LA REVOLUCIÓN CUBANA Y SUS ENEMIGOS
Tomado de http://www.lanuevanacion.com
LA REVOLUCIÓN CUBANA Y SUS ENEMIGOS
Por Ernesto Aquino Montes
Tener enemigos puede ser una buena razón para inventar una causa; o también, una buena causa para los que nunca tuvieron la razón. Cómo si no, podrían justificar sus necesidades inconformes las naturalezas insatisfechas nacidas de la infidelidad y la humillación. Para eso se hacen las “revoluciones eternas”: Para aliviar la hipertrofia emocional de las almas retorcidas; para que lleguen al poder, y se perpetúen, esos engendros que la pobreza fecunda en el útero huérfano de la indecencia. Fidel Castro –prófugo del descuido- es un elegido del odio; un ser humano a medias. Una criatura a quién le extirparon la infancia para que su niñez no fuera víctima de su maldad insaciable. Fidel Castro ES EL ENEMIGO. Él, y toda la tribu de edecanes que amamantó su cobardía, desangraron los beneficios públicos y apuñalearon, con sus lujos y privilegios escandalosos, la confianza ingenua y el trabajo honrado del pueblo que puso su fe en la “Revolución Salvadora”.
Acusar de traidores a los que rompen filas y abandonan su lugar en el rebaño, es desconocer la importancia de la herencia: Traicionar a la “revolución”, es el tributo más alto que se le puede rendir al legado histórico de su máximo líder. -Al ciudadano común, se le puede acusar de dejarse confundir por los “cantos de sirena” del “Imperialismo yanqui”- acusación que demuestra la fragilidad de los “Coros gregorianos” del socialismo-, pero es un disparate considerar en la misma categoría a los beneficiarios del régimen.
¿Qué sucedió, con esos hombres y mujeres que alcanzaron los más elevados cargos, grados militares y títulos honoríficos? ¿Dónde falló el adoctrinamiento?: ¡Qué débil resultó la ideología! ; ¡Qué frágil la propaganda despiadada! Como sentenció el Padre Félix Varela, “La inmoralidad nunca produce sino males, y el que empieza por robar nunca consigue convencer”. ¿Qué tipo de trastorno existencial afecta la moral del revolucionario, hasta el punto de llevarlo a abandonar su “incondicionalidad” y convertirlo, de aguerrido y heroico defensor de la “revolución”, en indigno, traidor y enemigo?
No hay misterio, ni oscuras razones. El origen del mal está en la propia naturaleza del sistema; en su incapacidad congénita, su carencia de virtudes y su parasitismo insuperable. La Revolución, no fue enemiga de la libertad, sino una víctima de todos los que se sirvieron de ella. Pero la muerte honrosa de los que sacrificaron su vida por la causa sin mancha, está pariendo hoy nuevas vergüenzas, y sólo se detendrá cuando ponga, en los brazos de la Patria para Todos, el fruto de la Libertad definitiva.
Después de 50 años de practicar - con cuidadosa aberración- la política del brete, el gobierno de Cuba tendrá que responder a la más extraña forma de “agresión” que haya podido concebir su deshidratada psicosis de guerra. Una nueva “crisis de los misiles” vuelve a producirse en el Caribe; esta vez, nada tiene que ver la demencia congénita de un “Iluminado” homicida. Se trata, sin dudas, del mayor peligro al que puede enfrentarse el socialismo del párkinson.
El Presidente norteamericano Barack Obama, asesorado por el pentágono de la razón y “armado hasta los dientes” de buena voluntad, ha comenzado a emplear la más poderosa “arma de exterminio” contra los poderes despóticos: La Democracia Nuclear: Una especie de oxígeno que al ser respirado por los pueblos produce una afortunada asfixia en las tiranías. El fuego de los cañones ha sido reemplazado por “peligrosas” ojivas humanitarias que amenazan con desarmar, para siempre, el lenguaje beligerante de la intolerancia comunista que ha malogrado otros intentos de conciliación por parte de los Estados Unidos. Los primeros “disparos” de entendimiento, en esta nueva ofensiva, han sido realizados –como siempre- desde la Casa Blanca -¡sin condiciones!-.
Un grupo de restricciones quedaron sin efecto, y otras posibilidades de desarrollo han sido puestas al alcance de Cuba, haciéndose realidad el cumplimiento de algunos de los compromisos que se ha propuesto el presidente norteamericano en su programa de política exterior. Los consignatarios del Apocalipsis, insultados ante la posibilidad –inaceptable- de que desaparezca su enemigo histórico y se produzca su invalidez existencial, han respondido con su acostumbrada retórica vegetativa. El uniperiodismo monotemático, que es el mayor logro de la prensa oficialista en Cuba, ha delegado el aburrimiento de su intrascendencia en un nuevo genio de la informática del ripio.
Una de las abstracciones enigmáticas del simbolismo conceptual de la semántica socialista lo constituye, sin dudas, la palabra “reflexiones”, nombre con el que se pretende calificar lo que a todas luces no pasa de ser una latosa rabieta bufonesca y canalla, de la incapacidad y la esclerosis de su autor, quien se aferra, desde su lecho de Vedette Desmantelada, a las antiguas libaciones de un poder del que sólo conserva la suerte de no morir ajusticiado.
Ante el espectáculo desolador de un país destruido, por la jardinería despiadada de un gobernante brutal que ha estafado la prosperidad de su pueblo con la amenaza de un enemigo que nunca existió, acuden a mi mente los últimos versos de un poema que con fina ironía preguntaba: “En medio de tanta ruina / a quién debo combatir /a la triste mariposa / o al jardinero SENIL”.
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