Dora Kramer: Dilma Rousseff en Cuba: "Donde dije digo, digo Diego
Tomado de http://cafefuerte.com/
Dilma Rousseff en Cuba: "Donde dije digo, digo Diego
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, durante un encuentro con el gobernante Raúl Castro
Por Dora Kramer*
Jueves
02 Febrero 2012
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En cuestiones importantes, especialmente las relacionadas con la política y las relaciones con el Congreso, quienes hablan son sus asesores, ministros bajo condición del anonimato y el conjunto de voces que conforman la entidad "Palacio de Planalto".
La misma Dilma Rousseff rara vez dice lo que piensa. Para ella, existe la ventaja de ser capaz de cambiar de posición en el medio del camino, atribuyendo a otros la divulgación de intenciones que nunca habrían sido suyas. La reforma ministerial es un ejemplo actual, aunque hay otros.
No vale para Cuba
No es el caso, sin embargo, del tema de los Derechos Humanos. Sobre él, Dilma fue siempre concluyente. Como en la entrevista que concedió a The Washington Post poco después de ser electa: "Tras haber experimentado la condición de presa política, tengo un compromiso histórico con los que fueron o son prisioneros solamente por expresar sus puntos de vista, sus opiniones".
Y para que no se dijese que su posición
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Sólo que no vale, por lo visto, para Cuba, donde la Presidenta se negó a reunirse con los disidentes, ya que, de acuerdo con el canciller Antonio Patriota, no es una cuestión prioritaria para aquel país. Tampoco lo era para el gobierno de Brasil cuando Dilma y otros tantos combatían contra la dictadura y jefes de estado (Jimmy Carter, de Estados Unidos, por ejemplo) intercedió, comprendiendo cuán prioritario era el tema de los Derechos Humanos para la dignidad de la nación.
Dictaduras amigas, dictaduras enemigas
La declaración de la Presidenta en La Habana, sobre la responsabilidad multilateral y la imposibilidad de "tirar la primera piedra" es una mera tergiversación. Sugiere la existencia de dictaduras amigas y dictaduras enemigas.
Una forma de generalizar el tema para desviarse de un caso específico, cuyo significado es sólo uno: el gobierno brasileño pone a sus relaciones fraternales con la dictadura de Castro, y todo el simbolismo que tenían para la izquierda del PT [Partido de los Trabajadores], por encima del derecho universal a la libertad.
Y también por encima de ese "compromiso histórico con los que fueron o son prisioneros sólo por expresar sus opiniones", con el que Dilma empeñó su palabra.
* Columnista del sitio Estadão
Traducción: CaféFuerte
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