martes, noviembre 22, 2011

Dos de Esteban Fernández: LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ y LA “COCINERA” CUBANA (En el exilio)

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ



Por Esteban Fernández

Después de haber estado toda una vida, como siempre les he dicho, rodeado de ancianos cubanos, me parece que he estudiado por mas de 50 años y me he graduado de esa "CARRERA UNIVERSITARIA" que yo le llamo “Viejitis cubanitis”.

Yo les puedo decir los gustos y creencias de los viejos cubanos. Por ejemplo, según ellos: El paracorto (o shortstop) mejor que ha dada la humanidad: Willy Miranda. Y Tom Lasorda está de acuerdo con ellos. Los boxeadores más populares: Pupy García y Rocky Marciano. La mujer más sexy que ha dado Cuba: Lina Salomé.

El primer y mejor libro anticastrista que leyeron: “Daga en el Corazón” de Mario Lazo. Aunque yo trato de convencerlos de que lean "La Ficción Fidel" de Zoé y "Recuerdos de Aurelio" de Aldo. Según ellos: el Presidente más constructivo que ha dado Cuba fue: Gerardo Machado, aunque no les agradó la prórroga de poderes.

Y aunque estén en desacuerdo con los abortos, el aborto necesario: el que se debió hacer Lina Ruz en 1926; la carne favorita: el lechón, la vianda preferida: la malanga, el automóvil predilecto: el Cadillac, el mejor carro que se ha fabricado: el Chevrolet Impala del 56.

Para los viejos cubanos ¿quién es el hombre más valiente que ha dado Cuba? Antonio Maceo, la playa más bella del Planeta: Varadero, la capital más preciosa del mundo: La Habana de ayer, el hombre más inteligente y patriota: José Martí. Aunque todos aceptan que "Jorge Mañach era una luminaria"

El mejor Cabaret: El Tropicana. Los periódicos mas leídos por ellos en Cuba: Para los más conservadores “El Diario de la Marina” y para los más liberales “Prensa Libre”. Por lo tanto, los periodistas mas distinguidos: José Ignacio Rivero y Humberto Medrano.

Los cantantes inolvidables de los viejos cubanos: Celia Cruz , Benny Moré y Olga Guillot. Yo les discuto que mi preferida era Blanca Rosa Gil; la canción siempre recordada: En el tronco de un árbol una niña grabó su nombre henchida de placer... Y para lo viejos cubanos nadie corre ni correrá más rápido que: Rafael Fortún.

El primer acontecimiento que los volvieron anticastristas: El segundo juicio de los aviadores en 1959. El presidente de Cuba más simpático para ellos: Carlos Prío, el Presidente que más les ha gustado en los Estados Unidos: Ronald Reagan. La mejor película: LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ.

El hecho que más los ha emocionado en los últimos años: Cuando se llevaron al niño Elián González para Cuba... La mejor tienda de ropas del mundo: El Encanto de La Habana.

El pelotero preferido: Martín Dihigo. ¿Después de Cuba los dos países que tienen espacio en el corazón de los ancianos cubanos?: Estados Unidos y España. A estas alturas ¿qué es lo único que adoran los viejos cubanos?: a sus nietos.

¿Cuál es la mejor enfermera que tienen los viejos cubanos?: Sus esposas que los han acompañado por más de 45 años. El pájaro más bello y valiente: El Tomeguín del Pinar. Frutas preferidas: El mamey, la guanabana y el mango. Postre: un trozo de queso con dulce guayaba. Fiesta más disfrutada: la Nochebuena, los mejores actores: Carlos Badías y Enrique Santiesteban, y la mejor actriz de carácter que recuerdan se llamaba: Mary Munné.

El cómico preferido de toda la vida.: Leopoldo Fernández, aunque otros prefieren a Alberto Garrido "Chicharito", los mejores imitadores: Armando Roblán y Tito Hernández, el programa de televisión inolvidable para ellos: El Cabaret Regalías, el primer programa que vieron en la televisión: La Familia Pilón, el verdadero y único deporte: el béisbol, y quizás acepten una buena pelea de boxeo, los equipos preferidos de pelota: Habana, Almendares, los Yankees y el querido Cinci. El mejor programa de radio que recuerdan los hombres: Los Tres Villalobos y las mujeres La Novela del Aire...

El día mas añorado: El día en que regresen a Cuba libre o por lo menos el día en se muera Fidel Castro.

