domingo, abril 15, 2012

ERNESTINO ABREU: NUESTRO DON QUIJOTE DE LA MANCHA

ERNESTINO ABREU: NUESTRO DON QUIJOTE DE LA MANCHA



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Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com

"Sancho, por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida". Don Miguel de Cervantes Saavedra en el Don Quijote de la Mancha.



La historia de las luchas por nuestra libertad, desde Carlos Manuel de Céspedes hasta Orlando Zapata Tamayo, está llena de patriotas que vivieron y murieron en concordancia con esta sabia y edificante máxima de Cervantes. Pero, recordando la frase lapidaria del italiano Aldo Baroni sobre que "los cubanos son un país de poca memoria", es importante que, de vez en cuando, repasemos sus capítulos no solo para enaltecer a sus héroes sino para aprender de sus enseñanzas. En este trabajo vamos a enaltecer a uno de esos héroes.

Este es el caso de un hijo genuino del campo cubano que nació hace más de ocho décadas en una pequeña finca ubicada en una zona conocida como La Montaña a unos17 kilómetros del pueblo de Jagüey Grande, en la provincia de Matanzas, Cuba. El padre y ocho hijos trabajaban de sol a sol para extraer sustento de una tierra pedregosa y árida donde no crecían más que la piña y el plátano. Pero uno de los varones miraba más allá de los linderos del conuco que ponían límites a su capacidad para mejorar su futuro personal y a su vocación de servir a sus semejantes.

Con apenas 16 años, el muchacho negociaba todos los días a lomo de caballo los 34 kilómetros de ida y regreso a Jagüey Grande para completar los cursos que le permitieran acceder a una educación superior. Fue así como logró ingresar primero en la Escuela Técnico Industrial de Rancho Boyeros y, más tarde, en la Escuela de Artes y Oficios de La Habana donde unos años más tarde se graduó de Químico Industrial. En 1955, a los 31 años de edad, el joven campesino con voluntad de hierro se graduaba de Ingeniero Agrónomo en la Universidad de la Habana. Su nombre, Ernestino Abreu Horta.

¿Por qué he comparado a este hombre con Don Quijote, el caballero andante que se impuso como misión deshacer entuertos para contribuir a una humanidad más justa? Muy simple. En 1959, la vida le sonreía y se multiplicaban las oportunidades de recoger el fruto de sus esfuerzos para su beneficio y el de la familia que ya había empezado. Como el 90 por ciento de nuestra clase media podía haberse dedicado a hacer dinero y olvidarse del hambre de nuestros guajiros, del asesinato de nuestros jóvenes, de los fusilamientos sin juicio y de las violaciones de nuestras libertades por unos nuevos tiranos disfrazados de libertadores. Pero la sensibilidad de este hombre no le permitía permanecer indiferente ante la injusticia y puso el acero de su voluntad al servicio de Cuba y de los cubanos.

(Ernestino Abreu)

Como Don Quijote rechazó oportunidades de prosperidad personal e hizo caso omiso a quienes le aconsejaban cautela. Como Don Quijote emprendió batalla contra unos molinos de viento representados por las mentiras, los engaños y las falsas promesas de un régimen aplaudido en ese momento por la mayoría del pueblo cubano. Pero Abreu, como lo ha demostrado a lo largo de su vida fructífera, no es un hombre que sigue encuestas sino los dictados de conciencia. Su respuesta a los fusilamientos masivos y sin juicio de Raúl Castro en Santiago de Cuba fue comenzar a conspirar el 5 de enero de 1959. Diez meses más tarde era nombrado Coordinador del Movimiento de Recuperación Revolucionaria en la provincia de Oriente.

