viernes, junio 01, 2012

LOS FANJUL, LOS CASTRO Y LAS TIÑOSAS CUBANAS

LOS FANJUL, LOS CASTRO Y LAS TIÑOSAS CUBANAS

 


Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
"Donde está el cadáver se reúnen los buitres", traducción hecha por la biblia "DIOS HABLA HOY", del texto original de Mateo 24:28, donde algunos traducen "águilas" en vez de "buitres" porque el término griego AE-TOS puede traducirse de ambas formas.


Hace un par de semanas el exilio cubano denunció con indignación el acuerdo entre la empresa de muebles IKEA y los tiranos de nuestra patria en que, 144 años después de que Carlos Manuel de Céspedes le diera la libertad a sus esclavos, los presos políticos cubanos fueron sometidos a un régimen de explotación y de esclavitud. Las mismas condiciones en que han operado en Cuba durante años numerosas empresas españolas, italianas, mexicanas, inglesas y de otros países que hemos denunciado en muchos de los trabajos publicados por quien suscribe y por muchos de nuestros colaboradores en La Nueva Nación. Creíamos haber denunciado los actos más despreciables de la alianza perversa entre comunistas y capitalistas para enriquecer sus arcas con el sudor, el hambre y la miseria de los pueblos bajo su dominio. Pero eso fue hasta que llegaron a nuestro conocimiento detalles sobre las conferencias impartidas en Washington por el cuentista a sueldo de la tiranía, Eusebio Leal, quien se presenta con el pomposo título de Historiador de la Ciudad de la Habana.

En la primera fila de la conferencia pronunciada por Leal en el Brookings Institute estaban dos miembros notorios de la élite empresarial y política cubana del exilio. Alfonso Fanjul, generoso contribuyente a campañas políticas de ambos partidos con especial énfasis en el Partido Demócrata y Paul Cejas, Embajador en Bélgica durante la presidencia de su amigo Bill Clinton. Si, el mismo Clinton que le regaló al dinosaurio decrépito el trofeo del infeliz Elián González. En el curso de la conferencia, sabe Dios con qué objetivo, Leal se encargó de acentuar los lazos de Fanjul con los tiranos cubanos cuando dijo que, cuando los presentaron en uno de los viajes del potentado a la Habana, éste le había dicho: "Nada vengo a reclamar a Cuba. Solo quiero que me digan en que puedo ayudar".

(Alfonso ¨Alfi¨ Fanjul  Gómez-Mena)

Y, sin dudas, para un régimen de ladrones e incapacitados que únicamente ha logrado sobrevivir por más de medio siglo vendiendo nuestra soberanía a la Unión Soviética y manipulando la vanidad del grotesco simio de Barinas, la ayuda de Fanjul, de Cejas, de Saladrigas, de Ortega Alamino y de sus adláteres de menor cuantía resulta crucial en estos momentos en que el régimen se encuentra en su fase terminal. Sobre todo ahora que se les mueren el maestro cubano y el discípulo venezolano, que el "presidente" analfabeto ya no tiene un libreto para seguir engañando al pueblo y que la vocera más visible de la tiranía es una mujer grotesca, degenerada y cínica cuyo auditorio está limitado a unos infelices que imploran una porción de respeto para sus preferencias sexuales. La Mariela que dice que, si fuera norteamericana, votaría por Obama. Un privilegio del que no han disfrutado nunca los cubanos bajo la tiranía de su padre y de su tío.

De esa fase terminal del régimen es de lo que quieren aprovecharse estas tiñosas cubanas que se aprestan a devorar la carroña del cadáver de la patria. Quieren crear una cabeza de playa empresarial que les permita adelantarse a otros inversionistas que hoy se inhiben por cuestión de principios. De esta manera serán los primeros en medrar cuando se produzca la caída inminente de la tiranía. A ellos no les importa el hecho de que, con su asociación con los tiranos, podrían estar prolongando la vida del régimen y, con ello, el martirio de su pueblo. Pero ellos ni tienen patria ni se sienten parte del pueblo de Cuba. Como Ortega Alamino se consideran una aristocracia intelectual y acaudalada que no tienen que rendir cuentas nadie. Para eso tienen sus gigantescas cuentas bancarias con las cuales comprar la obediencia y la complicidad de nuestros futuros gobernantes.

