viernes, septiembre 21, 2012

Miguel Sales Figueroa: Dos sepelios (Oswaldo José Payá Sardiñas y Pedro Luis Boitel Abraham) en Cuba . Lenguaje y totalitarismo


Nota del Bloguista

Me ha sido de muy grata sorpresa leer nuevamente a Miguel Sales Figueroa, quien escribió durante varios años con el seudónimo de Julián B. Sorel. Sus escritos son excelentes y desde que yo estaba en Cuba disfrutaba, gracias a las ondas cortas que captaba mi radio soviético VEF,  de sus profundos conocimientos históricos. Fue uno de los primeros lectores e impulsores del  blog   Baracutey Cubano. Tengo  orgullosamente en mi poder, desde hace varios años,  un libro de su autoría,  autografiado por él para mi persona.

Pero Miguel Sales Figueroa no sólo ha contribuido con su pluma y con su palabra: sufrió prisión política junto al patriota Luis Zúñiga Reyes por participar en una fallida infiltración armada para derrocar a la tiranía de los Castro.
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http://www.cubaliberal.org/opinion/120725-dosepelios.htm

Dos sepelios






 













Por  Miguel Sales Figueroa
París


Ayer, martes 24 de julio de 2012, la televisión española ofreció algunas imágenes de la misa fúnebre y el entierro de Oswaldo Payá. A estas alturas de la Historia y de Internet, no hace falta explicar quién fue Oswaldo Payá. Es posible que hasta en China algunos internautas curiosos ya estén al corriente de su vida, obra y muerte.

También muchos cubanos de la isla, que hasta hace poco estaban desinformados y apenas sabían quiénes eran y qué hacían los opositores al régimen, se enteraron de que Payá había muerto en un accidente automovilístico. Sabían que la misa en la iglesia de El Cerro y el cortejo fúnebre hasta el Cementerio de Colón eran la ceremonia de despedida a un hombre que había sacrificado lo mejor de su talento y su tiempo vital a tratar de devolverles la libertad y los derechos que el régimen actual les ha confiscado.

Por eso hubo unos 400 que se atrevieron a ir al templo a dar el pésame a su familia y testimoniar, con su presencia y sus aplausos, la admiración que sentían hacia Payá y el agradecimiento que su labor había suscitado. El resto, la masa temerosa, indiferenciada e indiferente, se agolpó por miles en las aceras a ver el paso del cortejo, en un silencio más asombrado que respetuoso. El mismo silencio con que contemplaron la acción represiva a la salida del templo, cuando la policía apaleó y arrestó a tres docenas de disidentes que proferían gritos en pro de la libertad y los derechos humanos.

(Oswaldo Payá)

Estas imágenes me hicieron evocar otro sepelio que tuvo lugar en esa misma ciudad, hace 40 años. En mayo 1972, el dirigente estudiantil Pedro Luis Boitel murió de hambre y de sed en el Castillo del Príncipe, tras una huelga de 53 días. Las autoridades carcelarias le negaron la atención médica que necesitaba y, en sus últimos días, le cortaron el agua.

Aunque en vida Boitel no alcanzó la notoriedad internacional que ha tenido Payá, sí creo que dentro de Cuba su nombre y su figura pública obtuvieron muchísimo reconocimiento entre 1958 y 1960. Había participado en la lucha revolucionaria que derrocó al gobierno de Fulgencio Batista. Luego regresó a los estudios y fue un destacado dirigente estudiantil. En unas elecciones amañadas, el gobierno castrista le impidió acceder a la presidencia de la Federación de Estudiantes Universitarios. Su postura en favor de la democracia y la libertad representaba una amenaza para el régimen totalitario que Castro, con la ayuda de la Unión Soviética, empezaba a implantar en la isla. Poco después Boitel fue arrestado y condenado a 10 años de prisión.

(Pedro Luis Boitel)

Dos o tres semanas después del fallecimiento de Boitel, supe que iba a celebrarse una misa en su memoria, en una pequeña iglesia habanera. Su madre, Clara Abraham, que era una ferviente católica, había logrado que el cura de la parroquia que ella frecuentaba accediera a pronunciar unas palabras sobre Pedro Luis durante el oficio dominical.