En agosto de 1960 se muda para su provincia natal de Matanzas con la encomienda de preparar las condiciones para recibir la invasión que ya se organizaba en el exterior. El 20 de diciembre de 1960 abre un frente de guerra en la Finca Prendes, propiedad de su hermano Wilfredo en la zona de La Montaña. El 17 de abril de 1961 es sorprendido por una invasión cuya desorganización condujo al fracaso que dio al traste con nuestras esperanzas de libertad y consolidó la tiranía de los hermanos Castro. Tres semanas después se asila en la Embajada de Brasil para escapar de las garras de quienes lo buscaban frenéticamente para llevarlo al paredón de fusilamiento, tal como hicieron con dos de sus lugartenientes Abilio Abreu y Julián Sotolongo García.

Pero, como todos los iluminados por un ideal, este hombre no hacía concesiones al descanso mientras su pueblo permaneciera esclavo. En septiembre de 1963 construye e inaugura con fondos proporcionados por Washington nuevos campamentos de entrenamiento militar en una Nicaragua solidaria entonces con la libertad de Cuba. Año y medio después los campamentos son cerrados por negación de los fondos a consecuencia de cambios en la política norteamericana, los patriotas cubanos quedamos una vez más a la deriva y el Ingeniero Abreu tiene que enfrentar la realidad de alimentar a una familia de ocho personas. Durante los próximos 14 años fomenta plantaciones de arroz, administra centrales azucareros y se convierte en millonario con el fruto de su trabajo.

En 1979, añorando el calor de sus hermanos de exilio, muda su familia para Miami y pone capital y energías en la entonces próspera industria de la construcción. Pero, cuidado porque este hombre jamás se ha resignado a estar alejado de la lucha por la libertad de Cuba. En Miami, lo mismo aporta fondos personales para financiar incursiones militares contra la tiranía que da empleo en sus empresas a compañeros en la lucha por la libertad que proporciona ayuda económica sin hacer ostentación ni alarde a sus compatriotas más necesitados. De todo esto yo fui testigo de excepción.

Cuando hablamos con este hombre sentimos una especial emoción porque estamos en presencia de un ejemplo vivo y una versión contemporánea de aquellos hermosos mecenas de nuestra guerra de independencia Martha Abreu, Miguel Aldama y Francisco Vicente Aguilera. Como Aldama y Aguilera, este Abreu de nuestro tiempo quemó su capital en la pira voraz de la lucha por nuestra libertad. Como ellos, dedicó tiempo y esfuerzo a las organizaciones en la vanguardia de esa lucha. En el caso del Ingeniero Abreu ha sido Secretario General del MRR, Presidente de la Junta patriótica Cubana y Presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos y Azucareros.

Después de una vida larga, azarosa e intensa cualquiera habría dicho que Ernestino Abreu tenía derecho a un bien ganado retiro. Pero no el Don Quijote de este relato que más bien parece una conmovedora epopeya. A los 74 años de edad y después de haber fracasado en un intento dos años antes, Ernestino Abreu emprendió un viaje de 24 horas y desembarcó a las 11 de la noche del 14 de mayo de 1998 en las costas de Cuba.

No iba a dialogar con los sátrapas sino a confrontarlos a tiro limpio, el único lenguaje que entienden estos abusadores de mujeres, asesinos de presos y torturadores de opositores pacíficos. La operación terminó en fracaso y en una condena de 15 años de cárcel para Ernestino porque quienes debían de recibirlo se acobardaron y lo abandonaron a su suerte. No le preguntamos cómo salió de la cárcel a los tres años porque hay secretos que solo pueden beneficiar a los enemigos de nuestra causa.

Como a Don Quijote, los cobardes en Cuba y en Miami le llamaron loco y los envidiosos no mencionan su nombre para no reconocerle méritos. Pero Ernestino no se ha dado siquiera por enterado porque conoce bien la advertencia de Martí a Máximo Gómez sobre "el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres." De hecho, cuando lo visite hace unos días para recopilar datos para este trabajo me encontré a un hombre que no se ha dejado atrapar por el desengaño, la amargura o el resentimiento. Como Don Quijote es un soñador incurable que hace planes para pisar, aunque sea por última vez, su querida tierra cubana. Su Dulcinea es Cuba y su obsesión es contribuir a liberarla del odio, de la tiranía y de la miseria.

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