. Falleció, luego de una breve enfermedad, en un hospital en La Habana.
Funcionarios del hospital inicialmente afirmaron que murió de un paro cardiorrespiratorio. Pero según Berta Soler, la vocera de las Damas de blanco en La Habana, el certificado de defunción dice que Pollán sucumbió a diabetes de tipo II, neumonía bronquial y un virus "sincicial".
Ya que no había atención médica independiente disponible para tratarla y no hubo autopsia, es improbable que alguna vez sepamos las causas reales de la muerte de Pollán. Sí sabemos que aunque era diabética con hipertensión, ambos cuadros estaban bajo control y no necesitaba inyecciones de insulina regulares. De hecho, estaba saludable sólo semanas antes de su muerte, según amigos y familiares. También sabemos que mientras más tiempo pasaba bajo cuidado médico estatal, más se enfermó.
No es sorprendente que la oposición cubana tenga sospechas sobre la muerte de Pollán, y sus preocupaciones merecen difusión aunque sólo sea por la naturaleza del régimen totalitario, que aprendió su oficio de la Europa del Este comunista, donde se refinó la práctica de eliminar enemigos mientras estaban bajo custodia estatal.
(Laura Pollán Toledo es pellizcada el 24 de septiembre de 2011; foto de EFE. Comentario añadido por el bloguista de Baracutey Cubano. Laura Pollán, leader of Cuba's Ladies in White, is roughed up by Castro's goons a week before she falls ill.)
A lo largo de la dictadura cubana, las muertes sospechosas —más comúnmente ataques al corazón— de personas que estaban saludables y fueron consideradas desleales con los Castro no son algo completamente extraño. El más famoso fue José Abrantes, un ex ministro del Interior y confidente de Fidel, quien se alejó de su jefe, fue encarcelado y aunque era conocido por su buen estado físico, murió de un ataque al corazón en su celda en 1991. Más de un desertor del interior del régimen ha afirmado que Abrantes fue asesinado.
Pollán lanzó su causa cuando su esposo, Héctor Maseda, fue arrestado, junto con otras 74 personas, en una arremetida en toda la isla contra los disidentes en marzo de 2003. En busca de una forma de resistir la injusticia, se sumó a otras mujeres cuyos familiares recibieron largas condenas en la Primavera negra de Cuba. Juntas organizaron un acto simple y pacífico de desobediencia: luego de asistir a misa en la iglesia de Santa Rita en la Habana, marchaban por la calle, vestidas de blanco y llevando gladiolos. El grupo era pacífico y apolítico. Pero para el régimen era peligroso, y por lo tanto hizo lo posible por disolverlo.
Golpizas, detenciones, intimidación y acoso al grupo fueron en vano. Las Damas regresaron una y otra vez a sus prácticas "contrarrevolucionarias": misa dominical, procesiones en silencio, "tés literarios" de mujeres los miércoles en la casa de Pollán, vigilias con oraciones por los perseguidos.
El movimiento adquirió un poder visual enorme, y cuando las imágenes de las damas siendo atacadas en las calles se volvieron virales, la dictadura fue humillada. Los Castro fueron obligados a ofrecerles "liberación" a los prisioneros de la Primavera negra a través del exilio con sus esposas.
Pollán y su esposo lo rechazaron. En cambio, la dama expandió el movimiento en todo el país y prometió convertirlo en una organización de derechos humanos abierta a todas las mujeres. En declaraciones desde la prisión de Guanajay mientras la condición de Pollán se deterioraba, el ex funcionario cubano de contrainteligencia encarcelado Ernesto Borges Pérez le dijo a 'Hablemos Press' que hacer públicos esos objetivos probablemente selló su suerte.
El 24 de septiembre, Pollán fue atacada por una patota mientras intentaba salir de su casa para asistir a misa. Se informó que torcieron su brazo derecho, y fue rasguñada y mordida. Esto es notable porque durante más de un año, las Damas habían alegado que cuando los escuadrones de Castro venían a buscarlas, los matones lastimaban su piel con agujas. Esas mismas mujeres afirmaron que luego se sentían mareadas, con náuseas y fiebre. El periodista independiente Carlos Ríos Otero informó esto para 'Hablemos Press' antes de que Pollán fuera hospitalizada.