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La “cocinera” cubana (en el exilio).


Por Esteban Fernández.


La mujer cubana cocina bien, pero aclara molesta: “¡Yo no soy la cocinera de esta casa, y mucho menos la criada de nadie!” Eso queda total y absolutamente claro para los hombres cubanos; porque nos lo dijeron nuestras madres prácticamente desde que vinimos al mundo y nos lo sabemos de memoria.

Lo segundo que aprendemos los cubanos es que después de hecha y servida la comida ¡se acabó la democracia y la libertad de expresión en nuestros hogares! Durante la hora que dura la comida vivimos en una zozobra donde no se puede criticar absolutamente nada.

Es “una intimidación” donde no se pueden decir cosas como: “Esto está muy salado o esto te quedó desabrido, o se te fue la mano en el condimento.” Está más que sabido que no DEBEMOS, NI PODEMOS CHISTAR o nos coge la confronta.

Y lo más lindo del caso es que la cocinera cubana nos tienta a “expresar libremente nuestros pensamientos” cada cinco minutos y nos pregunta: “¿Qué tal me quedó eso, te gusta?” y ya los hombres sabemos que “la autocracia culinaria” sólo nos permite tres palabras: “¡Esto está riquísimo!”…

Me contaba un despistado amigo que una tarde un matrimonio cubano lo invitó a cenar y de pronto cometió el grave error de NO RECONOCER la carne que le habían servido. La señora de la casa no le quitaba la vista de encima analizando cada movimiento de su boca queriendo detectar hasta la mas insignificante mueca. Y asustado, se preguntaba internamente: ”¿Esto será pollo o carnero?” Al fin, con tremenda alegría, se encuentra un muslo y se da cuenta que está muy chiquito para ser un muslo de carnero. Suspira hondo, y aliviado dice:”¡Caballero, delicioso, este fricasé de pollo quedó encendido!”…

En la mayoría de las casas todavía no se ha -o había- terminado de comer y ya la mujer pregunta: “Viejo ¿qué quieres comer mañana?” Pero como ya se está pasando la hora del temor, y sabemos que nadie puede sacarnos la comida de la barriga, nos atrevemos a decir: “Que sé yo, ¿no podrás esperar por lo menos a que me haga digestión ­lo que me acabo de comer antes de pensar en la comida del día siguiente?

Ya muchos de nosotros (cuando tenemos cierta edad) no tenemos abuelas, pero cada vez que nos atrevemos a simplemente insinuar que “no nos gusta algo” entonces siempre la mujer saca a relucir a nuestras abuelas y nos dice: “¡Chico, está bien, pero la próxima vez QUE TE COCINE TU ABUELA!”…

Donde la cocinera cubana pierde la pelea y la presión se afloja, es con los hijos. A esos sí los complace en todo. Les riñe, se resiste, se defiende, pero siempre cae rendida ante las majaderías de los fiñes. Y aunque repita un millón de veces el estribillo de que “ella no es esclava de nadie”, cuando es uno de sus hijos el que echa a un lado un tremendo bisté, ella viene y le dice: “Mi cariño, ¿tú quieres que te haga otra cosita?”…

Cuando el ama de casa cubana llegó de nuestra Patria, se mantuvo firme en la increíble costumbre de cocinar tres veces al día. Pero al correr de los años, poco a poco se ha ido quitando esa carga de encima. En su beneficio ha surgido la creencia generalizada de que “todo hace daño”, y después vino aquello de que ”todo el mundo quiere estar a dieta.”

Entre “esto hace daño y lo otro engorda mucho”, la escasez de tiempo porque ella trabaja en la calle a la par que su esposo, el marido comiendo “lunch” fuera, la excusa de que “ya los muchachos no paran en la casa” y el respaldo absoluto que recibe de El Pollo Loco, Burger King, Domino’s Pizza, y más restaurantes cubanos abriendo en todas partes cada día, la cocinera cubana va camino acelerado a la extinción.

Y nosotros los cubanos contentos porque también estamos saliendo del “terror de las horas del desayuno, almuerzo y cena”, y cuando comemos fuera nos podemos dar el lujo de ¡hasta devolverle la comida al mesero si no nos gusta! Y encima de eso, tenemos la oportunidad de congraciarnos con nuestra esposa y decirle: “¡Tú cocinas mejor que esta gente, mi amor!”…