¿De dónde ha salido toda esta estrategia? Pues de la Trilateral Commission. Para quienes no estén al tanto, esta es una organización internacional que fue fundada en 1973 por David Rockefeller y un grupo élite de banqueros, empresarios, políticos y académicos de Europa, Japón y América del Norte. Con su inmenso poderío financiero los miembros de la Trilateral Commission financian y controlan organizaciones tales como el Council of Foreign Relations, el Brookings Institute y el National Trust for Historic Preservation. Esta gente no está interesada en un gobierno mundial con una estructura visible que los sujetaría al escrutinio público. Su objetivo es crear un Nuevo Orden Mundial donde estos señores, sin ser gobierno, decidan los destinos de las naciones comprando la obediencia de sus gobernantes de turno.

Por eso, desde hace cuatro décadas, David Rockefeller lo mismo es anfitrión de Fidel Castro durante sus viajes a Nueva York que financia campañas de la izquierda norteamericana apoyando a candidatos como McGovern, Carter, Mondale , Gore y Kerry. Cuatro de ellos fueron rechazados en forma contundente por los votantes norteamericanos y el único que llego a la Casa Blanca demostró estar más preparado para cultivar maní en su nativa Georgia que para enfrentar los retos de un mundo empecinado en la destrucción de los Estados Unidos. Para su fortuna, Barack Obama fue la respuesta de esta élite manipuladora a las repetidas derrotas en las urnas durante casi tres décadas. Esta es también la respuesta a quienes se preguntan cómo fue posible que en menos de diez años, Obama pasara de mal pagado organizador comunitario a presidente de la nación más poderosa del mundo.

Tomando una página del libro de juego de Rockefeller surge esta iniciativa para una alianza estratégica con la tiranía. De ahí la benevolencia del Papa con los Castro, la conferencia de Ortega Alamino en Harvard, las reuniones secretas de empresarios católicos en La Habana y la política de apaciguamiento de Obama hacia el régimen comunista de Cuba. En cuestiones determinadas por personas con este poderío político, religioso y financiero las cosas no ocurre por accidente. No ocurren por casualidad sino por causalidad. La causa es que alguien o algunos con considerable influencia en los centros de poder internacionales están coordinando una ofensiva conjunta desde Washington y el Vaticano para lograr un cambio sin violencia en Cuba.

Un cambio cosmético donde el pueblo reciba una mínima dosis de libertad y los empresarios una gigantesca dosis de enriquecimiento espurio sobre las espaldas de un pueblo esclavizado. En esto Alfonso Fanjul tiene una vasta experiencia como lo demuestra su explotación de los centenares de haitianos que trabajan por sueldos miserables en sus plantaciones de la República Dominicana. Para Fanjul y sus compañeros en esta ignominia no hay diferencia entre cubanos y haitianos a la hora de enriquecer sus arcas. Porque esta gente no tiene patria, les quedan estrechas las fronteras nacionales, su motivación es la avaricia, su meta el enriquecimiento a cualquier precio y no tienen otra ideología que el egoísmo en grado superlativo. Por eso son incapaces de sentir compasión por las víctimas de la tiranía y se paran sobre los cadáveres de nuestros mártires para adelantar sus agendas personales.

Esta es una afrenta que el pueblo de Cuba tiene que castigar cuando se produzca nuestra redención cercana y a todas luces inevitable. Contra esta gente se impone un castigo ejemplarizante mucho más drástico que cualquiera que apliquemos a los mercaderes extranjeros. Estos últimos, aunque culpables y merecedores de castigo, podrían tener el atenuante de su extranjería. Pero los Fanjul, los Cejas, los Saladrigas y los Ortega Alamino tendrán que cargar con el agravante de haber esclavizado a sus propios compatriotas, asesinado las ansias de libertad del pueblo de Cuba y traicionado a la patria en su momento de mayor desgracia.