Según entrevistas con la hija de Pollán y su esposo y con Soler, realizadas por la organización sin fines de lucro con sede en Miami Directorio, ocho días después del ataque del 24 de septiembre Pollán comenzó a sentir escalofríos ya a vomitar. Con profundo dolor en sus articulaciones al día siguiente, fue trasladada al hospital Calixto García. Luego de una serie de exámenes le dijeron que todo estaba normal y le dieron el alta. El 4 de octubre tuvo fiebre y problemas para respirar. Un antibiótico recetado no ayudó. El 7 de octubre fue ingresada nuevamente al hospital, luego transferida a cuidados intensivos y al día siguiente la conectaron a un respirador.
A su familia le negaron derechos de visita hasta el 10 de octubre, cuando sólo le permitieron la entrada a su hija. Agentes de seguridad estatal rodearon su cama y monitoreaban a los médicos. El 12 de octubre los doctores informaron que tenía un virus respiratorio sincicial, que también se conoce como un resfrío. Obviamente estaba mucho más enferma.
El 14 de octubre murió. Cuando se le permitió ver el cuerpo a su familia, agentes de seguridad estatal otra vez estaban allí, así como en la velación de una hora permitida a la medianoche. En tiempo récord —sólo dos horas más tarde— Pollán fue convertida en cenizas. ¿Quién podría culpar a la resistencia por sus sospechas?
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Este artículo es del 8 de agosto de 2009
Autoridades de la capital responden acerca de servicios de cremación en Ciudad de La Habana
(FRAGMENTO)
En el diálogo con Mercedes, en presencia de Luis Rivero, director Provincial de Servicios Comunales, conocimos que la autorización a cremar a un fallecido, después de la solicitud familiar, la emite Medicina Legal. Nos comenta que el tiempo promedio desde que se solicita ese servicio hasta su ejecución es de 12 horas.
¿Por qué tanto tiempo?
Existe una resolución, la No.128, de 1992, del Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Economía y Planificación, que exige que el cuerpo permanezca seis horas en la funeraria, afirma la directora de Servicios Necrológicos. Luego va a Medicina Legal y de allí al proceso de evisceración, el cual se realiza únicamente en la funeraria de Calzada y K, la cual está cerrada en estos momentos, por lo que prestamos este servicio actualmente en la de Maulines, en Arroyo Naranjo. Finalmente el cuerpo se traslada hasta Guanabacoa.
ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS
Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "MARY ANASTASIA O'GRADY: La misteriosa muerte de u...":
segun el articulo: "Funcionarios del hospital inicialmente afirmaron que murió de un paro cardiorrespiratorio", eso no es noticia, porque cada muerte es la consecuencia de un paro cardiaco por supuesto y la persona acaba de respirar como me dijo un medico cubano; es como una muerte natural. lo que quiero decir es que lo importante es lo que provoca el paro, por eso se necesito una autopsia lo que jamas el regimen dictatorial comunista hizo.
october 24, 2011
A Dissident's Mysterious Death in Havana
Days after a beating by a mob, Laura Pollán fell ill and soon died. She was cremated two hours later.
By MARY ANASTASIA O'GRADY
For more than eight years, the Castro regime tried its level best to silence Ladies in White leader Laura Pollán. Ten days ago Pollán did fall silent. She passed away, after a brief illness, in a Havana hospital.
Hospital officials initially said that she died of cardiac and respiratory arrest. But according to Berta Soler, the spokesperson for the Ladies in White in Havana, the death certificate says that Pollán succumbed to diabetes mellitus type II, bronchial pneumonia and a syncytial virus.
Since there was no independent medical care available to her and there was no autopsy, we are unlikely ever to find out what killed Pollán. We do know that although she was a diabetic with high blood pressure, both were under control and she did not need regular insulin shots. Indeed, she had been healthy only weeks before her death, according to friends and family. We also know that the longer she remained under state care, the sicker she got.