Cuando llegué al templo el domingo por la mañana, me sorprendió ver a una feligresía bastante numerosa. Por esos días, acudía a la iglesia muy poca gente. Quien profesaba públicamente una fe distinta del marxismo-leninismo-castrismo era tildado de “desafecto” al régimen y se exponía a la hostilidad gubernamental, que se expresaba mediante la coerción y la discriminación. La gama de medidas era muy amplia: desde la prohibición de cursar estudios universitarios que pesaba sobre los católicos y otros grupos cristianos, hasta la predilección que manifestaban los carceleros por herir con sus bayonetas en las nalgas a los creyentes abakuás que guardaban prisión, como afrenta suprema e indeleble a los códigos de hombría que sustentan esa religión. Pero en aquella pequeña iglesia habanera, en esos días de silencio y represión, se habían dado cita varias docenas de fieles, para –pensé conmovido- despedir a un hombre valiente, que había ofrendado su vida por el decoro y la libertad de todos. 

Una segunda ojeada a la concurrencia me devolvió los pies a la tierra. Los trajes relucientes, las camisas de poliéster y los gruesos cogotes rapados indicaban que por lo menos la mitad de la audiencia estaba compuesta de agentes de la policía política. La torpeza evidente con que seguían los movimientos de la liturgia denotaba lo poco habituados que estaban al oficio religioso. Y entre los amigos y ex presos que habíamos compartido la suerte de Pedro Luis, nadie conocía a ninguno de esos feligreses instantáneos.

;En realidad, quienes  habíamos asistido  a la misa fúnebre para rendir tributo a Pedro Luis Boitel esa mañana de junio de 1972 éramos cuatro personas, que nos sentamos en torno a Clara: dos ex presos políticos y dos parientes de presos que todavía estaban encerrados en La Cabaña. La liturgia transcurrió con normalidad, sin que se mencionara para nada a Boitel. Durante la homilía, el cura se atrevió a decir “rogamos también por el alma de nuestro hermano Pedro Luis, que falleció recientemente”. Lo dijo con suma rapidez y en un tono de voz liso, sin la más mínima inflexión que pudiera, quizá, malinterpretarse como portadora de alguna alusión política.  No hubo cortejo fúnebre ni visita al cementerio porque la familia nunca recibió el cadáver ni supo hasta mucho después dónde lo habían sepultado.

(Clara Abraham)

Cuarenta años separan a los dos sepelios. En la despedida de Pedro Luis Boitel, cuatro amigos acudimos a la iglesia y acompañamos a su madre, en una ceremonia casi clandestina. Ayer, en La Habana, 400 opositores se atrevieron a asistir al templo para despedir a Oswaldo Payá. Y en el entierro ocurrieron los incidentes que mencioné al inicio de estos párrafos.

Esas dos imágenes simbolizan quizá el camino que en cuatro decenios ha logrado recorrer la oposición cubana en su lucha por recobrar el pleno ejercicio de sus derechos cívicos. Según se mire, la copa de la libertad puede parecer medio vacía o medio llena. Pero en cualquier caso, todavía está lejos el momento en que una última gota alcance a colmarla.

Julio 25, 2012

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Por Miguel Sales Figueroa
 Torremolinos

Lenguaje y totalitarismo

Uno de los atropellos más graves que la libertad padeció a manos del totalitarismo en el siglo XX fue la confiscación del lenguaje. La progresía marxista se apoderó de conceptos como democracia, justicia, desarrollo, independencia y modernidad, y los aplicó a realidades que poco tenían que ver con el sentido original de las palabras. A veces, éstas terminaron por significar lo contrario de lo que supuestamente designaban. Y donde la inversión semántica no cuajó, se le añadió al término un adjetivo que potenciaba la superchería. Así tuvimos democracias populares, justicia social, desarrollo humano y una larga lista de vocablos de la neoparla o el neolenguaje (Orwell dixit), que acompañó con su furor al ruido noticioso de finales de siglo.

