Carlos Alberto Montaner: La verdadera diferencia norteamericana
EE UU tiene mucho que aprender de algunos países europeos y asiáticos. Y el mundo tiene que aprender de EE UU.
Por Carlos Alberto Montaner
03-09-2012
Paul Ryan ha sido la fulgurante estrella republicana en la convención que acaba de terminar en EE UU. Lo llaman el nuevo Reagan. Su mentor fue el ya desaparecido Jack Kemp, un exfutbolista que se convirtió en una de las cabezas económicas del Partido Republicano y alguna vez acarició la idea de ser presidente. Ryan juega con la idea de cumplir ese destino, primero como vicepresidente de Romney y luego por su propia cuenta.
De Kemp, de Reagan, y de una vieja tradición política nacional, Ryan sostiene la idea del "excepcionalismo" norteamericano. No quiere que EE UU se parezca a Europa. El planteamiento básico es que el país no debe convertirse en un Estado Benefactor aumentando el gasto público y los impuestos, como supuestamente hacen los europeos, pero tal vez es demasiado tarde.
El Gobierno norteamericano ya consume el 40% del PIB, mientras los países más prósperos de Europa aproximadamente gastan el 50%. (Menos Suiza, uno de los más exitosos, que apenas invierte el 33 %.) Es verdad que los norteamericanos pagan menos impuestos, pero también reciben menos servicios.
La idea de la decadente Europa se trata de un monumental error de percepción. Hay aspectos de la vida europea que superan notablemente a EE UU. La nación, sin duda, tiene el primer ejército del mundo, sus mejores universidades están a la cabeza del planeta, los científicos y técnicos son casi insuperables, y el aparato productivo de la nación es el más denso y sofisticado de cuantos han existido en la historia.
Pero cuando la empresa norteamericana CNBC le encargó a unos expertos la objetiva clasificación de las 30 ciudades más habitables del mundo, éstos se guiaron por nueve categorías relevantes —salud, ingresos, clima, seguridad etc.— y encontraron que casi todas eran europeas, canadienses, australianas y neozelandesas. Solo dos ciudades norteamericanas podían competir y comparecían al final de la lista: Honolulu era la número 29 y San Francisco la 30. Las cinco mejores eran Viena, Zurich, Auckland, Munich y Dusseldorf.
The Economist, la gran revista, hizo lo mismo con los países y su pesquisa la llevó a colocar a Estados Unidos en el puesto número 13. Había mejor calidad de vida (por orden) en Irlanda, Suiza, Noruega, Luxemburgo, Suecia, Australia, Islandia, Italia, Dinamarca, España, Singapur, Finlandia y, por fin, Estados Unidos. (En el Índice de Desarrollo Humano que publica la ONU, en cambio, sólo tres países anteceden a Estados Unidos: Noruega, Australia y Holanda.)
Si lo que se mide es la honradez de su sector público, sucede algo parecido. Transparency International, en una escala en la que 10 sería la mejor puntuación posible y 1 la peor, le asigna más de nueve a los cuatro países escandinavos, y más de 8 a Alemania y a Canadá. Estados Unidos, con 7,1 no está nada mal, pero no forma parte del pelotón de las naciones más escrupulosas con el dinero que les entregan los ciudadanos.
En el tema educativo los resultados son mixtos. En general, EE UU tiene las mejores universidades al nivel de estudios posgraduados, pero la enseñanza media es mediocre. Cuando la OCDE —la organización de las naciones más desarrolladas del mundo— mide los conocimientos de los jóvenes en matemáticas, lectura y ciencias, encuentra una docena de países que obtienen mejores resultados que EE UU. Corea del Sur y Finlandia son los dos mejores.
Lo que quiero decir es que EE UU tiene mucho que aprender de algunos países europeos y asiáticos, de la misma manera que el resto del mundo tiene bastante que aprender del modo norteamericano de investigar, trabajar y vivir.
¿Hay algún aspecto de la convivencia en el que EE UU supere claramente al resto del mundo? A mi juicio, en las oportunidades que tienen los más pobres de prosperar. En el país sigue vigente el llamado "sueño americano", pacto tácito, hasta ahora cumplido, consistente en que si uno trabaja intensamente y cumple con la ley, puede llegar hasta donde su talento y suerte le permitan, e integrarse, al menos, en los vastos sectores de los niveles sociales medios donde acampa el 85 % de los habitantes de la nación. Esa es la verdadera diferencia. Y ya es bastante.
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Una lástima que Carlos Alberto Montaner tenga como "indice" para basar algunas de sus conclusiones en la revista The Economist, conocida por sus posiciones socialistas "moderadas". Negar que Europa esta en total decadencia es algo demasiado "inocente" de parte de Montaner. De todos es conocido la invasión cultural y social del islamismo, futura mayoria en algunos de los mas importantes paises europeos, los cuales ya dejaron de procrear "europeitos" y han aceptado que nesecitan "una infusión de afuera", cultural, politica y social. Y sobre el tema "educactivo", tiene razón Montaner, Estados Unidos todavia no ha alcanzado el sofisticado desarrollo "educativo" europeo, mas conocido como lavado de cerebro, politica y socialmente hablando que aplican muchas universidades de ese continente para modificar e inculcar a "las masas universitarias" de que el estado es "la solución de sus problemas", pero por desgracia, este pais a dado pasos agingantados en esa dirección. Montaner parece on Carlos Alberto Montaner: La verdadera diferencia norteamericana
1 Comments:
Una lástima que Carlos Alberto Montaner tenga como "indice" para basar algunas de sus conclusiones en la revista The Economist, conocida por sus posiciones socialistas "moderadas".
Negar que Europa esta en total decadencia es algo demasiado "inocente" de parte de Montaner.
De todos es conocido la invasión cultural y social del islamismo, futura mayoria en algunos de los mas importantes paises europeos, los cuales ya dejaron de procrear "europeitos" y han aceptado que nesecitan "una infusión de afuera", cultural, politica y social.
Y sobre el tema "educactivo", tiene razón Montaner, Estados Unidos todavia no ha alcanzado el sofisticado desarrollo "educativo" europeo, mas conocido como lavado de cerebro, politica y socialmente hablando que aplican muchas universidades de ese continente para modificar e inculcar a "las masas universitarias" de que el estado es "la solución de sus problemas", pero por desgracia, este pais a dado pasos agingantados en esa dirección.
Montaner parece que no quiere aceptar la decadencia OBVIA no solo de Europa sino tambien de la Civilización Occidental en nuestros días.
¿ Le habra agarrado el "complejo de avestruz"?
saludos
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