Not surprisingly, the Cuban opposition is suspicious about her demise, and their concerns deserve an airing if only because of the nature of the totalitarian regime. It learned its trade from communist Eastern Europe, where the practice of eliminating enemies while in state custody was refined.
Laura Pollán, leader of Cuba's Ladies in White, is roughed up by Castro's goons a week before she falls ill.
Over the life of the Cuban dictatorship, suspicious deaths (most commonly heart attacks) of otherwise healthy individuals who were considered disloyal to the Castros are not unheard of. The most famous was José Abrantes, a former interior minister and confidant of Fidel, who had a falling out with his boss, was imprisoned, and though known for being fit died of a heart attack in his cell in 1991. More than one defector from inside the regime has claimed that Abrantes was murdered.
Pollán took up her cause when her husband, Hector Maseda, was arrested, along with 74 others, in an island-wide crackdown on dissent in March 2003. Seeking a way to resist the injustice, she joined other women whose loved ones were handed down long sentences in Cuba's Black Spring. Together they organized a simple, peaceful act of disobedience: After attending Mass at St. Rita's church in Havana, they marched in the street, dressed in white and carrying gladiolas. The group was peaceful and nonpolitical. But to the regime it was dangerous. Mobs were unleashed against it.
Beatings, detentions, intimidation and harassment of the group were fruitless. The Ladies repeatedly returned to their "counterrevolutionary" practices: Sunday Mass, silent processions, Wednesday women's "literary teas" held in Ms. Pollán's home, prayer vigils for the persecuted.
The movement took on enormous visual power, and when images of the ladies being attacked in the streets went viral, the dictatorship was humiliated. The Castros were forced to offer the Black Spring prisoners "liberation" through exile with their spouses.
Pollán and her husband refused. Instead she expanded the movement across the country and promised to convert it to a human rights organization open to all women. Speaking from the Guanajay prison as her condition was deteriorating, jailed former Cuban counterintelligence officer Ernesto Borges Pérez told the Hablemos Press that making public those objectives likely sealed her fate.
On Sept. 24, Pollán was attacked by a mob as she tried to leave her house to attend Mass. Her right arm was reportedly twisted, scratched and bitten. This is notable because for more than a year, the Ladies had alleged that when Castro's enforcement squads came after them, the regime's goons pricked their skin with needles. Those same women claimed that they subsequently felt dizzy, nauseous and feverish. Independent journalist Carlos Ríos Otero reported this for Hablemos Press before Pollán was hospitalized.
According to interviews with Pollán's daughter and husband and with Ms. Soler, conducted by the Miami-based nongovernmental organization Directorio, eight days after the Sept. 24 assault Pollán came down with chills and began vomiting. Wracked with pain in her joints the next day, she was taken to the Calixto García hospital. After a battery of tests she was told everything was normal and released. On Oct. 4, she had a fever and shortness of breath. A prescribed antibiotic did not help. On Oct. 7 she was admitted to the hospital, later transferred to intensive care and the next day put on a respirator.
Her family was denied visitation rights until Oct. 10, when only her daughter was allowed to see her. State security agents surrounded her bed and monitored the doctors. On Oct. 12 doctors reported that she had a syncytial respiratory virus, which is otherwise known as a cold. She was obviously much sicker.
On Oct. 14 she died. When the family was allowed to see the body, state security agents were again on hand, as they were at the one-hour wake permitted at midnight. In record time—only two hours later—Pollán was returned to ashes. Who could blame the resistance for its suspicions?
Write to O'Grady@wsj.com
1 Comments:
segun el articulo: "Funcionarios del hospital inicialmente afirmaron que murió de un paro cardiorrespiratorio", eso no es noticia, porque cada muerte es la consecuencia de un paro cardiaco por supuesto y la persona acaba de respirar como me dijo un medico cubano; es como una muerte natural. lo que quiero decir es que lo importante es lo que provoca el paro, por eso se necesito una autopsia lo que jamas el regimen dictatorial comunista hizo.
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