Quizá lo peor de todo fue que las propias sociedades occidentales consintieron esa metamorfosis lingüística y terminaron por aceptar como buenas, si no las realidades mentadas, sí las etiquetas que las enmascaraban. Y aunque el totalitarismo marxista ya murió su muerte, esa claudicación prosigue en nuestros días. Ejemplo al canto:

Diversos medios de prensa que no son precisamente favorables al régimen de Cuba, publicaron recientemente la noticia de que la hija de un alto funcionario del gobierno castrista había pedido asilo en Estados Unidos. Casi invariablemente el titular de la noticia proclamaba que la muchacha “había desertado”. Como desertar es, en sentido recto, “abandonar el soldado sus banderas” y sólo en sentido figurado y de manera muy infrecuente se emplea para designar la acción de alejarse de amigos o familiares, parecía que la joven en cuestión desempeñaba un cargo militar importante en la isla. Pero resultó que no, que era una simple psicóloga y que aprovechó la celebración de un congreso de su especialidad en México para echar a correr hasta la frontera del Norte, donde mostró a los gendarmes sus pies primorosamente secos y les dijo que tenía una tía en Tampa.

Huelga señalar que el término “desertor” posee una connotación peyorativa. Quien deserta abandona a sus compañeros de armas, a veces en momentos de gran peligro, y por lo general su proceder es sinónimo de traición y cobardía. Al régimen castrista le viene de perillas que la propia prensa occidental tilde de desertor a todo cubano que busque asilo, cuando en realidad, el calificativo más apropiado sería el de prófugo o fugitivo, porque esa persona huye de un país que cada vez se parece más a un vasto presidio.

En Cuba la práctica del neolenguaje socialista ha generado un léxico que, de no ser porque encubre una realidad nefasta, sería para morirse de risa. Así, la cartilla que sirve para racionar los productos de primera necesidad se denomina“libreta de abastecimiento”, la oficina que tramita las peticiones de salida del país recibe el nombre de “Departamento de Inmigración”, los parados o desempleados son “interruptos” y cualquier tarea adicional no remunerada que el gobierno imponga se llama “trabajo voluntario”. (Recuerdo que en la escuela terminamos por calificarlo de “obliguntario”). Un empresario no es un empresario, sino un “cuentapropista” (antes, “merolico”). Los productos que escasean, no es que no estén, sino que “están en falta” y, como para subrayar el paternalismo del Estado, los pocos que venden no los venden, sino que “los dan”. (¿Qué dan hoy por la libreta? es una pregunta que todavía se escucha con frecuencia. En 50 años de racionamiento, a nadie se le ha ocurrido preguntar ¿qué venden hoy por la libreta?).

Algún lingüista futuro se encargará de estudiar la jerga de la era castrista y su función en el dispositivo estatal de represión y propaganda. Con estos apuntes sólo he querido dejar constancia de hasta qué grado la profecía orwelliana se ha cumplido en nuestro tiempo. La aplicación exitosa del neolenguaje y su difusión universal fuera del contexto europeo, auspiciada por la caterva de cómplices, borregos e indiferentes que lo repiten, demuestran su capacidad de trascender culturas y usos idiomáticos.

Como lenguaje y pensamiento son indisociables, la génesis de una cultura de libertad en Cuba quizá deba empezar con la promoción de la higiene del idioma a fin de, parafraseando a Rubén Martínez Villena, despojarlo de la “costra tenaz del socialaje”, para abrir camino a nuevas ideas y maneras inéditas de considerar las cosas. Palabra en libertad: todo un programa de subversión filológica, para socavar una de las raíces más hondas del menguante totalitarismo caribeño.


Septiembre 04, 2012

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

Tambien, no debemos olvidar la militarizacion de los conceptos, al estilo comunista, en la dictadura castrista. por ejemplo, cualquier grupo de trabajadores es una BRIGADA, asi mismo, cada accion a nivel regional o nacional contra el dengue es una BATALLA contra el mosquito aegyptis. egual, los medios de informacion extrangeros hacen una GUERRA mediatica, etc...  

1 Comments:

At 7:57 a. m., Anonymous Anónimo said...

Tambien, no debemos olvidar la militarizacion de los conceptos, al estilo comunista, en la dictadura castrista. por ejemplo, cualquier grupo de trabajadores es una BRIGADA, asi mismo, cada accion a nivel regional o nacional contra el dengue es una BATALLA contra el mosquito aegyptis. egual, los medios de informacion extrangeros hacen una GUERRA mediatica, etc...

 

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